La pista norafricana
Al tiempo que Scotland Yard y los servicio secretos británicos MI5 son objeto de críticas por no haber sido capaces de prevenir los atentados, ambos cuerpos de seguridad analizan, junto con agencias del resto de Europa, la llamada "pista norafricana", que apuntaría a un marroquí de nombre Mohammed Gerbouzi. El hombre radicó en Londres durante 16 años, antes de desaparecer sin dejar rastro en fecha no determinada, y se cree que estuvo vinculado con los ataques perpetrados el año pasado en Madrid y en 2003 en Casablanca.
La relativa sencillez de las pequeñas bombas portátiles que estallaron el jueves hace pensar a las autoridades que los autores de los ataques vivían en el país; sin embargo, los posibles militantes responsables del hecho son, desde hace algunos años, cuidadosamente monitoreados por los servicios británicos de inteligencia.
Gebouzi, de 45 años, ha sido acusado por los servicios secretos franceses y alemanes de tener nexos con Abu Musab Zarqawi, el líder jordano considerado cabeza de Al Qaeda en Irak. Marruecos ha hecho varios intentos de capturar a Gerbouzi, considerado jefe de la organización Grupo de Combatientes Islámicos. Un tribunal marroquí cuenta con evidencia de que él ayudó a los autores del atentado en Casablanca, en que murieron 44 personas, a obtener pasaportes falsos y dinero.
Sólo cuando el gobierno de Marruecos solicitó a Inglaterra la captura de Gebouzi, Londres se percató de que éste ya no vivía en Gran Bretaña.
En marzo del año pasado, cuando detectives españoles investigaban los atentados contra trenes suburbanos que mataron a 191 personas, descubrieron que uno de sus sospechosos, un marroquí de nombre Jamal Zogham, había hecho llamadas telefónicas a una línea en Londres perteneciente a Gerbouzi.
The Independent