Religen a John Sweeney para un cuarto periodo de 4 años al frente de la central
Fin a la ocupación de Irak, entre las resoluciones de la AFL-CIO en Chicago
Todos los sindicatos en EU quieren ser los campeones en la defensa de los migrantes
Ampliar la imagen Terry Bonds, un trabajador del sector acerero de Albuquerque, Nuevo M�co, durante su discurso sobre pol�cas de libre comercio y empresas trasnacionales, ayer en la convenci�uatrienal de la AFL-CIO que se desarrolla en Chicago FOTO Ap Foto: Ap
Chicago, 27 de julio. La migración, el libre comercio y la globalización empresarial son los temas del ámbito internacional que determinarán el futuro del movimiento obrero aquí, coinciden las partes ahora divididas del sindicalismo estadunidense, mientras que en un hecho sin precedente en torno a política exterior, la AFL-CIO se pronunció por el fin de una ocupación militar estadunidense, en este caso, la de Irak.
A la vez, John Sweeney fue relecto hoy como presidente de la AFL-CIO por un cuarto periodo de cuatro años, tal como se esperaba, y a pesar de la ruptura histórica en oposición a su liderazgo de algunos de los sindicatos más importantes de la central obrera. Sin la presencia de ellos, no hubo oposición en la central que ahora perdió más de 3 millones de agremiados.
Con la presencia de unos 200 representantes extranjeros de sindicatos en unos 60 países (por México asisten Héctor Ulises García Nieto del SNTSS, Salvador Medina Torres de la CTM, Francisco Hernández Juárez de la UNT y José del Valle Pérez de la CROC), la convención nacional cuatrienal de la AFL-CIO abordó el ámbito internacional ayer y hoy, con debates, presentaciones y la adopción de resoluciones para enfrentar los desafíos de la "globalización empresarial" por parte de los sindicalistas estadunidenses. Pero la migración es a la vez un tema doméstico e internacional, y el futuro de este movimiento depende de los migrantes, coinciden los líderes aquí.
Mark Anderson, veterano sindicalista de la AFL-CIO, recordó, en entrevista con La Jornada, que al iniciarse el debate sobre el TLC, cuando entonces él estaba encargado de asuntos económicos de la central, el entonces secretario de Economía de México, Herminio Blanco, le planteó que los estadunidenses tenían que optar entre dos cosas en la relación con México: "o aceptan nuestros productos, o tendrán que aceptar a nuestra gente", amenazó.
Su sorpresa fue total cuando Anderson le respondió, después de pensarlo un poco, que preferiría aceptar a los migrantes; "por lo menos podemos intentar sindicalizarlos". Hoy, casi 15 años después, el sindicalismo estadunidense enfrenta las consecuencias tanto del libre comercio como el de la migración.
El compromiso con indocumentados
En 2000 la AFL-CIO dio un giro histórico al proclamarse en favor de una amplia reforma migratoria y la legalización de los indocumentados. Hoy la central adoptó una resolución reiterando esta posición, pero abundó sobre el rechazo de programas de trabajadores huésped que no contaban con un mecanismo para la legalización y la ciudadanía.
Pero con la ruptura dentro de la central y el éxodo de dos de sus principales sindicatos (lo cual podría acabar con el retiro de otros cinco sindicatos nacionales más), ambos lados compiten para comprobar que son los campeones en la defensa de los inmigrantes. Los sindicatos disidentes como UNITE-HERE y el de servicios SEIU han encabezado los esfuerzos para promover los cambios sobre el tema migratorio dentro de la central durante los últimos años, y están entre los más activos en sindicalizar inmigrantes y establecer relaciones con comunidades migrantes.
Sin embargo no son los únicos, y muchos de los que se mantienen dentro de la federación también continúan comprometidos con el asunto, como se manifestó hoy al aprobarse la resolución sobre migración. "Todos somos migrantes aquí", declaró un presidente anglosajón de una central obrera local de la AFL-CIO al argumentar por la aprobación de la resolución, "y todos somos trabajadores, esto se trata de todos nosotros en el movimiento obrero".
Se mencionaron los triunfos sindicales de los trabajadores migrantes, como los de la Coalición de Trabajadores de Immokalee contra Taco Bell, y el derecho de sindicalizar a trabajadores huésped en Carolina del Norte logrado por el comité de trabajadores agrarios FLOC, y el de los de trabajadores de limpieza en varias parte del país, casi todos, por cierto, mexicanos.
En otros frentes de política internacional, la AFL-CIO también promovió una serie de iniciativas para "democratizar" la economía global, comprometiéndose a intensificar campañas internacionales sindicales sobre políticas de libre comercio y empresas trasnacionales (en particular Wal Mart), y crear las bases para el sindicalismo global. En este contexto, Francisco Hernández Juárez, del sindicato telefonista de México, y Larry Cohen, vicepresidente del sindicato nacional de comunicación CWA, ofrecieron una presentación conjunta ante la convención para describir su colaboración binacional a lo largo de los últimos 13 años como ejemplo de este tipo de solidaridad concreta.
En inglés y español detallaron sus esfuerzos conjuntos para la capacitación de sus agremiados, el intercambio de información sobre el impacto de nueva tecnología y apoyo mutuo para enfrentar a empresas de telecomunicación de ambos lados de la frontera. "Esta alianza internacional es la más importante que tenemos", declaró Hernández Juárez, y muestra de una "solidaridad permanente". Cohen señaló que esta cooperación ofrece elementos para la construcción de un "sindicalismo global".
La AFL-CIO y los disidentes afirman que uno de los grandes desafíos es la respuesta laboral a la globalización, y que eso determinará en gran medida el futuro del sindicalismo en este país. Ambos declaran su intención de intensificar la colaboración internacional con sindicatos en otros países para crear una respuesta sindical trasnacional a la globalización empresarial.
"Lo de los sindicatos globales es el asunto más importante en un mundo donde las empresas, y no las naciones, establecen las reglas", dijo Andrew Stern, presidente del sindicato más grande de Estados Unidos, el SEIU, y líder de los disidentes, en entrevista con La Jornada esta semana.
"Las campañas sindicales globales redefinirán lo que significa la solidaridad, más allá de palabras sobre papel", afirmó. Para Stern, "ya somos sindicatos internacionales ya que tantos de nuestros agremiados son de todo el mundo, y entienden la globalización más claramente que muchos de los líderes".
Stern señaló que dentro de la coalición de los siete sindicatos disidentes "están los sindicatos que tienen un buen número de agremiados de México y otros países, son los sindicatos que iniciaron la discusión para cambiar la política del movimiento laboral sobre migración". Agregó que para los trabajadores de América Latina está claro "que estos son los sindicatos que han estado cambiando la vida de los trabajadores aquí, como también en otros países. A la vez, creo que el tema de sindicalismo global se convertirá en el asunto más importante para el movimiento obrero en los próximos años".
John Wilhelm, copresidente del sindicato disidente UNITE-HERE, declaró a La Jornada que "la reforma migratoria plena y la lucha de los trabajadores migrantes continuará al centro y prioridad de nuestra coalición". Este, indicó, "es el tema fundamental para el futuro de nuestro país y el futuro del movimiento obrero".
Sin embargo, la ruptura también representa un reto para los sindicatos del resto del mundo: cómo mantener relaciones con este movimiento partido en dos. Todo indica que los disidentes formarán otra federación, con su propio equipo internacional y oficinas en el exterior. Los sindicatos en el resto del mundo, ¿tendrán que escoger entre las partes en disputa? ¿Y cómo funcionarán las federaciones internacionales?
Aunque la ruptura continúa siendo el asunto más comentado aquí -ocupa primeras planas de periódicos nacionales y es nota principal en noticieros- aquí ocurrió otro cambio histórico: por primera vez en su historia, la AFL-CIO se pronunció contra una guerra.
Después de dos años de trabajo de un grupo de sindicalistas opositores a la guerra, quienes acaban de concluir una gira nacional con el liderazgo de las principales federaciones obreras, a quienes expresaron que su demanda principal es el fin de la ocupación estadunidense (estaban presentes, aunque no fueron invitados a hablar ante la convención, sino en reuniones separadas), se logró aprobar una resolución --a pesar de la renuencia del liderazgo de la AFL-CIO- pidiendo el fin de la ocupación y un "rápido" retorno de las tropas.
Gene Bruskin, uno de los impulsores de esta iniciativa, comentó: "en los 50 años de la AFL-CIO, nunca se había tomado una posición contra un aspecto tan fundamental de la política exterior estadunidense". En el debate, varios delegados condenaron la política bélica del gobierno estadunidense, y la vincularon con el clima de temor con el cual también se promueven ofensivas contra los intereses sindicales. Otros señalaron que la mayoría de los soldados son trabajadores y gente pobre, muchos de ellos miembros de sindicatos o hijos de sindicalistas; uno incluso contó que su hijo ha sido enviado cuatro veces a Irak, y que lo están llamando para enviarlo de nuevo.
"Yo soy veterano de Vietnam, me mintieron entonces y me están mintiendo de nuevo ahora sobre esta guerra en Irak ¿cuánta gente pobre más tiene que morir?", declaró uno de los delegados. Otro celebró la aprobación de la resolución, señalando que "esta es la primera vez que hemos tenido el valor para decir ya basta".