ANTROBIOTICA
Last night a dj saved my life
Ampliar la imagen El chimpanc�el Zool�o de Chapultepec FOTO Fabrizio Le� Foto: Fabrizio Le�
1. TODOS LOS GRANDES libros son, también, peligrosos. Dante, en el canto V del Inferno, círculo de los lujuriosos, se encuentra con Paolo y Francesca; los llama y ellos vienen quali colombe dal disio chiamate, como palomas llamadas por el deseo. Ella cuenta su historia, mientras Paolo permanece en silencio: el amor los llevó juntos a la muerte: amor condusse noi ad una morte. Leían un día (eran cuñados) las aventuras de Lanzarote, per diletto, cómo lo apresaba el amor; estaban solos y nada sospechaban: senza alcun sospetto; a veces detenían la lectura, se miraban a los ojos, y palidecían: e scolorocci il viso. Cuando leyeron que Lanzarote besaba el deseado rostro de Ginebra, Paolo, que ya nunca se separará de mí, che mai da me non fa diviso, la boca me besó, tutto tremante. Galeotto era el libro y su escritor, y aquel día ya no seguimos leyendo: e quel giorno più non vi leggemo avante. Fueron víctimas de un doble asesinato, y de las leyes de Dios (se fosse amico il Re dell'Universo! ha lamentado Francesca). Siglos antes un Cleombotro se lanzó de una muralla nomás haber leído el Fedón; así lo escribió Calímaco: "una obra sola / de Platón que leyó, la que trata del alma". (La historia está en Antibárbaros.) Según su amigo C.C. Clarke, John Keats lanzaba gritos cada vez que leía un momento espeso en la versión de Chapman de La Ilíada, y el propio Keats escribe que se sentía como quien descubre un planeta: like some watcher of the skies / When a new planet swims into his ken. El jefe Bob Dylan, en la genial Tangled up in blue (1975), recuerda: She opened up a book of poems / And handed it to me / Written by an Italian poet / From the 13th century (no es difícil imaginar a un stilnovista, Guido Cavalcanti, por ejemplo); cada palabra, nos dice, sonaba verdadera, y brillaba como un carbón ardiente, y se derramaba de cada página, like it was written in my soul...
2. LA HISTORIA DEL dj, esa figura entre mística, mundana y meramente comercial, está contada entera en un libro peligrosísimo: Last night a dj saved my life, de los eruditos ingleses Bill Brewster y Frank Broughton. A mediados de 2001, el capítulo "El dj como forajido" de ese libro me costó un trabajo: excitadísimo, había intercalado como su voz y sus imprecaciones en una reseña cibernética que molestó a marcas de refrescos, a estaciones de radio y a disqueras (patrocinadoras del concierto reseñado): me sacaron de mi oficina escoltado por un par de tiras gandallísimas. Hace poco, inspirado por el volumen (capítulo 6: Love is the message), ensayé una vindicación de la música disco, que traía este párrafo entre plagiado, traducido y rescrito: "El disco fue la revolución. El disco fue la libertad, la unión, el amor: love is the message. El disco era cochino, espiritual, emocionante, poderoso. Era un secreto, era underground, peligroso. No era para güeritos ni para los que dejan caer la noche detrás de las persianas; era para negros, para putos, trasvestis [autosic], lesbianas, para los locos y las locas, para los hambrientos. El disco fue la emancipación". En estos días ha llegado al buzón un mensaje cuyo autor, "Lic. en Mercadotecnia por el ITESM", aclara que "no es para saludarlo ni para felicitarlo" sino para avisar que "cada vez que leo a personas como usted me decepciono de este país". (Cuántas molestias: tan fácil que es decepcionarse de este país sin necesidad de leerme a mí.) Que mis "prejuicios y mi lamentable forma de expresión" aniquilan el artículo y me "hacen detestable", además de que mi error (*trasvestis con una 's' extra) demuestra una ignorancia que me vuelve "todavía más detestable". Al final declara: "Sin pensarlo dos veces he turnado su artículo al Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred). Es justo que si yo no puedo hacer algo, las leyes sí". Curiosamente, la ira no nace del término "güeritos", en el que acaso sí haya colado un atisbo de resentimiento (más adelante en el artículo había esta frase: "los pies sin funk del gringo promedio", que, bendito, nomás leyó por encimita), ni de los que "dejan caer la noche detrás de las persianas" (gente que, francamente, ni la debe ni la teme), sino de todo lo demás. Ni pex.
3. LAST NIGHT A dj saved my life, como los grandes libros, es sumamente peligroso. Ai va, pa que no se diga, el principio del capítulo The dj as outlaw. En su traducción he intercalado, nada más, algunos vilipendios de índole racial, sexual, sanitaria y hambría: "Bailar es un asunto político. Tú crees que nomás estás echando desmadre, pero cuando estás en la pista mandas al carajo las reglas y las responsabilidades de tu vida diurna, cuestionas los valores que te hacen esperar el camión y sonreírle a tu jefe en las mañanas. Bailar en un antro es ejercer una rebeldía. Tu escape puede venir en una tacha, en un toque o en unas chelas. O la música puede ser suficiente. Puedes también escapar de ti mismo. Ya no estás aislado, estás bailando con cientos, tal vez miles de iguales. La pista es acción colectiva: eres un componente vital: estás creando, no consumiendo. Un buen dj tiene el poder de suspender la realidad: baila su música y te olvidarás de la carrera de las ratas. Pones en el estante los motivos que les dan cuerda a las democracias capitalistas y los remplazas con unas prioridades más básicas, más animales. El dj es poderoso. Los políticos siempre le han sacado a las manifestaciones multitudinarias: no pueden no sospechar de un dj. Si bailar en tacha en un rave es ilegal, un dj estará, entonces, incitando un alzamiento."
4. ¿NO TE DAN ganas de seguir leyéndolo, o de echarte unas tachas y salir a bailar, a fajar y a coger a donde sea? Apúrate, antes de que los ñoños se vuelvan a apoderar de los micrófonos.