Algunos de los textos de Palabras para el desencuentro los escribió hace 50 años
Ernesto de la Peña presentará el martes su primer libro de poesía
Hago versos porque no creo en el más allá, de esta forma busco respuestas, asegura
Ampliar la imagen El arque�o Leonardo L� muestra La piedra de la librer�Porr�ue representa una biznaga, y que fue hallada durante de la sexta temporada de campo del Proyecto Templo Mayor FOTO Francisco Olvera Foto: Francisco Olvera
La nostalgia, el dolor, el abandono y las preguntas sólo quedan cuando el amor se muere.
El escritor Ernesto de la Peña incluye poemas amorosos y filosóficos sobre la vida y la muerte en el libro Palabras para el desencuentro. Mediante la poesía, el humanista expresa lo que necesita y le inquieta: "mis dudas, mis entusiasmos, mis desilusiones".
La escritura poética del autor es un impulso humano de expresión que surge ante determinadas circunstancias, como los momentos de dolor, de desesperación amorosa, de gran tristeza o también de gran alegría.
En la poesía que escribe el lingüista hay poemas amorosos y de índole filosófica, al respecto comenta, "no creo en el más allá y eso me inquieta mucho, el sentido de la vida y la muerte. No puedo encontrar la respuesta y esto es muy inquietante, doloroso y deprimente, pero también estimula a escribir".
Dentro del trabajo creativo del escritor, la poesía ha sido la más permanente, aunque no se había animado a publicar sus obras antes por miedo a la crítica, pero algunos de los poemas que presenta en este libro, Palabras para el desencuentro, tienen más de medio siglo de haber sido escritos.
Para el autor de Las controversias de la fe, "un poeta que tiene un vocabulario pobre tendrá una poesía pobre, no porque la poesía dependa de la riqueza de vocabulario, pero sí de la riqueza de expresión, que no es lo mismo".
Abunda: "hay poetas que tienen un vocabulario enorme y tienen una expresión muy corta, porque la llamada inspiración es corta también. No es el número de palabras, sino la ductilidad del empleo de las mismas".
En entrevista, el intelectual afirma que los poemas siempre son el testimonio del estado en que se encuentra una lengua. "Cada poeta es un mundo por sí mismo, pero todos ellos, todos nosotros, formamos parte de una tradición, no sólo de una lengua, sino de una tradición poética en la que estamos inmersos".
El hecho mismo de escribir en español -explica- significa estar dentro de un cuerpo enorme de escritura. Las sensaciones que puede tener un poeta del siglo XXI no son las de uno del siglo XVI, ni siquiera la lengua es la misma, ésta evoluciona muy rápidamente.
De la Peña sostiene que en el Siglo de Oro español, generalmente, se podía expresar en un soneto, y ahora para decir varias cosas esta forma resulta estrecha. "Los grandes poemas de estos siglos no están en sonetos".
A decir del escritor, Canto general, de Pablo Neruda; Muerte sin fin, de José Gorostiza; Piedra de sol, de Octavio Paz y la obra de Jaime Sabines, es poesía libre. "Ya la casaca de la poesía rimada, de la poesía medida, y todo eso ya no puede contener ciertas cosas que exigen mayor movilidad de la lengua".
Desde pequeño, Ernesto de la Peña escribió sonetos y romances, y ha tenido la influencia de dos poetas: Dante y Rilke. Señala que la poesía puede darse el lujo de innovar, de crear neologismos y romper las reglas, pues lo ha hecho siempre.
Para Ernesto de la Peña, la poesía actual es narrativa y descriptiva. "Hay mucha descripción y narración, esto lo encuentro como una señal de espera, de encontrar una voz especial que enuncie lo que es el siglo XXI que apenas empieza. Ha sido tan convulsa la historia en los pasados 50 años que es muy difícil que uno la asimile."
Palabras para el desencuentro se presentará el martes 23 de agosto, a las 19 horas, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes (Eje Central y avenida Juárez).