Se presenta los jueves en el teatro Benito Juárez; "es un ciclo de jazz, blues y fusión"

Soy para que me vean en vivo; grabar es frío e impersonal: Nina Galindo

ARTURO CRUZ BARCENAS

Nina Galindo (nacida en Los Angeles y naturalizada mexicana) canta hoy mejor que nunca. Tras 25 años de carrera su voz se oye profunda, a veces tersa, siempre marcando el fraseo. Tiene sólo cuatro discos y desde hace más de cinco años que no presenta una nueva producción, pues lo suyo, dijo en entrevista, poco o nada tiene que ver con las versiones de estudio. "Soy para que me vean en vivo", precisó.

Se presenta todos los jueves de agosto en el teatro Benito Juárez (frente al Monumento a la Madre, en Villalongín 15), a las 19 horas. "Es un ciclo de jazz, blues y fusión. El donativo es de 50 pesos, al dos por uno y con descuento con la presentación de alguna credencial.

"Canto piezas de mis cuatro discos y uno que otro tema que no se ha grabado, que no se conoce. Voy acompañada de Jorge García en la guitarra, dirección musical y arreglos; Jorge Velasco en el bajo, y Juan Luis González, en la batería. Como invitada especial, Noemí Mondragón."

-¿Por qué en el teatro Benito Juárez?

-Esto lo organiza la Secretaría de Cultura de Gobierno del Distrito Federal... ahora sí que es el foro que nos dieron. Considero que es un sitio bastante desangelado, pero así son las cosas. A mí me gustan los espacios donde hay estudiantes. Este es el público que más quiero, pero no puedo decir dónde me siento más a gusto. Hay públicos muy diferentes.

"El año pasado estuvimos en el programa Artes por todas Partes, de la Secretaría de Cultura. Ahí nos presentaron en lugares muy raros que acabaron siendo una experiencia muy rica, desde gente de cabecita blanca hasta jóvenes."

Este 2005, precisó, "cumplo 25 años en el rocanrol. Preparamos algo, un concierto, en el que puedan estar algunos compositores y que de ahí se haga un disco, que a lo mejor podría salir cuando sean los 30 años, como están las cosas en la industria.

"En 25 años muchas cosas no han cambiado. Si se decide ser un artista independiente siempre vas a ser de este lado. De pronto hay más trabajo y hay algo cíclico. Vienen las campañas electorales y desaparece el dinero para la cultura y para un montón de cosas."

Al estar "de este lado" su trabajo no ha tenido el apoyo en la difusión de parte de una disquera fuerte. "No es que yo quiera cantar para la regadera. Al contrario, tú quieres que tu trabajo se dé a conocer, pero si no tienes acceso a los grandes medios de comunicación, pues te quedas donde estás toda la vida. Claro, pero tienes la satisfacción de hacer lo que te gusta, lo que te da la gana.

"Te quitas de ciertos aspectos de trabajo con una empresa grande, desde sus contratos leoninos, y de si eres favorita o no. En mi caso, si desde más joven no me interesó vender mi cara, o qué sé yo, menos a estas alturas. Mi trabajo me ha dado grandes satisfacciones. Muchas veces no es lo que uno quisiera. Por ejemplo, llevo sin grabar desde 99. ¡No me gusta grabar! Se me hace de lo más frío o impersonal. Siento que canto mucho mejor en vivo que en un estudio. Lo hago porque es parte de mi trabajo".

No se trata de grabar por grabar, añadió. "Ahora ya cualquiera es compositor, pero no; se trata de un oficio que requiere conocimiento del lenguaje, estar al tanto de la situación del país, etcétera. Entonces... pues está cañón".

Pocos son los espacios en la radio que difunden propuestas como la de Nina Galindo. "Me tocan en Radio Educación o en Radio Mexiquense, pero de ahí en fuera quién. Definitivamente, sin acceso a los grandes medios de comunicación no pasa casi nada. Mi trabajo es mucho de comunicarse de voz en voz.

"La piratería nos daña a los artistas independientes o no, aunque nos ayuda a los que estamos de este lado a ser conocidos. En las estaciones comerciales siempre pasan lo que está de moda o lo que paga payola. Eso no ha cambiado. Es lo mismo. Por otro lado, qué gusto que se presenten artistas internacionales en el Zócalo, pero no se le da oportunidad a los mexicanos."

Nina Galindo, todos lo jueves de agosto en el Teatro Benito Juárez. Jazz, blues, fusión, con sus interesantes rolas, como Mírame desaparecer, de Roberto Ponce; El bóiler, de Carlos Arellano, y El quinqué, de José Cruz.

Sus discos son: Antropofagia amorosa, Brindis por un difunto, El desliz y El toque de queda.