Dos muertos y 12 heridos, entre ellos la esposa del embajador mexicano Arturo Puente
El ex ministro de Defensa libanés Elias Murr sobrevivió a un atentado en Beirut
El ex funcionario, partidario de Siria, llama a enfrentar el periodo difícil que atraviesa el país
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Un ayudante del ex ministro Elias Murr result�sionado por la explosi�OTO Reuters
Foto: Reuters
Beirut, 12 de julio. La conjura se robustece: un asesinato cada tres semanas. Pero la presunta víctima de ayer -Elias Murr, quien sobrevivió- es un ex ministro de la Defensa inclinado a Siria, viceprimer ministro en retiro y yerno del aún más pro sirio presidente libanés Emile Lahoud. ¿Quién podría acusar a Damasco de querer asesinar a uno de sus protegidos?
La bomba, plantada en un coche, era enorme -todo lo que encontré del vehículo fueron sus ruedas delanteras y el bloque del motor- y la limusina blindada de Murr estaba envuelta en llamas a causa de los explosivos. Un trabajo de profesionales. Pero ¿quién? ¿Y por qué?
Murr resultó herido pero no pereció por la bomba, que estalló cuando su convoy -versión un poco más corta del convoy de Rafiq Hariri, en el que el ex primer ministro fue asesinado junto con otras 20 personas el 14 de febrero- pasaba por una calle estrecha en el suburbio oriental de Rabieh, cerca de su casa.
Es un misterio cómo logró sobrevivir, si iba al volante de su Porsche Cayenne, el cual quedó casi pulverizado por los explosivos. Dos civiles, entre ellos un anciano, quedaron despedazados sobre la calle, y 12 resultaron heridos.
Cuando llegué estaban colocando con delicadeza en una camilla al hombre que resultó muerto, pero la sangre y los restos de la explosión estaban cubiertos por millones de pétalos de color rosado y carmín: una lluvia de buganvilias se desprendió de los árboles por la sacudida y, junto con arbustos arrancados, confería a la devastación una belleza extraña y terrible. El auto de Murr tenía hierba pegada en todo el frente; probablemente fue levantado del camino, arrojado a un jardín y luego rebotado a la calle de nuevo.
Es un barrio tranquilo, de embajadas asentadas en residencias de amplios jardines; Patricia, la esposa del embajador de México Arturo Puente, estuvo entre los lesionados. Murr, cristiano, por lo regular entra por la misma callejuela, a menudo a la misma hora del día: a los asesinos les agradan las personas que tienen horarios regulares para ir al trabajo y a su casa. Y, por supuesto, en cuestión de minutos comenzaron las especulaciones.
Murr y su padre accedieron a figurar en la lista de candidatos del ex rebelde (y antisirio) general Michel Aoun en las elecciones generales del mes pasado. ¿Acaso eso ofendió a los sirios? ¿Tanto como para tratar de matar al yerno del presidente? Dudoso.
Luego está la teoría de Al Qaeda, similar a la que los políticos pro sirios trataron de propagar respecto del asesinato de Hariri. Esta nueva versión va más o menos así: en septiembre del año pasado Murr, entonces ministro del Interior, dijo haber descubierto un complot para volar las embajadas de Italia y Ucrania en Beirut -los diplomáticos nada sabían del asunto- y detuvo a 10 islamitas supuestamente cercanos a Osama Bin Laden.
Uno de éstos, Ismail Mohamed al-Khatib, a quien las autoridades pro sirias atribuían ser cabecilla de una red de Al Qaeda en Líbano, murió en custodia policial. Ataque cardiaco, según las autoridades. Hubo muchas críticas al ministro: nadie muere de "ataque al corazón" en las prisiones y cuarteles de policía en Líbano, a menos que le ocurra algo espantoso. Así pues, ¿sería la venganza de Al Qaeda?
Circuló otra explicación, menos siniestra. Con frecuencia los políticos libaneses son hombres de negocios. Había disputas, cuentas por cobrar, un código de honor que abarca a Murr. Como en la actualidad Líbano carece de gobierno, es hora propicia para tales sucesos. Es posible.
Otra es la afirmación de Walid Jumblatt, el líder druso de la oposición libanesa -la cual controlará el nuevo parlamento-, de que Murr "sabía muchas cosas" del asesinato de Hariri.
Siria denunció que el atentado fue un "acto terrorista" destinado a desestabilizar a Líbano. Saad Hariri, hijo del ex primer ministro asesinado, habló de una "mano secreta que quiere socavar la estabilidad... desatar el caos en el país".
Desde su cama de hospital, el propio Murr, herido en la cara y las piernas, declaró que "la nación pasa por un periodo difícil, y todos tenemos que enfrentarlo".
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya