Usted está aquí: sábado 23 de julio de 2005 Cultura En 2006, magna exposición en honor de Vlady, anuncia el INBA

Sus cenizas serán depositadas en el Parque Nasser Memorial, de Cuernavaca

En 2006, magna exposición en honor de Vlady, anuncia el INBA

Raquel Tibol propone recuperar la voz del ''artista-pintor-teórico''

Su obra en la Biblioteca Lerdo de Tejada, uno de los alientos postreros del muralismo, pondera Teresa del Conde

ARTURO GARCIA HERNANDEZ Y LA JORNADA MORELOS

Ampliar la imagen Vladimir Kibalchich Rusakov (1920-2005), quien naci� San Petersburgo, lleg�M�co en 1941 para integrarse a la cultura nacional FOTO Archivo Foto: Archivo

Cuernavaca, Mor., 22 de julio. Los restos del pintor, muralista y grabador ruso Vladimir Kibalchich Rusakov, mejor conocido como Vlady, fueron cremados hoy y las cenizas se depositarán este sábado en el Parque Nasser Memorial, de Cuernavaca.

Consultadas sobre las aportaciones del artista e hijo del pensador revolucionario Víctor Serge, las críticas Raquel Tibol y Teresa del Conde coincidieron en destacar su participación en la fundación, junto con Alberto Gironella y Héctor Xavier, de la galería Prisse, espacio fundamental para el surgimiento del llamado movimiento de ruptura que se opuso a la corriente nacionalista encabezada por los muralistas Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros.

Presente en la ceremonia luctuosa de Vlady (1920-2005), el director del Instituto Nacional de Bellas Artes, Saúl Juárez, anunció la realización, en abril de 2006, de una magna muestra del artista en el Palacio de Bellas Artes.

Participación rebelde

En conversación telefónica, Tibol recordó que la galería Prisse fue un espacio ''de avanzada", abierto a nuevas propuestas. Y, de hecho, ''fue Vlady quien recomendó dentro la galería que se expusiera la obra del entonces joven José Luis Cuevas".

En la trayectoria de Vlady -apuntó la crítica de arte- también ''hay que recordar su participación en el Salón Independiente (1968), porque fue una participación rebelde; quería no sólo marcar una distancia respecto al arte del realismo socialista en murales o caballete, sino que también quería que tuviera mayor contenido ideológico".

Otro espacio dentro del cual se mostró ''muy activo" fue la galería Proteo (1956), donde participaron Fernando García Ponce y Manuel Felguérez.

La investigadora y periodista calificó a Vlady como ''un grabador de primer nivel, su exposición de grabado en el Museo de la Estampa fue notabilísima". Sobre todo -precisó- una serie de autorretratos.

Autora de Historia general del arte mexicano, Tibol dijo que el mural del artista en la Biblioteca Lerdo de Tejada ocupa un lugar importante entre su obra: hay en él ''una especie de relato secreto de las revoluciones".

Con los murales -agregó- ocurre que se devalúan o se revaloran: ''En el caso del mural en la biblioteca, se está yendo para arriba. Por sus novedades plásticas, por la coloración".

Tibol dejó claro que, a diferencia de otros representantes de la ruptura, Vlady ''no fue un detractor a rajatabla del muralismo mexicano, tomaba su distancia porque pertenecía a otra generación y quería otorgar otro sentido al muralismo; tratando temas sociales, llevó el carácter simbólico y casi surrealista del muralismo a extremos inesperados".

Queda pendiente -señaló- reunir sus escritos, dado que era ''un artista-pintor-teórico", uno de los pocos con esas características: ''Yo tengo siempre la preocupación por recuperar la palabra de los artistas; sería una buena cosa hacerlo con la palabra de Vlady".

Notable obra dibujística

También por vía telefónica, Teresa del Conde resaltó ''sobre todo la obra dibujística (de Vlady), que se puede contar entre lo mejor de México al respecto. Felizmente le hicimos una exposición de dibujo en el Museo de Arte Moderno".

Del Conde celebró que el fallecido artista hubiese alcanzado en vida el reconocimiento que se merecía:

''Pudo haber tenido una crítica adversa por sus murales en la Biblioteca Lerdo de Tejada, pero hoy constituyen uno de los alientos postreros del muralismo."

La crítica, colaboradora de este diario, tiene conocimiento de que, en su casa de Cuernavaca, Vlady dejó ''gran cantidad de obra de gran formato".

Fue hombre ''de una enorme cultura visual y general".

Vlady nació en la antigua ciudad de Petrogrado, hoy San Petersburgo. Llegó a México en 1941 para integrarse a la cultura mexicana, sin dejar de lado sus raíces rusas y europeas.

Sari Bermúdez, presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, arribó este viernes, poco después del mediodía, a la funeraria donde se velaban los restos de Vlady para dar el pésame a su viuda.

En entrevista, la funcionaria recordó que desde hace cinco años mantenía relación de amistad muy cercana con el pintor y su esposa; ''lo vamos a recordar siempre por su obra, que legó al pueblo de México".

Carlos Díaz, sobrino, impresor y colaborador del artista, señaló que más de 4 mil obras se donarán a Bellas Artes, las cuales ya están inventariadas, además de 15 mil dibujos en 246 cuadernos y cerca de 7 mil grabados, los cuales se enviarán a diferentes partes del mundo, según fue su última voluntad.

 
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