"Es orgánico e intuitivo"
Los Tarnawiecki presentaron su cidí Empatía
Empatía es un disco surgido del proceso de diálogo, del juego y la libre asociación de ideas y emociones de Douglas y Antonio Tarnawiecki, padre e hijo, quienes en encuentros casuales comenzaron a tocar y paulatinamente, con base en la improvisación, fueron creando piezas que no se enmarcan dentro de un estilo, lenguaje o formas prestablecidas. "Es orgánico e intuitivo", expuso Douglas.
En entrevista, Douglas, pianista originario de Perú y radicado en México, expresó que es difícil definir su obra. "Por un lado no es nada. No es jazz, no es rock, no es clásico. Es un poco de todo; es todo el bagaje ecléctico que tenemos como lenguaje. Está basado en la improvisación; esa es la esencia.
"Quien improvisa adquiere la máxima responsabilidad, porque requiere mucho de escuchar, dialogar, abrirse al momento. No sabemos, al comenzar, adónde iremos. No todos los músicos lo pueden hacer porque necesitan un parámetro, un punto de partida, un esquema."
Presentaron su disco el pasado jueves en la Casa de Cultura Jesús Reyes Heroles, en el Barrio de Santa Catarina, donde su propuesta fue aplaudida por un público concentrado en lo que salía de esos instrumentos. Douglas al piano y en la zampoña, y Antonio en el cajón peruano, djembé y bacinicófono.
Se escucharon Empatía, Wayno (danza de Los Andes), Luminoso perpetuo, El viento del plumaje, Certeza, que son algunas de las 10 composiciones de ambos. "Estos temas alcanzan a tener una forma", dijo Douglas, quien estudió composición y dirección coral, más una maestría en Nueva York. Compone para ensambles.
Mundos será su segundo disco
Antonio también es peruano, músico, pintor y director de teatro. "También estoy en un grupo que se llama Itinerantes, que toca un jazz con raíces estadunidenses e incluimos instrumentos como la zampoña, la flauta de pan andina. Para Pentagrama preparamos nuestro segundo disco, Mundos. Aparte, dirijo en Ensamble Coral de Coyoacán."
Sobre el porqué hacer música, Douglas dijo: "Tal vez es por la necesidad de hacer arte, de embellecer el entorno, de expresar emociones, de magnificar éstas. Este disco transmite emociones; claro, es como mirarse al espejo. Lo primero es que yo me mire, para luego verme en el otro".
La música que se oye la semejó con un pastel, "pero sólo se escucha una rebanada. Los medios de comunicación reciben una porción distorsionada de todo lo que hay. Nuestro trabajo se inserta en el hecho de que compartimos el mismo mundo, la misma ciudad. Cuando la música no tiene un texto siempre es más abstracta. A unos dirá algo, pero a otros, nada. Es una perspectiva.
"Este disco ya lo presentamos en Perú y a finales de mes lo llevaremos a Europa. Las impresiones que nos han dado son diferentes. Tiene un gran potencial, siempre y cuando quien lo escuche no vaya con una idea prestablecida", concluyó Douglas Tarnawiecki.