BAJO LA LUPA
Londres 7/7: premoniciones de Bush y actuaciones de Blair y Netanyahu
Escamoteado, el tema del calentamiento global
LA SABIDURIA GEOPOLITICA de Al Qaeda es infinita: sus atentados son perpetrados cuando deben suceder: ni un día antes ni uno después. Un día antes hubieran saboteado la candidatura de Londres a los Juegos Olímpicos. Con la sede olímpica en la bolsa, los atentados se escenificaron el día siguiente, durante la apertura del G-8, y consiguieron eclipsar uno de los temas más relevantes del planeta: el calentamiento global, en el que Baby Bush se encontraba aislado frente al resto de las potencias industriales.
LA RATIFICACION DEL Protocolo de Kyoto, a lo que se ha negado Baby Bush, tendría un costo para Estados Unidos, el mayor contaminador mundial, de 4 billones de dólares (un poco menos de 40 por ciento de su PIB). La cumbre del G-8 hubiera significado el peor momento posible para aplicar las obligaciones a Estados Unidos, que padece una severa crisis financiera y económica. Por menos que esa suma colosal, las petroleras trasnacionales anglosajonas son capaces de incendiar el planeta.
BABY BUSH HABIA declarado en vísperas de la cumbre que le importaban más los intereses de Estados Unidos que los del mundo. Exactamente un mes antes al 7/7, John Vidal, editor ambiental de The Guardian (8 de junio), había revelado cómo la petrolera texana Exxon Mobil (la más próspera empresa de Estados Unidos, con un valor de 379 mil millones de dólares) "había influido en el presidente Bush para no firmar el tratado de calentamiento global de Kyoto". Ian Murria, de National Review (8 de julio), afirma que la "cumbre del G-8 representó un triunfo para Bush".
POR OBRA Y GRACIA de los atentados, el tema del calentamiento global fue escamoteado, para hacer regresar la bélica ideología estadunidense con sus temas favoritos: la guerra contra el terrorismo global y la seguridad (sic), que le permite desplegar, con la coartada del "choque de las civilizaciones" del racista Samuel P. Huntington, su agenda global de captura del petróleo y el gas en la geografía étnico-religiosa de Al Qaeda: Medio Oriente, Golfo Pérsico y Asia central, justamente la zona de amortiguamiento periférico de sus cuatro competidores geoeconómicos: Rusia, China, India y la Unión Europea.
DIEZ DIAS ANTES del 7/7, Baby Bush adoptó en el Fuerte Bragg la tesis del inasible Osama Bin Laden de que Estados Unidos libraba la "tercera guerra mundial en Irak" (The New York Times, 29 de junio). Como consecuencia del 7/7, Efraim Halevi, anterior mandamás del Mossad, los célebres servicios secretos israelíes, coincide con la visión bélica de Osama y Bush: "estamos de lleno en la tercera guerra mundial" (The Jerusalem Post, 7 de julio).
EL ASUNTO DE la seguridad no es menor: se crea la necesidad fatídica para luego proveer los remedios ineludibles. Estados Unidos posee el monopolio de la tecnología de punta en "seguridad" (con la que se adelantaron a sus competidores, gracias a la sapiencia de los hermanos simbióticos Huntington y Bin Laden), lo cual obliga a los países afectados y/o puestos en la mira por Al Qaeda (tan sencillo como una filtración difundida por sus omipotentes multimedia, que participan en la guerra sicológica y de propaganda tan lucrativa para algunos de sus dueños, que al mismo tiempo son los principales vendedores de armas) a comprar a un elevado costo los instrumentos para prevenir atentados. En nombre de la sacrosanta "seguridad", Estados Unidos controla en forma subrepticia e "inteligente" (en el sentido cibernético) -mediante sus "recursos humanos", los únicos en poseer el "conocimiento" del manejo de los nuevos instrumentos- la infraestructura de los puntos sensibles de los países. Esta es la nueva forma de ocupación y control de los países avasallados a inicios del siglo XXI: un neocolonialismo cibertecnológico. ¿Cuántos aeropuertos -incluido el de la ciudad de México-, puertos y nudos de circulación y transporte controlan las huestes de la FBI a escala global?
EL VISIONARIO SENADOR neoyorquino Charles Schumer, dos semanas antes del 7/7, había sugerido "equipar los centros comerciales con detectores de alta tecnología radiactiva ahora instalados en los aeropuertos" (KABC TV, 20 de junio). Habría que ver luego quiénes son los propietarios de las empresas vendedoras de ciber-tecno-seguridad, y a cuánto ascienden sus suculentas ganancias.
LA DUPLA ANGLOSAJONA Bush-Blair exhibe severos problemas de credibilidad en su "gobernación". Seis días antes del 7/7 (MSNBC, primero de julio), Karl Rove, el satánico asesor estrella de Baby Bush, fue señalado de haber develado la identidad, como "agente encubierta de la CIA", de Valerie Palme (esposa del embajador Joseph Wilson, quien se rehusó a refrendar las mentiras de Dick Cheney sobre el uranio de Níger "vendido" a Saddam Hussein), lo cual equivale a alta traición y puede llevar a la defenestración del vicepresidente y al exorcismo de Rove. El 7/7 tiene la bondad de pasar a segundo plano el "asunto Palme".
¿QUIEN SIEMBRA VIENTOS cosecha tempestades? Esta pauta de represalias jihadistas-salafistas-wahabitas ha sido adoptada por varios comentaristas británicos debido a la participación bélica del gobierno de Blair en las guerras de Irak y Afganistán.
BLAIR, RELEGIDO CON un muy pobre 36 por ciento de votos, legitima su nuevo mandato gracias a los atentados del 7/7, como sucedió con Baby Bush después del 11/9. En las seudodemocracias anglosajonas (de menor calidad "democrática", por ser reguladas por la modalidad "indirecta") parece que se consigue la legitimidad perdida en las urnas electorales gracias a las urnas funerarias que abastecen los atentados de Al Qaeda (lo mismo pensaba imitar Aznar, el gran aliado de la dupla Bush-Blair).
BLAIR ES UN ACTOR fuera de serie: proviene del país que tiene los mejores artistas teatrales del mundo y ha conseguido eclipsar otras explosiones: la brutal caída de la libra esterlina, el inicio del estallido de la burbuja de los bienes raíces y la explosión de los ominosos hedge funds ("fondos de cobertura de riesgos"). Blair ya no tendrá oposición alguna para la imposición de las controvertidas tarjetas de identidad, a las que se había opuesto la mayoría de la población y la clase política. Gran Bretaña se asemeja cada vez más a la sociedad orwelliana de Estados Unidos y empieza a resolver el espinoso problema migratorio por la vía de la desislamización interna desde el punto de vista precautorio.
YA QUE HABLAMOS de actuaciones, pues no se puede escapar la extraña aparición en el proscenio del crimen de Bibi Netanyahu, ministro de Finanzas israelí, lo que ha dado vuelo a pletóricas teorías conspirativas en Internet, pero también en Stratfor, centro de pensamiento texano-israelí. Un reporte de AP del 7/7 apuntó que la "embajada israelí en Londres fue notificada con antelación, lo cual obligó al ministro de Finanzas, Bejamín Netanyahu, a permanecer en su cuarto de hotel en lugar de asistir a una conferencia en el hotel adjunto al sitio de la primera explosión, en la estación del Metro Liverpool" (Propaganda Matriz, 7 de julio); este portal señala en forma temeraria la presunta autoría del MI5 (nota: policía secreta británica), que "ha sido atrapado varias veces realizando operaciones que atribuían al ERI". Por desgracia, esto es muy común entre los macabros servicios secretos, que perpetran sus atrocidades para hacer avanzar su pérfida agenda. Hilary Leila Krieger, del Jerusalem Post (8 de julio), destaca el enfático rechazo de la cancillería israelí sobre un "reporte" (sic) que ha causado conmoción referente a que "Israel había recibido advertencias anticipadas de los ataques de Londres", sin dejar de admitir no obstante que "fue el ministro de Finanzas, Benjamín Netanyahu", quien "recibió una llamada de la policía británica", no antes, sino "después de la primera explosión". Krieger agrega que un "funcionario judío sugirió que la teoría conspirativa sobre la advertencia a Israel duró todo el día, pese a los desmentidos oficiales". En forma sarcástica, India Daily ("¿Ineficiencia o conspiración?", 7 de julio) resalta que la "principal pregunta del día era: ¿por qué las autoridades británicas sabían y protegieron al ministro israelí de Finanzas, Benjamín Netanyahu, y no alertaron a los ciudadanos comunes de Londres?" Stratfor (8 de julio) retoma los alegatos y la serie de desmentidos de todos los involucrados, pero sin quitar el dedo del renglón de que "dos días antes" los servicios británicos e israelíes ya sabían...
LA FEROZ PAGINA iconoclasta XYMPHORA (8 de julio) arroja lava pura: se trataría de "terrorista islámicos guiados por los servicios de inteligencia", como sucedió con los atentados del 11/3 de Madrid, "técnicamente idéntico a los del 7/7", y acusa en forma temeraria que fue un "operativo de la policía secreta española" (a lo que se suma Propaganda Matrix). A juicio de XYMPHORA, el "ataque seguramente permitirá la imposición de las tarjetas de identidad de corte fascista a la población británica"; cita a Wag/News: el 7/7 "puede ser usado para iniciar una nueva guerra en el Medio Oriente con el fin de proteger a Bush para deslindarse del cambio climático, y para que Bush y Blair se resguarden de las recientes revelaciones sobre las mentiras que llevaron a la guerra en Irak". XYMPHORA concluye: "queda caduco el viejo acuerdo entre el gobierno británico y el terrorismo internacional: Londres como refugio de las organizaciones terroristas del mundo, sin interferir en sus operaciones internacionales, con la condición de que no atacasen la capital británica". No por nada Londres (bautizada por ello como Londonistán) es el centro de las finanzas internacionales y donde se abriga con patente de corso la mayoría de las organizaciones terroristas.
¿PERO A QUIEN sirve Al Qaeda? Existen dos interpretaciones antagónicas: la ampliamente conocida de la islamofóbica dupla anglosajona Bush-Blair frente a la de los servicios de inteligencia rusos, quienes juran que Al Qaeda es uno de los brazos operativos de la CIA. Quizá aporte mayor evidencia de huellas dactilares el contexto reciente de la sucesión de eventos delicados en la geografía medioriental y centroasiática de Al Qaeda, que abordaremos la próxima vez.