Colocarse en el sexto lugar mundial es una recompensa, consideró Omar Zepeda
Satisfechos con lo logrado en Helsinki regresaron los marchistas mexicanos
Eder Sánchez, complacido por bajar 7 minutos su marca; Horacio Nava pidió tiempo para mejorar
Sin medallas, pero con la satisfacción de haber quedado entre los 10 primeros lugares del mundo, regresaron anoche de Helsinki los marchistas Omar Zepeda, Eder Sánchez y Horacio Nava.
El más feliz fue Omar, sexto lugar en 50 kilómetros, a quien esperaba en el aeropuerto su pequeño hijo Nazareth y su esposa María Elena Piña; los tres se fundieron en un abrazo y lloraron.
"Yo le había prometido la medalla a mi chamaco, pero creo que quedar entre los mejores de mi prueba es una recompensa. Creo que ahí voy, pude haber caminado en 3:45 (horas) y pelear el cuarto lugar, llevaba dos amonestaciones en el kilómetro 30, me frenaron, y lo que cuidé fue que no me descalificaran de la competencia", relató el mexiquense.
Además de haber mejorado su marca, el andarín señaló que esta actuación lo motiva a seguir adelante para alcanzar su ilusión de participar en sus primeros Juegos Olímpicos en Pekín 2008.
"Ya tengo un compromiso doble con mi hijo y quiero seguir trabajando, que no se quede en un sexto lugar mundial, sino en una medalla", dijo Omar, de 28 años, al tiempo que exigió más apoyo para no estar preocupándose por la falta de recursos para lograr una preparación ideal, porque si bien reconoció que ha tenido ayuda, espera que ahora se incremente.
"Tengo ganas, tengo hambre y no me voy a cansar porque mi chamaco desde el principio me lo ha demostrado, sino se cansó para vivir (tras el accidente sufrido), entonces yo no tengo que cansarme para caminar", hizo énfasis, mientras sostenía entre sus brazos a su pequeño, de cuatro años.
El más joven de los tres, Eder, de Naucalpan, se mostró contento por su octavo sitio en los 20 kilómetros, en la que bajó 7 minutos su marca, al participar en su primer Mundial, tras haber dejado hace un par de meses la categoría juvenil, cerrado su ciclo con broche de oro en la Olimpiada Juvenil.
Ataviado con un elegante traje oscuro, el marchista en medio del alboroto habitual del aeropuerto, y de la ruidosa recepción que le brindaron sus familiares y amigos, aseguró que no había faltado a lo promedio de quedar entre los ocho mejores del orbe.
"Estoy muy joven, tengo mucho camino por delante, quiero ser aún mejor, debo contar con el respaldo de las autoridades y que apoyen a mi entrenador, mi padre Víctor Sánchez", agregó.
Por su parte, el de Chihuahua, Nava, de 20 años, impactado por el numeroso grupo de medios de comunicación que deseaban captar sus primeras impresiones, aseguró que ese noveno sitio en los 50 kilómetros era muestra de que son parte de la nueva generación de la marcha mexicana, pero sólo pidió tiempo para ellos, "porque los grandes resultados no se logran de la noche a la mañana", que esperan darlos en la justa asiática.
Sobre las críticas vertidas por el polaco Robert Korseniowski en el sentido de que había crisis en la marcha de México, los tres andarines consideraron que esas palabras se dieron por la molestia del icono de la caminata mundial, ya que los nacionales se mostraron superiores que sus compatriotas.
Con una amplia sonrisa que a más de uno le causó extrañeza, Bernardo Segura anunció que la de Helsinki fue su última participación en los 20 kilómetros, para incursionar el siguiente año en los 50.
Se dijo despreocupado por las críticas que le llovieron: "llevo dos descalificaciones y un abandono, pero ya. A mí me están retirando desde hace seis años y yo sigo aquí, sin interés ni dinero; sólo lo hago para disfrutar".
El también mexiquense advirtió no saber si tendrá futuro en los 50 kilómetros, pero sostuvo que mientras camine por debajo de las 3:47 o 3:48 horas, "no me daré por vencido".
También regresó al país Graciela Mendoza, de 42 años, quien finalizó en el lugar 23 de los 20 kilómetros, y dijo que "mientras la maquinita siga funcionando no me voy a retirar".