Usted está aquí: sábado 23 de julio de 2005 Economía Parodio no por odio

Gustavo Gordillo

Parodio no por odio

1. Cabrera Infante dixit. En un texto publicado por Letras Libres en abril de este año: La parodia es una forma de delirio de persecución....es parienta pobre de la paradoja, opinión que se hace notar por su espíritu de contradicción... Mi parodia continúa como empezó -no por odio, sin odio, nada de odio.

2. La mía tampoco es por odio ni por alegría ni por desazón a la cual le faltaría sazón. Es por desenfado que no es lo mismo que por ocioso o por poroso otro tema muy distinto ya que evoca a las fronteras norte y sur. Quisiera asumir la coyuntura actual con seriedad, con solemnidad, con altura de miras. Pero las alturas me marean.

3. En cambio las tres leyes de la dialéctica calzan muy bien con la presente disquisición. La primera, una cosa es una cosa y no otra cosa. La segunda, las cosas duran hasta que se acaban. La tercera, hay cosas que ni qué.

4. Así pues, tratando de ser innovador o emprendedor o neoprendedor de velas de aquéllas que ni tanto que no alumbren al santo ni tanto que lo quemen, me permito proponerlas como coordenadas para entender lo que hoy acontece con la política moderna. Convengo aunque no me vengo porque rencoroso no lo soy, que comprender la política moderna está en chino... perdón, perdón, perdón. Está en oriental o en occidental. O mejor para ser mesurado está en ambos.

5. Cuando el líder de un país de eminente vocación agrícola dijo que una vertiente básica de su plan de gobierno era la promoción de la agricultura orgásmica me dije ahora sí la cosa se puso buena. Imagínense unas tortillitas orgásmicas acompañadas de unos huevos fritos orgásmicos y todo estos manjares adecuadamente coronados con un delicioso atole orgásmico. ¡Pa' que les cuento! Pero las cosas me empezaron a oler mal cuando esa misma figura ya para entonces paradigmática, se abrogó la paternidad de los más importantes protocolos internacionales relacionados con la protección del medio ambiente. Retador yo que no acepto las verdades reveladas pregunté incisivamente: ¿cómo cuáles? Me respondió así de campante sin siquiera despeinarse: como el protocolo de Coito. Con todo respeto a su investidura, repliqué con sangre fría. Ese se firmó desde el Edén, no en Asia y hace muchos pero muchos años. Creo que hay un Señor que podría llevarlo a juicio por intento de robo de derechos de autor. Por eso digo que una cosa es una cosa y no otra cosa.

6. El primer impacto fue devastador, pero en sentido positivo. Devastó el pesimismo, el cinismo y así mismo que no es lo mismo infundió nuevos ánimos. Cómo se infunden no lo sé, pero de que funden a los enemigos de la patria, sin duda. Llegaba una nueva generación de funcionarios públicos todos con estudios de posgrado, con visión internacionalista y compromiso nacionalista. Con misión y visión, con sentido de la oportunidad. Diestros en el uso de los números aunque siniestros en el manejo del lenguaje. En fin nadie es perfecto. Habría bardos dispuestos a traducirlos en el lenguaje popular. Empero las cosas comenzaron a dañarse cuando el jefe de la comisión contra la corrupción y por la transparencia -la prestigiada COCOTRA- confesó que había sido formado en París. En una de las Grandes Escuelas, en La Soborna. ¡Wow! Yo que no soy como Santo Tomás, que estoy dispuesto a depositar de inicio mi confianza en mis semejantes y en mis diferentes, que en materia de asuntos públicos no mantengo arrieres-pensees, empecé a dudar. Confieso: la voluntad flaqueó y la esperanza languideció. Cuando se va de bajada sólo falta un guiño para que se produzca la estampida. Ese es el problema de las expectativas. Resulta que el presidente de la autoridad de supervisión bancaria -la poderosa AUTOSUPER- declaró que conocía muy bien la normatividad europea en materia bancaria porque vivió mucho tiempo en Bélgica. Aclaró bien ufano que era egresado de la Universidad de Robaina. Como decía mi compadre recién expulsado del otro lado: ¡Oh, my God! Aun con la mejor de las voluntades la naturaleza humana es débil. La duda apenas titubeante se convirtió en torrente de certidumbre. Algo huele mal en Dinamarca. ¡Au secours! Sácate toda la lana y mándala de inmediato a buen abrigo. A las islas Caimán, o de perdis a Miami Beach. Encima de todo se les ocurre nombrar como director del banco de los pequeños ahorradores a Don Rogaciano Arroba. No se necesita ser Friedman para concluir que la moneda nacional se hundió. Por eso digo que las cosas duran hasta que se acaban.

7. Era un estuche de monerías. Bien formado, inteligente, guapo, padre amoroso de dos hijitos güeritos como él, de verbo claro y contundente. Su compañera más que esposa, profesionista también. Galardonada con todo tipo de laureles, cedros y encinos académicos como corresponde. De buena cuna, de alcurnia económica y prosapia política. De los Who is who desde tiempo inmemorial. Nada de improvisaciones, nada de compras de garaje de títulos nobiliarios. Ni plumas alquiladas para entonar loas ni pregoneros melifluos de buenas noticias. Sólo él y sus virtudes republicanas. El y su familia. Pero ahí es donde la puerca torció el rabo. Era el hijo, el junior, le fils, el chico. Hermógenes Solís, para servirle a Ud. y a la patria. Solisito el chico. El pobre estaba desolado. Cómo luchar contra la malediciencia social, contra la conseja popular. Contra la lascivia comunista y su desalmada insidia capitalista. Para consolarlo su ministro de Cultura le decía: son los gases del oficio, Solisito. ¡Por eso! Diría Cabrera Infante. Derrida añadiría si pudiera, hay que deconstruirlos. Están bien apestosos. Concluyo con disimulo, pero sin pausa mi breve parodiario invocando la tercera ley de la dialéctica: hay cosas que ni qué.

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