La clausura del consulado en Nuevo Laredo, acto de presión
EU busca imponer plan de seguridad, alertan senadores
Washington elude su responsabilidad en la violencia fronteriza; debe combatir consumo de droga y tráfico de armas, destacan
La decisión del gobierno de Estados Unidos de cerrar su consulado en Nuevo Laredo forma parte de las presiones de Washington para obligar al gobierno mexicano a ceñirse a sus estrategias en materia de seguridad, advirtieron senadores de PRI, PRD y PAN.
El priísta Manuel Bartlett Díaz resaltó que si bien el gobierno de Fox ha perdido el control en el combate al crimen organizado y de manera específica al narcotráfico, Estados Unidos es también responsable de la violencia en la frontera, al no controlar el consumo de drogas en su territorio ni la venta de armas a los narcotraficantes.
El perredista Jesús Ortega alertó por su parte: ''Generalmente estas acciones de Estados Unidos no son para proteger la vida de sus ciudadanos; son armas de presión política encaminadas, por ejemplo, a que nuestro país acepte la intervención de una fuerza binacional para resguardar la frontera norte".
Igualmente, el senador del PAN César Jáuregui dijo que "más bien parece una presión política al gobierno mexicano que verdadera preocupación por el personal consular en la frontera de Tamaulipas". Si no, "cómo mantiene Estados Unidos sus representaciones diplomáticas en Irak o Afganistán".
En ese sentido, el panista consideró "exagerado" el cierre del consulado en Nuevo Laredo con el argumento de que está en riesgo el personal que ahí labora por la violencia creciente en la frontera norte.
Bartlett destacó que son graves los niveles a los que se ha llegado en Nuevo Laredo, donde el crimen organizado se enfrenta incluso al Ejército con equipo pesado. "No podemos de ninguna manera exonerar a Fox ante las presiones del embajador de Estados Unidos, Tony Garza, porque, en efecto, los mexicanos vemos con horror lo que está pasando, la pérdida de control del país, pero también hay responsabilidad de los estadunidenses".
El ex secretario de Gobernación señaló que la postura del gobierno de Estados Unidos no es justa, ya que se esperaría en una relación de vecinos y socios más apoyo que críticas, sobre todo porque están vinculados estrechamente con lo que pasa en la frontera. "Si bien del otro lado del río Bravo no se dan los enfrentamientos y ejecuciones entre narcos, tampoco podemos aceptar que a partir de la línea divisoria todo sea blanco y honesto, sin violencia".
Bartlett consideró que, en lugar de cerrar sedes diplomáticas, Estados Unidos debe apoyar la campaña contra el narcotráfico, como evitar la venta de armas a bandas criminales.
Ortega en tanto sostuvo que con el cierre de la representación y las recomendaciones para que ciudadanos estadunidenses no visiten algunas ciudades mexicanas, Estados Unidos presiona a México para que se ciña a sus estrategias en materia de seguridad. "Han insistido y no dudo que esté en su agenda la creación de una policía binacional, encargada de resguardar la frontera.
"Claro que hay motivo de alarma y claro que hay inseguridad en la frontera, particularmente en Nuevo Laredo, pero lo que Estados Unidos quiere es ajustar toda la estrategia de seguridad mexicana a sus propias políticas en la materia", alertó.