Número 109 | Jueves 4 de agosto de 2005
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Directora general: CARMEN LIRA SAADE
Director: Alejandro Brito Lemus

Los dolores de cabeza asociados al VIH


Por doctor Gregory Pauxtis
Los famosos dolores de cabeza o cefaleas son dolencias muy comunes, en la población general tienen una prevalencia del 20 al 30 por ciento y en personas con VIH se presentan en diversas etapas: en el momento de la seroconversión; cuando se sigue un tratamiento contra el VIH; y en la etapa terminal de la enfermedad, cuando el conteo de células CD4 desciende por debajo de los 100 linfocitos/mm3.

A menudo, las personas VIH positivas se preocupan cuando tienen cefaleas porque piensan que podrían proceder de una infección cerebral que se haya pasado por alto, una posible alergia, de problemas de la vista o de enfermedades de la columna cervical (cuello).
Para descartar posibles infecciones o tumores debe realizarse una entrevista y una exploración médica meticulosa, a veces seguida de una imagen por resonancia magnética. Puede recurrirse al análisis del líquido cefalorraquídeo para descartar una infección o inflamación por efecto de algunos fármacos, como el interferón pegilado alfa, usado para tratar la hepatitis C. Una vez que se han descartado estas causas, lo normal es que las personas VIH positivas, al igual que el resto de la población, reciban un diagnóstico de cefalea vascular: una migraña común. La migraña es un dolor intenso y recurrente que típicamente se manifiesta en un lado de la cabeza y que en términos generales se define como cualquier jaqueca asociada a náuseas o fotofobia (hipersensibilidad a la luz) y fonofobia (hipersensibilidad al sonido).

Causas de las cefaleas
Los dolores de cabeza por el VIH pueden tener diversas causas. En general, se cree que las migrañas surgen por la dilatación (expansión) de las arterias del cerebro y el cuero cabelludo y de la liberación de sustancias químicas en los nervios, lo cual provoca dolor. Algunas cefaleas pueden ser reflejo de una disfunción de las vías químicas empleadas por las células en las que se asientan las neuronas. Michael Moskowitz, médico de la Escuela de Medicina de Harvard, señala que cuando los macrófagos (células que absorben cuerpos extraños al organismo) de los vasos sanguíneos del cerebro se activan o desgranulan (liberan mensajeros químicos desde unas vesículas llamadas limosomas) se produce una inflamación alrededor de los vasos sanguíneos, la cual provoca dolor de cabeza. En la enfermedad por el VIH, la disfunción y la activación de los macrófagos están relacionadas con anomalías en la concentración de las citocinas (hormonas que coordinan y regulan la respuesta inmunitaria).

Las cefaleas pueden desencadenarse por una multitud de factores, tales como irregularidades de sueño, estrés, humo de tabaco, exposición a una fuente de luz intensa, ruidos, perfumes u olores, ayuno, consumo de ciertos alimentos o desequilibrios hormonales, que pueden tener su origen en un exceso de estrógeno por el uso de anticonceptivos orales o en una saturación metabólica por el consumo excesivo de complementos de testosterona. Algunas personas son más propensas genéticamente a sufrir migrañas, y son más comunes en las mujeres que en los hombres.

Los tratamientos contra la migraña se orientan a prevenir el problema o bien a detenerlo cada vez que reaparece. Las personas VIH positivas deben consultar con un médico antes de tomar medicamentos contra el dolor de cabeza, ya que pueden aumentar los efectos secundarios derivados de la terapia antirretroviral. También es útil dejar de fumar, dormir adecuadamente y recurrir a técnicas alternativas como la acupuntura.
Los analgésicos sin receta, como el paracetamol (Tylenol), la aspirina, el ibuprefeno (Advil), el naproxeno (Aleve) ayudan a aliviar las migrañas. Sin embargo, el uso excesivo de estos fármacos puede provocar rebrotes de cefalea causados por los mismo analgésicos.

Tomado de Beta en español, primavera de 2005.
Volumen 17, número 3, pág. 38.