Usted está aquí: miércoles 17 de agosto de 2005 Mundo Confiesa el ejército uruguayo que en 1984 cremó restos de presos políticos

También utilizó "trituración", señala informe

Confiesa el ejército uruguayo que en 1984 cremó restos de presos políticos

STELLA CALLONI CORRESPONSAL

Buenos Aires, 16 de agosto. El ejército uruguayo confesó la "cremación en hornos artesanales, completándose por trituración lo que no fue posible cremar", de prisioneros muertos y sepultados en 1984, al final de la dictadura militar que gobernó en Uruguay entre 1973 y 1985, según un informe entregado al gobierno.

La práctica de desenterrar los restos de los asesinados se inscribió en la Operación Zanahoria y figura en el informe entregado el pasado 8 de agosto al presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, que hoy fue parcialmente difundido en el diario La República.

"Con respecto a los restos de los detenidos fallecidos y sepultados en predios militares en 1984, se posee la convicción que se procedió a su exhumación, cremación en hornos artesanales, completándose por trituración lo que no fue posible cremar", informó el jefe del ejército, Angel Bertolotti.

En el documento entregado a Vázquez, Bertolotti advirtió que "no obstante la discreción en la que realizó la citada operación (llamada Zanahoria), se habría llegado a establecer la ubicación final que se determina en cada caso", capítulo que no figura en las revelaciones de La República.

El diario publicó las cartas de presentación de los informes en el ejército, fuerza aérea y armada por los comandantes en jefe de las tres armas, y parte de los resultados de las investigaciones, con fotocopias de los documentos respectivos.

El documento también confirmó que las fuerzas armadas uruguayas realizaron efectivamente dos vuelos clandestinos con prisioneros políticos desde Buenos Aires a Uruguay, y que hubo ocultamiento a la justicia de los casos de muertes por torturas.

En el informe, que fue entregado también a familiares de las víctimas, se menciona que cuando un detenido moría antes, durante o después de los interrogatorios, en algunos casos se reportaba como "fuga" y se elaboraba un falso pedido de búsqueda, para ocultar su muerte.

El documento fue el resultado de una investigación de las fuerzas armadas sobre el paradero y el destino de los desaparecidos de junio de 1973 a febrero de 1985.

La armada, en su turno, describió "procedimientos muy específicos" contra la guerrillas, y aunque negó toda participación en las desapariciones, hay datos suficientes que les imputan a los marinos los casos de 43 militantes.

Organizaciones humanitarias y de familiares de desaparecidos recordaron el papel cumplido por la unidad de fusileros de la armada, cuyos grupos actuaron vinculados con la Escuela de Mecánica de la Armada de Argentina, lo que derivó en la desaparición de una veintena de uruguayos vinculados con los Grupos de Acción Unificadora.

Entre otros, la armada uruguaya está involucrada en la desaparición de Héctor Castagnetto da Rosa, víctima en 1971 de los escuadrones de la muerte que integraba el fallecido capitán de navío Jorge Nade.

Por lo pronto, se amplió de 100 a 300 metros cuadrados el área de búsqueda en los terrenos del batallón 14 del ejército en Toledo, Canelones, de los restos de desaparecidos entre los que figura María Claudia García, nuera del poeta Juan Gelman, desaparecida desde finales de 1976, además de que se reanudaron las excavaciones.

Mientras, el vicepresidente Rodolfo Nin Novoa aseguró que en los informes de los comandantes "los militares ya ofrecieron perdón" por los excesos cometidos durante la dictadura, dijo que hubo "grandes avances" en la búsqueda de restos de desaparecidos y comentó que "el país entró en una etapa que llevará al cierre definitivo de esa página negra de nuestra historia".

 
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