Nuevo presidente propone la restructuración
Suprimir una planta o recortar 35 mil plazas, planea Volkswagen
Francfort, 11 de julio. La dirección de Volkswagen está en posición de fuerza para suprimir hasta 35 mil empleos, después de la salida sucesiva del principal representante sindical y del director de recursos humanos, bajo sospecha de estar implicados en un escándalo de corrupción.
"Tenemos problemas muy serios que hay que arreglar rápidamente", afirmó el nuevo presidente de Volkswagen, Wolfgang Bernhard, en una entrevista con el semanario Der Spiegel y tras anunciar un plan de restructuración de la compañía.
VW debe mejorar sus resultados netos del orden de 4 mil millones de euros (4 mil 760 millones de dólares) antes de 2008, lo que no excluye ni el cierre de una planta VW ni la supresión de puestos de trabajo, agregó en la entrevista.
El primer grupo automotor europeo ha superado tres años difíciles, marcados especialmente por las reiteradas dificultades de la marca estrella Volkswagen.
Según los analistas, VW deberá suprimir 30 mil empleos, alrededor de 10 por ciento de sus efectivos, para recuperar su competitividad. La planta de Bruselas, donde VW emplea a 5 mil 700 trabajadores, podría ser cerrada si se concretan estos planes de restructuración.
Es la primera vez que el grupo menciona explícitamente la hipótesis de nuevos recortes en los próximos ejercicios económicos. VW ha suprimido ya 5 mil empleos en el periodo 2004-2005.
Especialista reconocido en reducción de costos y contratado el año pasado para recuperar la marca VW, Bernhard se propone aprovechar la agitación judicial en torno al grupo para mover sus fichas.
Considerado como el escaparate social del capitalismo alemán, marcado por una larga historia de negociaciones equilibradas entre dirección y sindicato, el constructor ha evitado hasta ahora los planes sociales masivos, prefiriendo reformar la jornada de trabajo para mantener una masa salarial importante.
Sin embargo, la situación puede cambiar radicalmente. El principal interlocutor de la dirección en las negociaciones sobre salario y empleo, el secretario general del comité de empresa, Klaus Volkert, renunció hace 10 días, tras conocerse que participó en la creación de una sociedad pantalla para conseguir un contrato con VW.
Algunos días más tarde, el director de recursos humanos, Peter Hartz, muy comprometido en la salvaguarda de los puestos de trabajo en la empresa, fue arrastrado a su vez por la tormenta. Hartz propuso su dimisión el pasado viernes, una decisión que deberá ser analizada el martes por el consejo de administración de la marca alemana.
Dirigente histórico de Volkswagen, Hartz ha sido la figura clave en los principales acuerdos alcanzados en la compañía, especialmente en la semana de cuatro días, aprobada en 1993 y que permitió salvar unos 30 mil puestos de trabajo.
"A corto plazo, los últimos acontecimientos van a beneficiar a los reformadores de la empresa, Bernd Pischetsrieder y su segundo, Wolfgang Bernhard, debilitando a los sindicatos", opinó Robert Heberger, de Merck Finck.
"Los antiguos miembros del directorio saldrán. Este escándalo es una buena ocasión para acelerar las restructuraciones", señaló Jenns Schattner.
El cierre de una planta parece hoy indispensable en vista de la sobrecapacidad crónica de VW, según los analistas. En estos momentos, las líneas de montaje están siendo utilizadas en 80 y 70 por ciento en la planta principal de Wolfsburgo (noroeste).
Finalmente, VW podrá convertirse en los próximos años en una sociedad cotizada como las otras, orientada a la remuneración de sus accionistas, tras haber sido durante largo tiempo algo diferente en el paisaje económico alemán.
"Esto llevará algún tiempo, sin duda, pero la presión política es fuerte, especialmente de parte del primer accionista, el Estado federado de Baja Sajonia" (gobernado ahora por la democracia cristiana), concluyó Schattner.