BAJO LA LUPA
Duopolio sino-ruso frente a EU: la sombra de Ogarkov
CORRESPONDERA A LOS lúcidos historiadores esclarecer si el imperio estadunidense, expresado como una irredentista globalización financiera feudal que pervivió menos de una década, debió su expansión a la ingenuidad de sus adversarios durante la guerra fría más que a su talento estratégico propiamente dicho.
HAY QUE RECONOCER que todos los engaños propalados por los omnipotentes multimedia estadunidenses (una de las supraestructuras de su poderío conjugadas con la cinematografía que se da el lujo de cobrar las funciones de intoxicación masiva a sus víctimas inocentes, quienes desconocen los alcances desinformativos del eje Hollywood-Wall Street), a semejanza de las serpientes, paralizaron a su adversario soviético anonadado antes de envenenarle.
SI UN PAIS TONTO no puede aspirar a conservar un imperio, tampoco un genuino imperio puede engañar todo el tiempo a todo el mundo. Los británicos y sus infames dos "guerras del opio" del siglo XIX engañaron hasta el cansancio a China, mientras los estadunidenses se burlaron hasta la saciedad de Gorbachov y Yeltsin, dos mandatarios ideales para una decadencia acelerada. De allí que los alcances sicológicos eleven la peligrosidad contemporánea de China y Rusia, dos países humillados en el lapso de un siglo y medio por dos imperios anglosajones (uno de larga duración y menos barbárico, el británico; y uno efímero y todavía más depredador que su hermano siamés, el estadunidense) que la ironía del destino geoestratégico ha reunido para realizar juegos de guerra conjuntos por primera vez en su historia del 18 al 25 de agosto.
CUESTA MUCHO TRABAJO concebir el grado de ingenuidad y pusilanimidad (conste que quien esto escribe es pacifista y abolicionista de las armas nucleares desde hace un cuarto de siglo, pero nada apologista de la rendición cobarde) del mariscal Nikolai Ogarkov, jefe del estado mayor del "ejército rojo" en la etapa de Yuri Andropov (otrora mandamás de la KGB y patrón de Gorbachov, quien tenía una fascinación desbordante por la tecnología estadunidense). En forma extraña, Ogarkov confesó al periodista Leslie Gelb en Ginebra, en 1982, durante las negociaciones nucleares y misilísticas entre Estados Unidos (EU) y la URSS, que las "computadoras" estadunidenses habían derrotado a su país, en su muy peculiar interpretación sobre la Iniciativa de Defensa Estratégica, mejor conocida como la guerra de las galaxias, de la administración Reagan: "No podremos igualar la calidad de las armas de EU durante una generación o dos. El poder militar moderno se basa en la tecnología que a su vez se basa en las computadoras (...) No seremos capaces de alcanzar a EU en armas modernas hasta que tengamos una revolución económica. Y la pregunta es si podemos tener una revolución económica sin una revolución política". El cataclismo experimental de la perestroika (restructuración económica) y el glasnost (transparencia) de Gorbachov se perfilaba en el horizonte con 10 años de antelación. Con razón el zar ruso Vladimir Putin se lamentó no hace mucho que la caída del imperio soviético representó una verdadera catástrofe geopolítica.
SUELE DIFUNDIRSE QUE el periodista Leslie Gelb, quien había sido funcionario de EU sobre el control de armas, conservó el "secreto" (sic) de la confesión derrotista de Ogarkov (¿quién nos garantiza que no pasó de inmediato los datos a Reagan?) y la publicó 10 años más tarde en un clásico artículo: "Asuntos exteriores: ¿Quién ganó la guerra fría?" (NYT, 20 agosto,19 92). ¿Habrá sabido Ogarkov que la guerra de las galaxias, un ardid cinematográfico más que una realidad tangible que todavía no se realiza, había sido un bluff genial de Paul Wolfowitz y Richard Perle, discípulos de Albert Wolhstetter, principal estratega de asuntos nucleares de Reagan?
EN REALIDAD, LOS soviéticos no habían superado su trauma sicológico de la Operación Barbarossa, código de la invasión sorpresiva de Hitler en junio de 1941 que tomó desprevenido a Stalin, según asevera Benjamin B. Fischer. En forma cándida, después del anuncio rimbombante de la guerra de las galaxias, Andropov y Ogarkov temían un ataque nuclear similar a los nazis, ideado por Wolhstetter, Wolfowitz y Perle (Enigma de la guerra fría; Centro de Estudios de Servicios de Inteligencia; CIA; 1997). ¡Decir que ni los estrategas de EU entendieron el grado de derrotismo fatalista de la URSS!
HA PASADO CASI un cuarto de siglo del bluff nuclear de Wolhstetter, Wolfowitz y Perle, que engañó por completo a los genios de la vieja KGB, y tal parece que Rusia, en la fase del zar Vladimir Putin, ha puesto a EU contra la pared, en la etapa aciaga de Baby Bush, si resulta correcta la información de Scott Ritter, anterior funcionario de servicios de inteligencia de EU y su inspector de armas nucleares en la URSS y en Iraq, en un artículo indeleble en The Christian Science Monitor ("Rudo Despertar al Sueño de Defensa Mislística"; 4 enero 05). Ritter tuvo la razón histórica sobre la ausencia de "armas de destrucción masiva" del régimen de Saddam Hussein, lo que le valió una furiosa persecución en su vida privada por la gente perversa de Baby Bush. Según el polémico inspector de armas nucleares, que no es ningún amateur en la materia, la fuerza de misiles estratégicos rusos probó en forma exitosa, en la Navidad de 2004, un misil balístico intercontinental móvil de una versión avanzada del SS-27 Topol-M, lo que "invalidó probablemente la premisa entera y la tecnología empleada en el sistema misilístico de defensa nacional actualmente en vías de desarrollo y desplegado por la administración Bush", y "pone en tela de juicio su abordaje entero para el control de armas y el desarme".
POR IRONIA DE LA historia, ahora la desmembrada Rusia devuelve a EU una sopa de su propio chocolate, pero esta vez en forma real y no cinematográfica, como la anterior. Al revés del cándido Ogarkov, Ritter opina que "en referencia al control de armas nucleares, la supeditación de la administración Bush a la tecnología y su rechazo a la diplomacia han fracasado completamente".
BABY BUSH VACACIONA y cocina barbacoa en su rancho texano de Crawford, cuando el mundo se encuentra de cabeza debido a sus insensatos actos unilaterales, mientras Rusia y China se alistan a sus juegos de guerra a los que han sido invitados los ministros de defensa de los miembros islámicos centroasiáticos de la resucitada Organización de Cooperación de Shanghai (OCS). Con el estatuto de "observadores" asistirán también India, Pakistán, Irán y Mongolia. Es notorio que el nuevo duopolio sino-ruso apunta también la mira al golfo Pérsico, al mar Arábigo y a la Bahía de Bengala, en particular, y al océano Indico en toda su amplitud entre Sudáfrica y Australia.
RUSIA VIENE DE realizar importantes maniobras en el distrito militar del lejano oriente que concluyeron el 24 de julio. Los rusos instalarán un centro regional especial en Khabarovsk y en Vladivostok, similar al de Dagestán (Caúcaso-Norte), según fuentes de la revista muy cercana al oligarca mafioso Boris Berezovsky, en su número de circulación, Nezavisimoye Voyennoye Obozreniye (Revisión Militar Independiente) que coloca al "lejano oriente a la par de Chechenia".
CINCO DIAS MAS tarde al operativo ruso en el lejano oriente, el polaco-canadiense-estadunidense Zbigniew Brzezinski, consejero de seguridad nacional de Carter, afirmó que "Rusia perderá su parte oriental algún día (sic)", en una entrevista a Nezavisimaya Gazeta (también propiedad de Berezovsky). El mismo día de las imprecaciones del furibundo rusófobo Brezezinski, el Ministerio de Defensa de Uzbekistán notificó a EU la exigencia en desalojar la base aérea de Karshi-Khanabad (K2) en un plazo máximo de seis meses fundamental para sus operaciones logísticas en Afganistán. K2 es la única base estadunidense en Asia Central que conecta por vía terrestre con Mazar-e-Sharif (norte de Afganistán).
EL PERIODICO GUBERNAMENTAL Rossiyskaya Gazeta, (2 agosto 2005) dio a entender que la base K2 pudiera ser retomada por el ejército ruso en vísperas de sus ejercicios militares conjuntos con Uzbekistán. El rotativo puntualiza que antes de expulsar a EU, el presidente Islam Karimov había visitado China donde logró una ayuda sustancial por mil 500 millones de dólares para resarcir sus pérdidas por la despedida estadunidense. No hay que perder de vista que Uzbekistán posee pletóricos yacimientos de gas y petróleo que empezará a exportar a su nuevo redentor: China, que sustituye por la puerta trasera a EU. Al respecto, Georgi Derlugian arguye que China ha salido triunfante: "el mapa de Asia Central pronto cambiará en forma irreversible (sic) con la extensión de la carretera transchina. Seguirán nuevos oleoductos. Esto hará a Shanghai estar más cerca de Tashkent que de Washington y aun de Moscú en términos geopolíticos y comerciales" (The Moscow Times; 5 agosto 2005).
EL FEROZ MINISTRO de Defensa ruso Sergei Ivanov, parece dejar atrás las sombras de la Operación Barbarossa y de las dos anteriores duplas ingenuas: Orgakov-Andropov y Gorbachov-Yeltsin. El 28 de julio, Ivanov declaró que la "mayor parte del territorio afgano no está controlado por nadie sino por el talibán" y agregó que Afganistán, donde "no existen operativos militares activos", era un "pretexto" para la "presencia de fuerzas militares en Asia Central". Fulminó que "será bueno definir cuántos años va a durar la guerra en Afganistán: 23, 30 o 250 años", en referencia al montaje hollywoodense de la dupla anglosajona Bush-Blair que transformó a Afganistán en una verdadera narcocracia con el objetivo pérfido de desestabilizar a Rusia y China, quienes han replicado con la sabia sinergia de la fuerza con la prudencia y la astucia, y, sobre todo, la mística para perdurar, triunfar y trascender, lo cual les faltó durante más de siglo y medio -lo cual seguramente les infundió la asombrosa guerrilla iraquí que demostró la futilidad de la mejor tecnología global cuando se defiende la patria y se aspira a la gloria.