CAMBIO DE PIEL DE UN PATRIMONIO
Desmontan óleos monumentales de Cabrera para restaurarlos
Después de 8 meses regresarán a la Catedral Metropolitana
El rescate de dos medallones del pintor virreinal se debe a una iniciativa del Festival de México en el Centro Histórico
Ampliar la imagen Trabajos para descolgar el �o La reina de los m�ires, uno de los cuatro medallones de Miguel Cabrera emplazados en la Catedral FOTO Castro Mainou
Dos de los cuatro medallones monumentales del pintor virreinal Miguel Cabrera (Oaxaca, 1695-1768), que se encuentran en la Catedral Metropolitana, serán restaurados durante los próximos ocho meses, a iniciativa de los organizadores del Festival de México en el Centro Histórico.
Este lunes se iniciaron los trabajos para descolgar los óvalos que miden 4 por 3 metros.
Serán trasladados al taller Restauro y Conservación, que dirige la maestra Mónica Baptista, quien calculó en unos 600 mil pesos el costo por limpiar de cada cuadro ''el polvo de dos siglos".
En entrevista con La Jornada, la restauradora señaló que los cuadros fueron pintados en 1767 (justo un año antes de la muerte del artista), aunque su presencia en la Catedral data de hace cien años. Se titulan La reina de los mártires y La reina de los patriarcas, y se localizan en el transepto norte y sur poniente del recinto.
En un principio, los óleos de Cabrera dedicados a la virgen se ubicaban en el convento de San Francisco, de la calle de Madero, también en el Centro Histórico. ''Pero durante la desamortización de los bienes del clero, las piezas salieron de aquel lugar y llegaron a la Catedral", explica Baptista.
Las constantes remodelaciones de ese templo, el hollín de las veladoras, sumados al hecho de que las puertas permanecen siempre abiertas, han ocasionado que los medallones estén ''muy sucios, oxidados, pues aquí la tierra es muy abrasiva. Cien años de polvo es una barbaridad".
De septiembre de 2004 a marzo de 2005 se restauró La reina de los Angeles, otro de los medallones.
Los dos que se limpiarán en los próximos meses serán devueltos a la Catedral Metropolitana durante el Festival de México en el Centro Histórico 2006, en una inauguración en la que, como se ha vuelto costumbre, habrá un concierto barroco.
Maltrato del tiempo
Bajar cada medallón requiere de cuidados extremos por ser no sólo una pieza monumental, sino una obra maltratada por el tiempo.
Se colocan andamios para poder quitar, poco a poco, cada elemento del marco. Luego desciende la tela, se enrolla, se empaqueta y se traslada al taller de restauración en Chimalistac.
Un trabajo fino y riguroso, "como el de cualquier capital de primer mundo", devolverá a las obras de Cabrera, el esplendor que cautivó a arzobispos y virreyes.
''Vamos a darle una nueva vida al soporte, pues la tela de hace 250 años está quebradiza y oxidada, parece un cartoncito que si se dobla se rompe. Vamos a entelar de nuevo. Vamos a poner por detrás de la pintura una sola pieza de lino holandés, finísimo, precioso, para que recobre su fuerza. La pintura se adhiere a la tela con un método especial de cera y resina. Recobrará brillo y colorido. Será como cambiarle la piel.
''Este tratamiento le servirá a los medallones para estar colgados otros 200 o 300 años más, claro, si no ocurre alguna contingencia. Los enemigos número uno de estos cuadros son el agua o el fuego.
''La gente se pregunta por qué restauramos cuadros religiosos. Se trata de nuestro patrimonio, de nuestra historia", asegura entusiasmada la especialista.
Miguel Cabrera fue un pintor prolífico y muy activo, comenta Baptista. El autor de uno de los célebres retratos de Sor Juana Inés de la Cruz, tan sólo en un año pintó los cuatro medallones, ''y nosotros en ocho meses apenas restauraremos dos. Su trabajo nos deja apabullados, porque no sólo realizó estos óvalos, sino muchos cuadros. El tenía un taller, con aprendices que le fondeaban, le preparaban telas, le hacían bastidores, porque él era muy solicitado."
El taller Restauro y Conservación (donde laboran siete personas) también trabajará en los marcos de los medallones que, si bien no son originales del siglo XVIII, están tallados a mano y recubiertos con oro de 24 kilates.
Por motivar la curiosidad del público
El Festival de México en el Centro Histórico que se realiza cada año en marzo, se ha abocado a la tarea de restaurar obras de arte que se encuentran en varios recintos del primer cuadro de la ciudad.
Los recursos necesarios para este proyecto ''no es dinero que salga del gobierno. Proviene de donadores, los cuales cada día son más debido a la buena ejecución de las acciones anteriores. En 21 años, el festival ha entregado a la ciudadanía muy buena obra restaurada", explica la maestra Baptista.
En 2003 se restauró el cuadro de San Cristóbal, que se encuentra en el sagrario de la Catedral Metropolitana, una pieza ''colosal" de siete metros de altura. En la iglesia de Santo Domingo, el taller Restauro y Conservación trabajó en años anteriores en la preservación de un cuadro de Cristóbal de Villalpando y rescató en la iglesia de Loreto otros 10 retablos con escenas de la virgen.
''La Catedral Metropolitana es tan enorme que en cada uno de sus rincones hay una joya, la cual no por pequeña deja de tener importancia. Por ejemplo, en una de las capillas hay un cuadro del pintor renacentista belga Martín de Vos. Tesoros por el estilo están por todas partes.
''Las personas que visitan la Catedral a veces no saben esto. Entran, caminan y se llevan una cierta impresión de lo monumental. Por eso, a partir de la próxima semana pondremos en el espacio donde están los medallones fotografías de todo el proceso de restauración, para que el público tenga la curiosidad y esté esperando el regreso de las obras", concluyó Mónica Baptista.