Estado de emergencia pone en riesgo el alto el fuego
En Sri Lanka, Tigres de Liberación rechazan haber matado a canciller
Colombo, 13 de agosto. A pesar de que los Tigres de Liberación de la Tierra Tamil (TLTT) negaron su implicación en el asesinato del ministro de Relaciones Exteriores de Sri Lanka, Lakshman Kadirgamar, las autoridades responsabilizaron a la organización, que había amenazado varias veces al entonces funcionario, férreo opositor a los rebeldes separatistas.
Las autoridades cuestionan además la actuación de los servicios de seguridad, pues según las investigaciones los asesinos actuaron a solamente dos casas del domicilio del funcionario.
El ministro de Relaciones Exteriores, de 73 años, fue ultimado el viernes en la noche por francotiradores, a pesar de que era uno de los miembros del gobierno más protegidos (con un centenar de guardaespaldas de elite) y había declarado públicamente que podía ser blanco de TLTT.
La presidenta de Sri Lanka, Chandrika Kumaratunga, llamó a la calma e instauró el estado de emergencia en el país por un lapso ilimitado, dando amplios poderes a las fuerzas de seguridad para detener y mantener en arresto a sospechosos. La policía cerró las carreteras de acceso a la capital, y helicópteros del ejército sobrevuelan la ciudad; sin embargo, hasta el momento no hay detenidos.
Los TLTT recomendaron a las autoridades buscar "dentro de sus filas" a los culpables, y advirtieron que el estado de emergencia ponía en peligro el alto el fuego que impera desde hace tres años y medio.
En declaraciones a la página web Tamilnet, S.P. Thamilselvan, líder del ala política de la organización, condenó al gobierno de Colombo por haber culpado del hecho a su grupo inmediatamente. Thamilselvan agregó que "hay varias secciones dentro de las Fuerzas Armadas de Sri Lanka que operan con agenda propia para sabotear el acuerdo de alto el fuego".
La Misión de Monitorización de Sri Lanka, compuesta por observadores de Noruega, Suecia, Finlandia y Dinamarca, manifestó su preocupación por el mantenimiento de la tregua tras el asesinato. El jefe de la misión, Hagrup Haukland, calificó el atentado de "acto bárbaro" que supone "un duro golpe a todo el proceso de paz".
Sin embargo, analistas y observadores del acuerdo de paz afirmaron que la tregua se mantendrá, porque ninguna de la partes desea reiniciar la guerra, que ya ha provocado la muerte de 64 mil personas en dos décadas.