Lanzan el manifiesto: Brasil no está a la venta
Grupos de izquierda condenan el modelo económico de Lula
Ampliar la imagen El presidente de Brasil Luiz Inacio Lula da Silva, en el palacio presidencial durante la ceremonia de presentaci�el Proyecto de Reforma Universitaria el fin de semana. A su lado, el vicepresidente Jos�lencar FOTO Ap Foto: Ap
Sao Paulo, 31 de julio. En un manifiesto político titulado Brasil no está a la venta, agrupaciones históricas de la izquierda brasileña y partidos políticos de reciente creación, escindidos del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), condenaron el modelo económico ortodoxo del gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva y su política de alianzas con fuerzas partidistas de derecha, así como la creación de una "caja negra" para financiar ilegalmente campañas proselitistas y la compra de los votos de legisladores de la oposición.
"Además de profundizar el modelo económico, el gobierno adoptó también el mismo modo de gobernar de sus antecesores al crear esquemas fraudulentos de recaudaciones espurias, distribuir dinero en valijas y comprar votos para aprobar proyectos contra el pueblo y el país", señaló el comunicado difundido este fin de semana.
El texto fue firmado por los partidos Democrático Laborista, que rompió con Lula a finales de 2003, el Partido Popular Socialista, que lo hizo un año después, el Partido Comunista Brasileño y otras dos agrupaciones de izquierda formadas por disidentes del PT.
La declaración de las fuerzas de izquierda ocurrió justo cuando el ex jefe del gabinete de Lula, José Dirceu, fue nuevamente señalado como uno de los políticos autorizados para retirar dinero del fondo bancario (la "caja negra") creado por el empresario Marcos Valerio.
Simone Vasconcelos, directora financiera de la empresa de publicidad SMPB, una de las propiedades de Valerio, dijo al diario Floha de Sao Paulo que Dirceu fue una de las personas que tuvieron "luz verde" para retirar 50 mil reales (21 mil dólares) de una sucursal del banco Rural, en junio de 2004.
Dirceu, que renunció al gabinete a mediados de junio, fue el primer petista acusado por el diputado Roberto Jefferson, del Partido Laborista Brasileño, quien dio a conocer las primeras versiones sobre corrupción, que provocaron también la caída de los principales líderes del PT, fundado por Lula hace un cuarto de siglo.