Marcelo Quiroga Santa Cruz (1931-80)
Nada (o casi nada) de la cultura política boliviana sería comprensible sin el aporte de cinco personalidades que le dieron forma y sentido a su realidad nacional: Carlos Montenegro (1904-53), Augusto Céspedes (1904-98), Sergio Almaraz Paz (1928-68), René Zavaleta Mercado (1937-84), y Marcelo Quiroga Santa Cruz.
Los ejes temáticos de sus obras también fueron cinco: nacionalismo, soberanía, antimperialismo, socialismo y defensa de los recursos naturales. Montenegro (Nacionalismo y coloniaje, 1943) y Almaraz Paz (El poder y la caída, 1966) murieron de cáncer a los 40 años. Zavaleta Mercado (Bolivia: crecimiento de la idea nacional, 1965) murió a los 48 de embolia cerebral, y el novelista Augusto Céspedes (Metal del diablo, 1946) murió de viejo.
Distinta fue la suerte de Quiroga Santa Cruz. Pocas semanas después del triunfo de la coalición centro izquierdista liderada por Hernán Siles Suazo, el general Luis García Mesa se alzó contra el gobierno constitucional interino de la presidenta Lidia Gueiler.
El 17 de julio de 1980, en la sede de la Central Obrera Boliviana (COB), Quiroga Santa Cruz resistió arma en mano el intento de secuestro. Bajo el mando del coronel Luis Arce Gómez (narcotraficante, alumno de la CIA y ministro del Interior de García Mesa), el grupo de asalto a la COB asesinó a varios líderes obreros y se llevó al dirigente socialista, herido por una ráfaga de ametralladora. En el cuartel general de Miraflores (La Paz), Quiroga Santa Cruz se convirtíó en un "desaparecido" más del terrorismo de Estado patrocinado por Washington, y ejecutado por los regímenes militares del Cono Sur (Operación Cóndor).
En abril pasado, el general José Antonio Gil publicó Con la llanta pinchada, relato novelado que narra los hechos ocurridos en Miraflores. Basado en testimonios de los verdugos, el ex comandante de la séptima división de ejército sostiene que Quiroga Santa Cruz habría sido torturado y descuartizado, siendo sus restos incinerados y esparcidos bajo el asfalto de una avenida aledaña al cuartel general. La avenida lleva nombre sugestivo: Los Leones.
La evolución ideológica de Marcelo Quiroga Santa Cruz es claro ejemplo de que nadie nace políticamente perfecto. Nativo de Cochabamba y educado en el plácido clima familiar de burgueses y terratenientes, el fundador del Partido Socialista Uno (1971) tuvo sus primeras experiencias políticas en las filas de la Falange Socialista Boliviana (FSB, derechista).
En 1962 la Fundación William Faulkner le concedió el premió a la mejor novela iberoamericana, Los deshabitados, escrita a sus 26 años. Sin embargo, la gesta heroica del Che Guevara en Ñancahuzú (1967) fue el cimbronazo ético que cambió el rumbo político del joven que parecía destinado a la politiquería y la cría de caballos, el polo, la literatura y el ballet.
Como diputado de la FSB, Quiroga Santa Cruz entabló el primer juicio de responsabilidades en contra del dictador René Barrientos, por haber facilitado que agentes de la CIA intervenieran en el asesinato del Che (1968).
¿Paradójico? En aquella época existían políticos con sentimientos antimperialistas y patrióticos, capaces de tomar conciencia, aunque esto les representase, como al demandante, la expulsión del parlamento y el confinamiento en una prisión de la selva amazónica.
Caído Barrientos, el gobierno del general Alfredo Ovando Candia nombró a Quiroga Santa Cruz ministro de Minas y Petróleo. El 19 de octubre de 1969 los yacimientos controlados por la Gulf Oil Company fueron nacionalizados, posibilitándose los cambios que conducirían al gobierno nacionalista revolucionario del general Juan José Torres.
Dos libros escritos en el exilio explican los pormenores de su gestión: El saqueo de Bolivia (1972) y Oleocracia o patria (1977). Tras el golpe del general Hugo Bánzer (1971), Quiroga Santa Cruz se exilió en Argentina, donde fue comentarista del diario Noticias (ala revolucionaria del peronismo) y profesor de la Universidad Nacional de Buenos Aires, regida por Rodolfo Puiggrós.
En el exilio mexicano (1975-77), Marcelo vivió tres años en los que combinó su actividad periodística en El Día con la cátedra universitaria en la UNAM. Aquí, la fallecida periodista argentina Elsa Jascalevich preguntó al líder boliviano: ¿cómo se define usted políticamente? Quiroga Santa Cruz respondió: "Lo que he realizado y voy a realizar guardará estricta consecuencia con un objetivo final: la sustitución de un régimen de explotación por otro en el que la justicia social sea posible" (Unomasuno, 04/12/77). En 1979, con motivo de la tercera edición de El saqueo de Bolivia (Buenos Aires, 1972), Marcelo apuntó en el prólogo:
"Siendo costumbre de los escritores dedicar un libro a la persona que inspiró su redacción o en cuyo homenaje se rinde el esfuerzo intelectual, yo quiero que ésta, fruto de una pasión inextinguible por la libertad y la justicia social, le sea dedicada, póstumamente, a los que ya no verán la sociedad liberada de mañana que ellos contribuyeron a organizar con su generosa sangre."