Aunque cumplió sus objetivos, tiene mucho que aprender, dice el diario de EU
Critican The New York Times y The Independent a la NASA por la misión de la nave Discovery
Por qué enviar gente cuando ese trabajo puede realizarlo la robótica, cuestiona el británico
Ampliar la imagen Los astronautas Andy Thomas, a la izquierda, y Jim Kelly, firman aut�fos durante una celebraci�e bienvenida en Houston FOTO Ap Foto: Ap
Washington, 10 de agosto. Aunque cumplió sus objetivos, la misión del Discovery muestra que la NASA todavía tiene mucho que aprender sobre el transbordador espacial, señaló este martes el New York Times en un editorial.
El vuelo del Discovery "debía relanzar la flota de transbordadores al espacio tras una prolongada estancia por reparaciones", señaló el diario, en referencia a la pausa de dos años y medio en el programa de transbordadores luego del accidente del Columbia en febrero de 2003.
"Pero dada la repetición de todos los problemas que la reparación de dos años debía resolver, el veredicto es necesariamente mixto", añadió.
"Exitoso como fue, este vuelo y la visible incertidumbre de sus directores dejar la inquietante impresión de que a la NASA le queda mucho por saber sobre el rendimiento de la nave en la que ha confiado durante el último cuarto de siglo", concluyó el editorial.
Por su parte, el periódico británico The Independent escribió en su editorial:
Ahora que el transbordador Discovery ha vuelto sano y salvo a la Tierra, vale la pena hacer la pregunta: ¿qué logró? La NASA dice que el lanzamiento de la misión 114 de un transbordador fue un dramático despliegue de humo, fuego y sonido que rindió homenaje a la memoria de los siete astronautas que perdieron la vida hace más de dos años, cuando el Columbia se desintegró al reingresar a la atmósfera.
Palabras fuertes, pero la realidad, desde luego, es un poco más prosaica. Aparte de entregar suministros a la Estación Espacial Internacional, las principales actividades del Discovery consistieron en tres caminatas espaciales. Una fue para colocar una nueva plataforma en la estación, y las otras dos para revisar y reparar la propia nave, a consecuencia de haber sido golpeada por desechos que salieron volando de su tanque de combustible en el despegue.
De hecho, uno de los recuerdos más perdurables de la misión será la imagen más bien ridícula de un astronauta que retira un trozo de pegamento de entre las losetas térmicas de la parte inferior del escudo anticalórico de la nave. Suficiente para atraer las simpatías de cualquier decorador de algún programa de televisión tipo "hágalo usted mismo" que haya reparado una fuga en una vieja regadera de baño.
Con todo, la imagen del transbordador envuelto en total oscuridad, la mañana del martes, a la base aérea Edwards, en California, fue un verdadero despliegue de eficacia tecnológica. Se necesitaron menos de 10 minutos para cubrir 130 kilómetros de descenso, y descendió en la pista a la perfección, sin sacudidas.
No hay duda de que el transbordador -primera y hasta ahora única nave espacial tripulada reusable- constituyó un asombroso salto tecnológico en la exploración espacial, pero ya ha pasado su mejor momento. También es increíblemente costoso, sobre todo a causa de los múltiples sistemas de seguridad que tuvieron que agregarse a su diseño para minimizar los riesgos inevitables para las siete vidas que iban a bordo.
Y aun así las misiones de transbordadores se han puesto en cuarentena hasta que los recurrentes problemas con desechos flotantes del tanque de combustible se hayan resuelto. Por ello, ahora que la NASA ha demostrado que puede volver a las misiones espaciales tripuladas, aunque sea en forma trunca, quizá sea aconsejable reconsiderar, por principio de cuentas, por qué estamos enviando gente al espacio.
Como este diario ha sostenido antes, la tecnología robótica puede realizar la mayoría de las funciones, si no todas, que los humanos llevan a cabo en el espacio. Y cualquier cosa que todavía no sea capaz de hacer podría lograrla si se efectuara la investigación apropiada para construir aún mejores robots.
Ya no se justifica enviar humanos al espacio porque logren buenas imágenes en la televisión. Se necesitan beneficios reales, y ya no es evidente que esos beneficios valgan tanto dinero... y tanto riesgo.
AFP
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya