Juan Carlos Tedesco, director regional del Instituto Internacional de Planeación
Invertir más en educación no es sinónimo de éxito: UNESCO
Ampliar la imagen Para Juan Carlos Tedesco, funcionario de la UNESCO, la prioridad en cualquier plan de trabajo para mejorar la educaci�n Am�ca Latina debe centrarse en la capacitaci�e los profesores FOTO Jos�u� Foto: Jos�u�
Morelia, Michoacan. Aunque América Latina invierte en promedio la mitad de lo que recomienda la Organización de Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en la materia (8 por ciento del producto interno bruto), subsanar esta carencia no garantiza elevar el nivel de la misma, aseguró Juan Carlos Tedesco, director regional del Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación del organismo internacional, quien destacó que la "prioridad" de cualquier proyecto encaminado a mejorar la educación, deben ser "los maestros".
Al participar en la apertura de la cátedra Jaime Torres Bodet, que organiza el Centro de Cooperación Regional para la Educación de los Adultos en América Latina y el Caribe (Crefal), el especialista argentino detalla que Chile representa un caso emblemático de que invertir más recursos, mejorar la infraestructura, los planes de estudio y aumentar los días de clase no es garantía de éxito.
Desde hace 15 años este país -explicó- ha "hecho todo lo que se recomendaba para mejorar la educación: duplicó el porcentaje de PIB destinado al rubro (ahora está en casi 7 por ciento), triplicó el salario de maestros, aumentó los días de clase, equipó las escuelas y reformó los métodos de gestión, pero cuando midieron los resultados en el aprendizaje se descubrió que no había cambio y la desigualdad educativa no se modificó en nada".
Lo cual demuestra que "au-mentar los recursos es necesario, pero insuficiente", dice Tedesco, quien añade: el problema es que aunque todo lo demás cambie, si el "desempeño de los maestros no varía, todo queda igual". Por ello deben instaurarse "políticas que conviertan a los maestros en actores de un proceso social que construya una sociedad justa", lo cual "no se logra por decreto o con más dinero, y no se da de un día para otro".
De acuerdo con el especialista, en esta experiencia los maestros tuvieron mayores ingresos, pero siguieron haciendo lo mis-mo: "mantuvieron las mismas actitudes, prejuicios y estereotipos, y siguieron pensando que los pobres no aprenden y que los de arriba tienen que seguir arriba, y los de abajo, abajo".
Educar es confiar en el otro
Tedesco, quien se desempeñó entre 1992 y 1997 como director de la Oficina Internacional de Educación de la UNESCO, precisó que algo fundamental es que los docentes tengan "confianza en la capacidad de aprendizaje del otro", lo cual es "fundamental en una sociedad tan segmentada y desigual".
Cuando no se tiene esa confianza, se impone el "estereotipo de que el pobre no puede aprender", y entonces ocurre justamente eso: el maestro tiene tan pocas expectativas en el avance de los alumnos con menos recursos económicos que consigue magros resultados.
En el estudio denominado Pigmaleón, se comprueba que el potencial que el maestro atribuye a sus alumnos influye en el resultado final. Durante la prueba se dijo a un determinado maestro que sus educandos tenían alto coeficiente intelectual, mientras a otro se le informó que los suyos eran "limítrofes".
Al final del curso, el primero tuvo excelentes resultados y el segundo, no, pese a que los alumnos de ambos grupos tenían las mismas capacidades.
En lo que se refiere a los planes de estudio, subrayó que las autoridades educativas de Latinoamérica son muy proclives a cambiarlos en busca de la excelencia académica, aunque esto no reditúa en beneficios, porque la mayoría de veces se hace con base en la "lógica corporativa" de los profesores, que buscan imponer más horas de las disciplinas que ellos imparten.
No obstante, lo que siempre está ausente en las reformas a los planes de estudio es el criterio de las "necesidades de aprendizaje", es decir, "qué necesita saber el alumno en términos de cada una de las materias" para tener éxito profesional.
Tedesco también criticó que en la región se avance mucho en cuanto a poner en papel los cambios curriculares, pues esto "no siempre se ve reflejado en lo que pasa en el salón de clase. Diversos trabajos de investigación que hemos hecho evidencian que pese a que los planes de estudio pueden cambiar enormemente, al comparar cuadernos de años anteriores con los actuales, resulta que los contenidos son muy parecidos.
"Por eso, para que cambie lo que sucede en los salones, se debe trabajar con los maestros", insiste el especialista.
La educación de futuro
Otro error -sostuvo-- es imponer desde arriba planes de estudio sin tomar en cuenta a quienes los ejecutan. Por eso "tienen un éxito muy limitado", lo que "no quiere decir que no deba haber un plan central, porque los objetivos educativos no pueden ser definidos por cada maestro o cada escuela".
Tedesco, autor de más de 10 libros sobre educación, impartió la conferencia magistral Los nuevos pilares de la educación del futuro, y en ella resaltó que de acuerdo con una investigación de la Comisión Internacional para la Educación del Siglo XXI, también financiada por la UNESCO, los principales pilares de la educación en el futuro son "aprender a aprender y aprender a vivir juntos".
El primero sustenta que lo que se aprende ahora de muchas disciplinas, en pocos años será obsoleto, por tanto, los maestros deben ser capaces de desarrollar en los educandos la habilidad de seguir aprendiendo durante toda su vida, "de enseñarles el oficio de aprender". El conocimiento se renueva a velocidad cada vez mayor, al grado de que "algunas universidades empiezan a dar títulos con fecha de vencimiento en carreras consideradas de alto riesgo social, como la medicina, por lo que si la persona no acredita que está actualizada, no se le acredita el título".
Aprender a aprender requiere "contar con una buena formación básica", lo cual no es frecuente en la región. "Hay que invertir 180 grados los patrones sobre los cuales están organizados nuestros sistemas educativos; no hacerlo es tener una bomba de tiempo en términos de resultados educativos", advierte Tedesco, y lamenta que en América Latina el nivel básico sea el más descuidado, por ser el "menos prestigioso" y en el cual los sueldos de los maestros son más bajos.
Segundo pilar
En cuanto a aprender a vivir juntos -segundo pilar-, es un gran desafío para la región, dice, porque es la más inequitativa del mundo, y quienes "acaparan la riqueza no están dispuestos a compartirla", además de que predomina el concepto de solidaridad, asociado a la no competencia, lo que quiere decir que cuando algo se consigue sin esfuerzo hay más posibilidades de cederlo, pero en el caso contrario es prácticamente imposible.
En esta situación, la escuela debe convertirse en un "espacio contracultural", un espacio de socialización opuesto al que predomina afuera, tal y como ocurrió a principios del siglo pasado con el nacimiento de las escuelas laicas y republicanas, inmersas en un ambiente extremadamente católico y poco democrático.
"En la sociedad actual predominan prácticas de socialización donde imperan individualismo, segmentación, competencia, no solidaridad. La escuela y sus maestros deben convertirse en el contrapeso", y en los centros de estudio los maestros pueden convertirse en "actores sociales" que trabajen por la existencia de una "sociedad justa".
Otro aspecto primordial del éxito educativo es que haya propuestas educativas claras. "Sólo teniendo un proyecto se pueden superar las condiciones agobiantes. Una sociedad, escuela o persona sin proyecto no logra salir de determinada situación. Por eso el pedagogo debe fortalecer la capacidad del alumno para que defina su proyecto, lo cual le hace conocer sus fortalezas y debilidades" en el aspecto educativo.