Usted está aquí: viernes 29 de julio de 2005 Cultura El problema de Bolivia ''es que se quedó sin proyecto nacional''

Las urnas van ganando a las armas, evalúa el senador José Guillermo Justiniano

El problema de Bolivia ''es que se quedó sin proyecto nacional''

Hay dos visiones: la del MAS, con Evo Morales, y la apuesta por la inversión extranjera

JAIME AVILES/ V ENVIADO

Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. Con 197 golpes de Estado a lo largo de 180 años de vida independiente (1825-2005), Bolivia parece tener un grave problema no tanto político sino cultural que de ningún modo ha resuelto. Es como si se hubiera quedado en el siglo XIX, en la etapa en que se estaban formando los estados nacionales de América Latina a punta de cuartelazos y guerras civiles, desde México hasta el Río de La Plata. Algo comparable con lo que le pasa a ciertas personas que a los 50 años siguen pensando y comportándose como adolescentes, ¿no le parece a usted, señor senador?

Ensayando para la entrevista que voy a sostener de un momento a otro, estas y otras ideas circulan como trenecitos eléctricos por las viejas ramificaciones de mi cerebro mientras veo las grandes figuras de barro en las esquinas, el verde parejo del césped, las ramas que cuelgan desde la oscuridad bañadas por la iluminación nocturna del pequeño y muy cuidado jardín interior de una casa elegante pero no pretenciosa, poblada por voces de mujeres que en ningún momento veré, mientras aguardo al senador José Guillermo Justiniano, un economista en la plena edad media de su vida, que durante el segundo y efímero gobierno del empresario Gonzalo Sánchez de Losada ocupó, diseñado especialmente para él, un puesto que tuvo quizá el nombre más largo en la historia de la burocracia latinoamericana: Ministerio de Desarrollo Sostenible, Planificación y Jefatura del Area Económica y Social del Consejo de Ministros.

Convertido en el hombre más influyente dentro del gabinete de Sánchez de Losada, que pronto lo transfirió, sin restarle poderes, al Ministerio de la Presidencia, Justiniano -el Chacho Justiniano, como todo el mundo en Santa Cruz lo conoce- adquirió notoriedad internacional cuando inventó para la ONU el proyecto ''Capacidad 21", asignado al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), orientado precisamente al estímulo del desarrollo sustentable en las regiones más desfavorecidas del planeta.

Tras la caída de Sánchez de Losada, a quien las organizaciones quechuas y aymaras del Altiplano obligaron a escapar del país en octubre de 2003, dejando más de 70 indígenas asesinados en las calles de La Paz y de El Alto, el Chacho Justiniano se concentró en la actividad parlamentaria y... pero ya viene caminando por el vestíbulo de su hogar, muy fresco, vestido con ropa de sábado por la noche, informal pero sobria, la piel del rostro colorada por el calor que humedece y vuelve pegajoso el aire. Nos sentamos y, más bien como disculpa, a guisa de introducción, le hablo de mis antiguos recuerdos de su país.

-Perdone mi ignorancia pero yo creía que Bolivia estaba en los Andes. Ahora descubro esta otra mitad y la verdad me siento casi casi en Brasil, con la belleza de las garotas incluida.

El senador sonríe breve y fríamente; luego hace una mueca, invitándome a entrar en materia. Disparo a boca de jarro.

-¿Viene la guerra civil?

Dos visiones

Su espalda se despega del sofá y se pone rígida, mientras inclina la cabeza como asomándose a espiar sus calcetines, abrumado por la incomodidad. Cuando levanta el rostro, rectifico.

-Mire, no vine a sacarle declaraciones de ocho columnas sino a pedirle que me ayude a entender qué está pasando y qué puede pasar, sin olvidar por supuesto el peligro de la guerra civil. ¿Le parece? Si es así, dígame en qué se origina la vocación separatista de Santa Cruz.

-Cuando Bolivia consiguió la independencia, esta región no fue consultada, pero habría contestado que prefería ser parte de Argentina; geográfica y políticamente, Santa Cruz estaba integrada a las estructuras del Río de La Plata y sin embargo quedó vinculada al Alto Perú. De allí nació una gran inconformidad que ha generado diversos episodios. A finales del siglo XIX, por ejemplo, surgió una república autónoma que fue aplastada por el poder central. En los años 50 hubo una lucha feroz para que Santa Cruz pagara 11 por ciento de las riquezas que ganaba por la explotación del petróleo. Y vinieron milicias armadas del Occidente del país a cobrar ese impuesto, y hubo muchos muertos...

Un muchacho -después sabré que es su yerno- se aparece con una bandeja y dos vasos de Coca-Cola y hielo.

-El problema de Bolivia es que se quedó sin proyecto nacional. En 1952, el gobierno del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), con don Víctor Paz Estenssoro a la cabeza, puso en marcha una reforma agraria, nacionalizó las minas, declaró la guerra al analfabetismo, construyó muchas escuelas y le impuso medidas de control a la oligarquía minera. Uno de sus compromisos más importantes era castellanizar a los indígenas. Desgraciadamente no llegó muy lejos y en la disputa que se produjo después se perdieron muchas décadas. Pero en 1993 y hasta 1997 se da un segundo intento, de nuevo impulsado por el MNR, pero esta vez bajo la conducción de Sánchez de Losada.

(El Goni, pienso con desafecto: el gordito educado en Estados Unidos que ni siquiera sabía pronunciar latinoamericanamente el castellano. Vino de Washington, dizque gobernó a Bolivia y regresó a Washington. Pero, discípulo de Paz Estenssoro y amigo íntimo del Goni, el senador Justiniano es una de las fuentes más acreditadas para hablar al respecto.)

-Sánchez de Losada abrió y modernizó el país, redujo el papel del Estado en la economía y le dio toda la iniciativa a la empresa privada. Tampoco llegó muy lejos pero marcó una pauta. Hoy tenemos en Bolivia dos visiones: la del MAS (Movimiento Al Socialismo, dirigido por el líder indígena Evo Morales), que propone volver al estatismo, controlar desde el gobierno las riquezas nacionales y desarrollar un modelo indigenista con predominio quechua y aymara sobre el conjunto de la sociedad. Y la otra visión, que apuesta a la inversión extranjera y a los desarrollos capitalistas que han demostrado ser exitosos en esta región del país. Gracias a Santa Cruz, Bolivia es el cuarto exportador mundial de soya después de Brasil, Paraguay y Argentina, pero Santa Cruz genera 42 por ciento del producto interno bruto que sale del campo boliviano, y lo hace con una estructura productiva construida durante muchos años, con mucho dinero y mucha paciencia, que desgraciadamente se vería afectada por el proyecto del MAS.

-¿Qué pasa con la otra Bolivia? ¿Cómo es la cosa allá arriba en los Andes?

-En el Occidente del país viven del desempleo disfrazado, y con esto me refiero a lo que ustedes llaman ''comercio ambulante", pero también al mercado de la coca y en suma a toda la economía informal. El agotamiento de las actividades económicas tradicionales, como la minería sobre todo, ha provocado fenómenos muy complejos. Cuando usted vino a Bolivia en 1980, seguramente se acuerda, en El Alto vivían menos de 5 mil personas.

-Recuerdo unas casitas junto al aeropuerto, arriba de La Paz.

La ruta a Okinawa

-Ahora en El Alto viven más de un millón de personas en condiciones terribles; cómo surgió esa gigantesca aglomeración de pobres en un lapso de 25 años, se preguntará usted. Pues yo tampoco lo sé, pero eso habla del colapso de un modelo que ya no tiene futuro y mucho menos mediante el neoestatismo.

-Pero entonces, cuál puede ser la solución...

-Cada año en Bolivia llegan al mercado laboral 180 mil nuevos trabajadores, pero sólo encuentran 40 mil nuevos empleos; por eso, en parte, hay más de 2 millones y medio de bolivianos fuera del país. Yo estoy convencido: la única salida es usar el excedente del petróleo para el bienestar del Occidente y profundizar en el Oriente el modelo neoliberal que tenemos. Mire usted, hoy día en Chile, comunistas, socialistas y capitalistas coinciden en que el neoliberalismo era la única salida que tenía el país; desgraciadamente se aplicó de la manera más dolorosa, pero no había otro camino. Y eso, por la suave, mediante el consenso, es lo que queremos aquí.

-Sin embargo, el movimiento indígena ve las cosas de otro modo. El peligro de la guerra civil es muy grande entonces.

-La pregunta es si vamos a dirimir por las urnas o por las armas, y hasta el momento van ganando las urnas. En cinco meses tendremos elecciones y si sale un presidente popular, con un mandato muy claro, tendremos el principio de la solución. Aquí en Santa Cruz los secesionistas son minoritarios; la gente quiere un modelo autónomo para todo el país: que cada departamento tenga reglas muy claras y haya equilibrios. Por decirle algo, que Santa Cruz, el departamento más rico, apoye al más pobre, que es Potosí.

-Su pronóstico, senador.

-No habrá guerra civil.

-Una última pregunta...

-Adelante

-Okinawa... ¿Es verdad que desde aquí puedo viajar a Okinawa?

 
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