La izquierda, mejor que la derecha en seguridad pública
La derecha va sacando las cartas para la batalla de 2006. La seguridad ya es una de ellas. Muchos millones de pesos fueron pagados recientemente para una intensa campaña de publicidad televisiva con mensaje claro contra "las autoridades" de la "ciudad".
No hay datos, evaluación, análisis. Tampoco propuesta. Sólo la imagen terrible que violenta las percepciones. Es una campaña, no una solución. Se trata de afectar a un destinatario específico, de encontrar el gran "pendiente" del gobierno perredista.
Se dice y se repite que en política social y en obra pública avanzó el gobierno, pero en seguridad pública nada. Sin embargo, un análisis justo arroja otros resultados. Aunque no se sepa, los gobiernos de izquierda en la ciudad de México han tenido mejores resultados en materia de seguridad pública que los gobiernos de la derecha priísta o panista. También en ese terreno han entregado resultados interesantes.
Me remonto al gobierno del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, toda vez que acaso estamos ante uno de sus mayores logros y, por cierto, uno de los menos capitalizados. El último gobierno del PRI en el Distrito Federal dejó el índice delictivo más alto en su historia. En 1994 se denunciaban 400 delitos diarios en la ciudad, y para 1998 el número de denuncias diarias creció a 662. Para 1999 bajó a 648, y en 2000 a 498. De ese año a 2004, la cifra bajó a 442. Y para 2005 casi se alcanzaba la cifra más baja de 1994.
Alguien dirá que estos datos no son objetivos porque hay una cifra negra desconocida de la gran cantidad de delitos que no se denuncian. No obstante, en el robo de vehículos no hay cifra negra, se denuncia el cien por ciento de los delitos. En este caso, en 1998 se robaban 165 vehículos diarios, y para 2000 se redujo a 125. En 2003 el número bajó a 95, y a 87 en 2005.
Tampoco en el homicidio hay cifra negra. En 1996 había tres homicidios dolosos diarios. En el 2000 pasamos a 2.3, y hacia 2003 2.09. En el primer semestre de este año se redujo la cifra de homicidios dolosos diarios a 1.7. Si las cifras del gobierno del Distrito Federal se ponen en duda, entonces veamos otras fuentes.
En el anexo estadístico del cuarto Informe del Presidente de la República se afirma que la delincuencia subió 2 por ciento en todo el país. Creció 50 por ciento en Guanajuato. Y disminuyó 20 por ciento en el Distrito Federal.
En el último informe de la Secretaría de Seguridad Pública Federal se afirma que la entidad con mayor número de delitos por habitante es Baja California. La entidad con el mayor número absoluto de delitos es el estado de México, con más de 600 denuncias al día, entidad que por cierto registra ocho homicidios dolosos diarios, cinco veces más que en el Distrito Federal, aunque tienen casi la misma población.
Ahora bien, la Cámara Nacional de Comercio de la Ciudad de México señala en su primera encuesta trimestral de 1998 que 34 por ciento de los comercios fue asaltado. De ahí pasó a 18 por ciento en 2000, y a 6.5 por ciento a fines de 2003. Y la Asociación Mexicana de Aseguradoras afirma que el mayor número de vehículos robados recuperados por la autoridad se da en el Distrito Federal. Son datos duros incontrovertibles.
Para lograr estos avances, significativos, pero aún parciales sin duda, la autoridad de la ciudad no ha tenido necesidad de amenazar con la pena de muerte, el estado de sitio, el uso del ejército o ese tipo de medidas que gustan mucho a las derechas. Ciertamente se ha buscado aprovechar experiencias de otros países, hasta donde nuestra realidad lo permita.
Ya en 1999, el procurador Samuel del Villar, que hizo un extraordinario trabajo, viajó a Nueva York, con diputados y funcionarios judiciales a conocer de cerca el modelo llamado Cero tolerancia. La autoridad combatió fuerte la corrupción desde entonces, y aceleró el ritmo de detenciones y consignaciones.
Ciertamente, creció la población penitenciaria, y se construyeron nuevos reclusorios, pues se trabajó con mayor eficacia en la persecución del delincuente, pero también ayudó la política social como la mejor prevención posible. Ahora tendrá que darse un nuevo empujón.
Sigue siendo el tema de la seguridad un tema de dolor y agravio y afrenta cotidiana. Pero ya se mostró un camino para disminuir constantemente el flagelo. En dos sexenios quedó claro que aún en el terreno de la lucha contra la inseguridad la izquierda es mejor que la derecha.