La agenda de trabajo de la coreógrafa está saturada de giras los próximos dos años
Pina Bausch festeja sus 65 años desde el epicentro de su reinado, Wuppertal
Café Muller y Nelken, dos de sus obras maestras que ha traído a México
''Mi influencia mayor es la vida misma; mi anhelo, plasmar los sentimientos'', manifestó en entrevista a La Jornada
La coreógrafa alemana Pina Bausch festeja este miércoles 27 de julio su 65 aniversario en medio del reconocimiento internacional, como una de las creadoras más importantes de la actualidad y en el ojo del huracán que conforma su trabajo.
Su agenda de presentaciones por todo el mundo está repleta para los próximos dos años y su nueva obra, Rough Cut, se estrenó apenas el 15 de abril en la Schauspielhaus de Wuppertal, su laboratorio.
La muy particular estética desarrollada por Pina Bausch tiene sus raíces en la escuela Folkwang de Essen, epicentro del eclecticismo creativo desde los años 50. Las ideas de uno de los fundadores del movimiento Ausdrucktanz, Kurt Joss, mentor de Bausch, tuvieron eco en el estilo personal de Pina Bausch, apuntalado en el anhelo humano de materializar los sentimientos, meta creativa que se trazaron ancestros artísticos suyos alemanes y austriacos como Johann Sebastian Bach, Anton Bruckner y Gustav Mahler.
Presencia en el séptimo arte
Después de Martha Graham, la figura que reina en el arte de Ter-psícore (Esther Píscore, de acuerdo con la traducción de Les Luthiers) es sin duda Pina Bausch, quien ha visitado México con su Wuppertal Tanztheater en dos ocasiones.
Su celebridad creció recientemente con uno de los filmes de Almodóvar (Hable con ella, 2002), donde el proverbial esnobismo clasemediero ''descubrió" a la Bausch y al maestrísimo Caetano, dos maestros consumados, ahora consumidos por los consumidores.
En realidad la presencia fílmica de Pina Bausch se remonta a un documental de su colega Peter Lindbergh, en 2002, pero antes a Die Klage Der Kaiserin (El lamento de la reina, de 1990), que ella dirigió, y un registro fílmico de la clásica Café Muller).
Como actriz, antes del intento de reducirla a ''almodovariana", hizo el papel de La Principessa Lherimia, en 1983, en esa obra maestra de Federico Fellini titulada E la nave va.
Influjos en México
El huracán Pina Bausch azotó México con sus prodigios por primera vez en 1978, cuando presentó su coreografía Café Muller en el Teatro de la Ciudad y sus influjos perduran a la fecha. Su segunda visita ocurrió en 1994, con su obra Nelken (Claveles), misma que se presentará en estos días en el Festival de Salzburgo.
En esa visita a México, Pina Bausch dijo en entrevista a La Jornada:
''Lo que más me interesa son los sentimientos, todo lo que veo de la vida me interesa formularlo, plasmarlo, siempre tomando en cuenta las relaciones, los deseos y por encima de todo la formulación del nosotros.
''Cuando hablo del nosotros, hablo de mi propia persona y también del público. A veces hay obras en las que no hay música ni nada. Entonces soy compositora y muchas cosas a la vez.
''La vida misma es mi mayor influencia. La vida es lo que da esa responsabilidad de hacer las cosas lo mejor posible. Es tanto lo que se ve y se escucha y lo que se aprende, que se dan esas inspiraciones que nos alientan a seguir adelante.''
Larga vida a Pina Bausch, emperatriz de Wuppertal, capital del mundo cada vez que Pina Bausch pone a girar el planeta con su universo íntimo plasmado en arte.