Los plagios han disminuido, pero ahora son más violentos, afirma García Luna
Los estudiantes se han convertido en las principales víctimas del secuestro
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Genaro Garc�Luna, director de la AFI FOTO Francisco Olvera
Foto: Francisco Olvera
A pesar de que el número de secuestros a escala nacional presenta una tendencia a la baja, se ha incrementado su peligrosidad, porque con el desmembramiento de las bandas organizadas han irrumpido en el escenario delincuentes que antes se dedicaban a otros ilícitos, quienes no se basan en el perfil económico de la víctima, lo que genera más violencia y riesgo, "porque la propia fuente de información -para que el delincuente fije el precio del rescate- es la misma víctima".
Genaro García Luna, director de la Agencia Federal de Investigación, señaló lo anterior al presentar un balance de este delito en los pasados cinco años, en el que reveló que a diferencia de otras épocas, cuando las personas de alto nivel económico eran las más vulnerables, al atomizarse este ilícito resulta que los estudiantes son el sector más afectado, seguido de comerciantes, profesionistas e incluso amas de casa.
"Hoy en día las víctimas predominantes por secuestro son los estudiantes, cuando en teoría éstos no tendrían liquidez para pagar un rescate; sin embargo, es la gente que está más expuesta por su actividad cotidiana al andar en la calle."
Explicó que en las zonas metropolitanas -sobre todo en el valle de México- es donde hay mayor incidencia de este delito.
Anteriormente, apuntó, la víctima del secuestro respondía a un perfil económicamente alto, pero "hoy en día los delincuentes no realizan un trabajo de investigación formal de sus víctimas y por tanto no conocen la liquidez real de las víctimas", lo que hace a éstas más vulnerables, porque son ellas las que tienen que darles datos sobre la forma en que se pueden demandar los rescates.
En conferencia de prensa, García Luna destacó que gracias a la coordinación entre la Procuraduría General de la República y las procuradurías estatales, el delito de secuestro presenta una tendencia a la baja -de 2000 a 2003 la cifra a escala nacional osciló entre 513 asuntos y 556, para disminuir en 2004 a 469-, además de que el cobro por rescate en México es uno de los más bajos en el mundo, ya que en términos generales (cuando interviene la policía) el monto es de 5.2 por ciento del total exigido.
"Lo anterior se considera un éxito, ya que a escala internacional el monto pagado por secuestro está entre 15 y 25 por ciento" de lo demandado inicialmente por lo plagiarios.
Paradójicamente, explicó, el éxito en el combate a este delito ha provocado que las bandas estructuradas de secuestradores también disminuyan, pero con el resultado de que ha aumentado el secuestro exprés o la extorsión.
García Luna destacó en este sentido que el fenómeno que se ha "potenciado" es la extorsión.
Agregó que la extorsión tiene "casi el mismo impacto" que el plagio, porque los delincuentes que utilizan esta modalidad -muchas veces desde la cárcel, vía telefónica- amenazan a sus víctimas con el secuestro y les exigen de 5 a 10 mil pesos para no hacerles daño.
El problema, dijo, es cuando la gente accede, porque piensa que con 5 mil pesos queda todo arreglado. Incluso, comentó, "sabemos que gente que fue detenida por secuestro, desde prisión realiza al día hasta 90 llamadas telefónicas para extorsionar, y aunque sólo dos o tres les pagan, el impacto emocional es para todas las familias que recibieron la llamada".
Como parte de este nuevo fenómeno, explicó, actualmente se dedican al secuestro delincuentes que antes tenían otras actividades ilícitas, pero que encontraron un nuevo modus vivendi.
Por ejemplo, agregó, "hemos encontrado cosas verdaderamente desagradables", en las que amas de casa o madres de los secuestradores participan en las actividades de las bandas cuidando a la víctima o alimentándola.
"Hemos encontrado familias, menores, en la casa de cautiverio en donde el niño estaba jugando y a un costado estaba la víctima vendada de los ojos." Lo grave, subrayó, es que hay gente que lo ve como algo normal, "como parte de su trabajo, cuando están cuidando a una persona que está secuestrada".