Usted está aquí: domingo 21 de agosto de 2005 Opinión BAJO LA LUPA

BAJO LA LUPA

Alfredo Jalife-Rahme

Juegos de guerra sino-rusos: la sombra del SS 27 Tupol-M

MIENTRAS BABY BUSH competía en bicicleta en su rancho de Crawford, el zar ruso Vladimir Putin emprendía el vuelo desde la base aérea Chkalovsky para probar personalmente, durante cinco horas, el bombardero estratégico Tu-160, con el lanzamiento de un "nuevo misil". Muy activo, el zar Putin participó luego, desde el crucero nuclear Pedro el Grande, en los ejercicios militares de la Armada del Norte en el Mar de Barents (Pravda, 17 de agosto). En tales ejercicios participaron portaviones atómicos y submarinos nucleares, mientras el zar Putin observaba el lanzamiento de un "misil balístico intercontinental" desde el submarino nuclear Ekaterinburg. ¿Se habrá tratado del misil balístico intercontinental de multiojivas nucleares, el letal SS-27 Tupol-M?

IVAN SCHMELEV (Pravda, 18 de agosto), considera que el "ejercicio militar en sí sólo palidece en comparación al contexto de referencia política en medio del cual se lleva a cabo", específicamente contra la imposición del nuevo orden unipolar del unilateralismo bushiano.

CON ANTELACION, a la mitad de julio, Rusia había realizado otro ejercicio militar, Vostok 2005, en el distrito del lejano oriente, cerca de la frontera china, con 5 mil soldados y otros 10 mil efectivos. A nuestro juicio, tanto en poderío militar como en efectivos, el Vostok 2005 y los notables ejercicios de la Armada Norte superan los históricos "juegos de guerra" sino-rusos Misión de Paz 2005, donde China participa con 8 mil soldados y Rusia con solamente mil 800, y que llevan otros significados que han puesto nerviosos a los estrategas de Estados Unidos.

EN MEDIO DE los "juegos de guerra" sino-rusos, Rusia advirtió contra el empleo de la fuerza para detener el programa nuclear irani", lo cual "tendría consecuencias graves e impredecibles (sic)" (Reuters, 17 de agosto); el mismo día, una delegación de militares chinos en Teherán discutió los alcances de cooperación en defensa con Irán (Mehrnews, 17 de agosto): un día después del lanzamiento de los misiles retóricos sino-rusos, en forma simultánea, tanto el zar ruso Putin pidió el cronograma del retiro de las fuerzas militares foráneas de Irak (AFP, 18 de agosto), como un "alto funcionario (sic) del Kremlin" sostuvo el "derecho de Irán a tomar las ventajas del poder nuclear para fines pacíficos, lo que debería ser reconocido internacionalmente" (Arabic News, 18 de agosto).

LOS MULTIMEDIA anglosajones en su conjunto ya no pudieron ocultar los juegos de guerra y admiten en forma repetitiva que se trata de un nítido "mensaje" dirigido a Estados Unidos. The Evening News (18 de agosto) acepta que el "principal objetivo es Estados Unidos". Mark Magnier y Kim Murphy (Los Angeles Times, 17 de agosto) aducen que los "nuevos despliegues de Estados Unidos en Corea del Sur y Japón, así como la centralización de sus operaciones en la isla de Guam, con submarinos nucleares y bombarderos de largo alcance, que forman parte de consolidación de la presencia de Estados Unidos en la región de Asia-Pacífico", han puesto en guardia a Rusia y a China. A juicio de Magnier y Murphy, los juegos de guerra son un "matrimonio de conveniencia" (Nota: si supieran que desde el punto de vista socio-sico-biológico son los más duraderos), ya que ambos manifiestan sospechas mutuas. "Además del peligro de colonización de la inhabitada región del lejano oriente ruso por la pletórica población china", aunque Rusia ha abastecido a China con abundantes armas, "nunca le ha cedido su material militar avanzado", y cuando vende lo hace con restricciones (los aviones caza Su-27 deben permanecer al sur del río Yangtse, lejos de la frontera rusa). Bill Gertz, de The Washington Times (17 de agosto), rotativo vinculado a la dinastía Bush, afirma que "el hecho de que Estados Unidos no haya sido invitado como observador es una señal de la naturaleza antiestadunidense de los ejercicios" y pone en relieve que las simulaciones de desembarco naval y el despliegue de submarinos nucleares y bombarderos atómicos no tienen nada que ver con el combate al "terrorismo, extremismo y separatismo" que ha sido proclamado, cuando las repúblicas centroasiáticas islámicas carecen de acceso al mar. Lo que más tiene nerviosos a los estrategas de Estados Unidos es el empleo de cuatro bombarderos estratégicos rusos con capacidad para disparar misiles crucero nucleares. Lo más interesante es que los actuales juegos de guerra, de duración de ocho días, no son los primeros, sino forman parte de otros tres por venir en el Atlántico, en el mar Caspio y en Uzbekistán.

EN SU CONJUNTO, también, los multimedia anglosajones, mercantilizados hasta la médula, han trivializado a su cuenta y riesgo los juegos de guerra como un salón de exhibición para la venta de armas rusas a China, su mayor comprador de armas y equipo" (Claire Bigg, Asia Times, 20 de agosto). Como que cuatro juegos de guerra en un mes son demasiado para insistir en vender armamento.

DESDE HONG KONG, Philip Bowring (IHT, 20 de agosto) admite que los juegos de guerra representan una señal prístina hacia Estados Unidos que se "extendió" demasiado: ambos le recuerdan a Washington "los límites de su poder global unilateral". También constituye un mensaje a los vecinos del noreste asiático (léase Taiwán y Japón). Considera que "aunque Estados Unidos se retire de otros sitios en Asia central, la perspectiva de una presencia permanente (sic) de Estados Unidos en Afganistán es percibida como provocadora dada la obsesión (sic) de Rusia con su frontera sur y la justificada (sic) preocupación de China por la posesión de tierras occidentales, donde viven etnias diferentes a la raza Han" (léase, la etnia uigur mongol islámica de la provincia de Xinjiang, pletórica en petróleo y uranio). El analista del IHT pregunta pertinentemente "si Estados Unidos tiene suficiente interés de largo plazo en esta región que incite a esta exhibición de fuerza y amistad entre Rusia y China". Desde luego que "Estados Unidos tiene algún (sic) interés en el petróleo y en otros recursos de las repúblicas centroasiáticas, así como en una presencia naval y terrestre cercana a Irán". Pero dadas las actuales circunstancias que padece Estados Unidos en todas sus capacidades, desde militares hasta presupuestales, Bowring pregunta acuciosamente "si no sería mejor abandonar la región y dejar que China y Rusia compitan una con otra para influir, en particular, en Kazajstán e Irán", donde ambas potencias asiáticas tienen "intereses naturales (sic) y permanentes (sic)".

CHINA HA CONSTRUIDO relaciones amigables con las repúblicas islámicas centroasiáticas de Uzbekistán y Kirguizia, independientemente de sus vicisitudes domésticas, como tránsito del petróleo y gas provenientes de Kazajstán. El analista refiere que Asia central, que carece de salida al mar, puede transformarse en una "distracción para el mayor interés de Estados Unidos hacia el Océano Pacífico occidental (y en menor grado del Océano Indico)". Dado el "interés de Japón de que China no obtenga control de Taiwán ni del mar del Sur de China, la perspectiva de que China adquiera de Rusia mayor equipo militar avanzado", resalta el "fracaso de la diplomacia japonesa en superar su mentalidad de la guerra fría".

ES CIERTO: CHINA le ha ganado a Estados Unidos y a Japón la partida en toda la península coreana y está a punto de agregar a Taiwán a su lista, mientras la desestabilización multidimensional del Cáucaso, el mar Negro, el golfo Pérsico, Asia central y el Himalaya, de parte del irredentismo unilateral bushiano, empujó a Rusia contra la pared euroasiática, por lo que no le quedó otra opción que aliarse con China para no caer en la asfixia geopolítica. La pregunta de Bowring es fundamental: "¿con qué tipo de armas avanzadas está dispuesta Rusia a suplir a China?"

NADIE SUEÑA CON que Rusia libre el SS-27 Tupol-M, óptimo misil balístico intercontinental estratégico de varias ojivas nucleares de amplia maniobrabilidad, ante el cual Estados Unidos carece de defensa (ver Bajo la Lupa, 14 de agosto), y que no forma parte de la panoplia ejercitada. Pero sobra y basta con que Rusia exhiba la proeza tecnológica de sus bombarderos estratégicos Tupol-M dotados de misiles cruceros nucleares, así como de sus modernos aviones caza para "amenazar a Estados Unidos y sus aliados de que Rusia es todavía una potencia militar en Asia y en Europa que hay que reconocer". Bowring intenta sembrar cizaña entre Rusia y China al resucitar rescoldos de la historia de hace más de cien años, que ahora no viene al caso sacarlos a la luz cuando han sido superados por los juegos de guerra en curso, los cuales tienen una dedicatoria específica: expulsar a Estados Unidos de Asia central. Bowring concluye atinadamente que en consecuencia de los juegos de guerra, los "estrategas de Estados Unidos desearán (sic) o necesitarán (sic) saber cuánto jugar en la región centroasiática, cuando mejor deben enfocar gradualmente su influencia declinante en preservar la paz (sic) y el equilibrio de poder el océano Pacífico occidental".

EN EL MUNDO en transición, que va del caduco, cuan efímero orden unipolar (plasmado en la agónica globalización financiera feudal), hacia el muy complejo nuevo orden multipolar, rico en yuxtaposiciones y traslapes, donde no cabe el simplismo lineal, los comandantes de los juegos sino-rusos tuvieron la prudencia precautoria de asentar que no estaban dirigidos "contra terceros" y que ni siquiera consideraban constituir un "bloque militar" (China Daily, 19 de agosto). El zar ruso Putin viajará próximamente a Japón, y Rusia aceptó gustosamente en la feria internacional aérea MAKS, cerca de Moscú, la exhibición del poderoso bombardero estratégico B-18 de Estados Unidos (Moscow News, 18 de agosto). Mientras el presidente chino Hu Jintao visitará a su homólogo estadunidense el mes entrante (Diario del Pueblo, 16 de agosto), cuando Beijing y Washington se encuentran a punto de arreglar su contencioso textil. Al unísono, Banco Real de Escocia, Merrill Lynch y la Fundación Li Ka-Shing, acordaron pagar 3 mil 100 millones de dólares por la adquisición de 10 por ciento del Banco de China (Stratfor, 18 de agosto).

"JUEGOS DE GUERRA" sin dislocar los "juegos de paz", parece ser el teorema vigente de la transición geoestratégica mundial.

 
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