Usted está aquí: jueves 30 de junio de 2005 Mundo Fracasa Bush en su intento por lograr mayor apoyo popular a la guerra

Ante el empantanamiento en Irak, sólo tiene una opción: comprar más tiempo

Fracasa Bush en su intento por lograr mayor apoyo popular a la guerra

DAVID BROOKS CORRESPONSAL

Ampliar la imagen El presidente Bush dialoga con soldados, el martes pasado en Fort Bragg, Carolina del Norte FOTO Reuters Foto: Reuters

Nueva York, 29 de junio. Empantanado en las arenas de Irak y enfrentado a una opinión pública que ya no apoya su política bélica, el presidente George W. Bush se encontró la noche del pasado martes a la defensiva con sólo una opción: comprar más tiempo.

Ningún analista político cree aquí que el discurso trasmitido en vivo a la nación, con el trasfondo de unos 750 soldados de elite instalados en el Fuerte Bragg, lograría elevar el nivel de apoyo popular a la guerra o al comandante en jefe.

Lo más notable era que con el discurso la Casa Blanca reconoció que su política bélica en Medio Oriente está en apuros, y por ello realizó una campaña de propaganda intensa durante la última semana con todas las principales figuras políticas y militares encargadas de la guerra, lo que culminó con el discurso de anoche.

Y Bush, una vez más, intentó jugar su comodín en este juego: los ataques del 11 de septiembre en Nueva York y Washington.

A estas alturas, todo mundo sabe que no hubo ninguna relación entre los atentados del 11 de septiembre e Irak, pero al mencionar por lo menos seis veces esa fecha, Bush de nuevo intentó fusionar su guerra con los responsables del peor ataque extranjero en territorio estadunidense.

De hecho, hasta mencionó el nombre de Osama Bin Laden en el contexto de la guerra en Irak, para dejarlo claro.

El contenido no ofreció noticia: fue una larga reiteración de las mismas justificaciones de la guerra y de su política bélica. De hecho, el mensaje central fue que no habría cambio, no se enviarán más tropas, no se retirarán tropas. Todo se mantiene igual.

Pero todo ha cambiado. Poco antes de la guerra el vicepresidente Dick Cheney comentó que duraría "tal vez seis días, o seis semanas, pero es poco probable que llegue a seis meses".

Unos 25 meses después, con mil 730 soldados estadunidenses muertos en Irak, según la cifra oficial, más miles de heridos, las encuestas de opinión registran que la mayoría de los estadunidenses ya no apoyan esta guerra, dudan que haya valido la pena y no le creen a sus gobernantes de que Estados Unidos la está ganando.

El propio presidente reconoció que "los estadunidenses se preguntan si vale la pena". Y evitando toda mención a las encuestas que demuestran que la mayoría dice ahora que no, respondió que sí, ya que está era una lucha contra el nuevo enemigo nacido el 11 de septiembre, y que éste es un frente más en la histórica lucha estadunidense por "la libertad".

"Tenemos más trabajo que hacer, y habrá momentos difíciles que pondrán a prueba la voluntad de Estados Unidos. Estamos luchando contra hombres con odio ciego, y armados con armas letales, capaces de cualquier atrocidad. No tienen uniforme; no respetan ninguna ley de guerra o de moralidad... Están intentando sacudir nuestra voluntad en Irak, igual como intentaron sacudir nuestra voluntad el 11 de septiembre de 2001. Fracasarán. Los terroristas no entienden a Estados Unidos. El pueblo estadunidense no vacila bajo amenaza, y no permitiremos que nuestro futuro sea determinado por coches bomba y asesinos", declaró el mandatario en su nuevo llamado a las armas.

Reiteró que la guerra en Irak es para defender a este país, una lucha que demanda la "valentía" de los soldados, la "firmeza" de nuestro aliados" y la "perseverancia de nuestros ciudadanos".

Agregó que "aceptamos esta carga porque sabemos lo que está en juego. Luchamos hoy porque Irak ahora lleva encima la esperanza de la libertad en una zona vital del mundo, y el surgimiento de la democracia será el triunfo final sobre el radicalismo y el terror. Y luchamos hoy porque los terroristas desean atacar a nuestro país y matar a nuestros ciudadanos, e Irak es en donde están haciendo su resistencia. Entonces lucharemos contra ellos ahí y lucharemos contra ellos a través del mundo, y permaneceremos en la lucha hasta que la lucha sea ganada".

Bush invocó la historia oficial de las guerras que ha librado Estados Unidos durante su historia para comprobar que "los estadunidenses siempre se han mantenido firmes", ya que han aprendido que "si la maldad no es enfrentada, se fortalece y se vuelva más audaz, y regresa para golpearnos de nuevo. Sabemos que cuando la labor es dura, la respuesta correcta no es el repliegue, es la valentía".

El gobernante pidió que todo estadunidense exprese su apoyo y gratitud a las fuerzas armadas al celebrar el día de la independencia, el 4 de julio, enviando mensajes al sitio de Internet www.AmericaSupportsYou.mil establecido por el Pentágono para defender la libertad, y llamó a que más ciudadanos de esta nación se sumen a la filas militares del país.

Comentó que la mejor manera de honrar a los soldados caídos en esta lucha "es completar la misión", y concluyó su discurso con otra mención más del 11 de septiembre de 2001. Todo para enviar el mensaje de que esta guerra "vale la pena".

Pero la pregunta ya no es respecto de si valió o no la pena, sino que una mayoría está mostrando cada vez mayor impaciencia con "la misión", y el discurso de Bush no ofreció algo nuevo o elementos para enfrentar las dudas.

"Tristemente el señor Bush desperdició su oportunidad anoche, ofreciendo un discurso que sólo respondió a preguntas que nadie esta haciendo", opinó el diario The New York Times, en su editorial hoy. "Le dijo a la nación una y otra vez que un Irak estable y democrático valdría los sacrificios estadunidenses, mientras que la nación se estaba preguntando si los sacrificios de los estadunidenses en verdad producirán un Irak estable y democrático".

Cindy Sheehan, cofundadora de Gold Star Families for Peace, organización de familiares de soldados que murieron en Irak (su hijo Casey, entre ellos), afirmó hoy que "Bush dijo que su guerra en Irak 'vale la pena'. ¿Qué vale la pena? La gente en Estados Unidos no está más segura, Irak está devastado, nuestras tropas están muriendo, los iraquíes están sufriendo, ¿y quién está ganando? Tal vez valga la pena para él, para Halliburton y Bechtel (empresas estadunidenses con contratos federales multimillonarios de reconstrucción en Irak), pero no para nosotros".

O sea, ahora nadie sabe para dónde, si retirar o no las tropas, si incrementarlas ni cómo definir una derrota o un triunfo. Un observador comentó a La Jornada que el discurso del martes le recordaba a los que pronunció el presidente Lyndon B. Johnson sobre la guerra en Vietnam.

Ahora la pregunta es, como en tiempos de Vietnam, cuántas veces más, cuántos años se tendrá que repetir este mismo mensaje sobre la guerra, y cuánto tiempo más aguantará el público esta situación.

Las encuestas más recientes no sólo continúan mostrando que 40 por ciento aprueba su manejo de la guerra en Irak, sino que ahora una mayoría cree que fue un error enviar tropas a ese país y, según la ultima encuesta de CNN/USA Today, 61 por ciento cree que Bush no tiene un plan claro para abordar la situación ahí.

Así como están las cosas, la cúpula política estadunidense se encuentra ahora, una vez más, enfrentando una guerra que no puede ganar ni abandonar. El discurso sólo dice que al fin habrá un triunfo, pero reconoce lo obvio: que, para usar otra frase célebre de los tiempos de Vietnam, por ahora aún no hay luz al final del túnel.

Al parecer, ellos mismos, los miembros de la administración, se han entrampado y ahora nadie sabe cómo escapar de este pantano en medio de la arena.

Por ahora el presidente republicano hizo lo único que podía: intentar comprar más tiempo, pero aún no se sabe si lo logró. Y si fue así, ¿cuánto?

 
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