La Secretaría de Salud podrá decomisar los supuestos medicamentos
Dos meses después de aprobarla, entra en vigor ley contra productos milagro
La utilización de éstos puede disfrazar síntomas de enfermedades graves, dice experta
Dos meses después de que el Congreso de la Unión aprobó reformas a la ley para facultar a la Secretaría de Salud (Ssa) en el decomiso de productos milagro, apenas ayer fueron publicadas en el Diario Oficial de la Federación. En tanto, médicos reumatólogos y dermatólogos aseguraron que prácticamente la totalidad de los pacientes que solicitan consulta estuvieron durante los seis a 12 meses anteriores utilizando alguna de esas mercancías sin resultados positivos.
Además del gasto económico infructuoso, para los pacientes ese tiempo se traduce en mayor deterioro de su salud, lo cual es particularmente grave en quienes tienen alguna enfermedad reumatológica.
Estadísticas de la industria farmacéutica señalan que alrededor de 1.5 millones de mexicanos padecen artritis reumatoide y uno de cada 10 personas mayores de 60 años de edad tiene osteoartritis. Ambos males son discapacitantes y reducen la calidad de vida de quienes los padecen por los intensos dolores que traen aparejados.
Durante el foro La problemática en torno a los productos milagro, organizado por la Asociación de Fabricantes de Medicamentos de Libre Acceso (Afamela), Francisco Rosas, presidente de la Sociedad Mexicana de Reumatología, opinó que es grave el retraso en la aplicación de medidas para eliminar la publicidad y evitar la venta de cremas o pastillas que se anuncian con propiedades terapéuticas que en realidad no tienen.
Mencionó, entre otros, a X-Ray y calcio de Coral, que únicamente han conducido a que los pacientes abandonen sus terapias, con el riesgo de que la enfermedad avance más rápidamente y los lleve a la discapacidad en un lapso más corto.
Enrique García, presidente de la Academia Mexicana de Reumatología, comentó que para el acné, que afecta a 90 por ciento de los adolescentes, también se han diseñado productos a los que se les atribuyen cualidades de las que carecen. Además de que son costosos, a largo plazo suelen ocasionar infecciones, lesiones y cicatrices en la piel, de tal suerte que cuando interviene el especialista los jóvenes llevan un cuadro difícil de manejar.
Por su parte, Patricia Mercadillo, presidenta de la Sociedad Mexicana de Dermatología, advirtió que otro de los riesgos del uso de esos productos es que pueden disfrazar síntomas de enfermedades graves.
En su turno, Alfonso Caso, comisionado de Fomento Sanitario de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), admitió que no se ha podido erradicar la publicidad de los productos milagro porque hasta apenas ayer se publicaron en el Diario Oficial de la Federación las reformas a la Ley General de Salud, aprobadas por los legisladores el pasado 27 de abril.
Con dichos cambios a los artículos 420, 421 y la adición del 414 bis, que están en vigor a partir de hoy, la Ssa está facultada para decomisar remedios herbolarios, suplementos alimenticios o productos de perfumería y belleza que se publiciten o promuevan como medicamentos, o a los cuales se atribuyan cualidades o efectos terapéuticos, y se les presente como una solución definitiva en el tratamiento preventivo o rehabilitatorio de determinado padecimiento.
La legislación prevé la aplicación de multas que van de mil hasta 10 mil veces el salario mínimo general diario vigente en la zona económica donde se haya cometido la infracción.
No obstante, Alfonso Caso señaló que al prohibirse los anuncios de productos milagro en la televisión abierta, los fabricantes trasladaron su publicidad a la televisión de paga. El principal problema en este caso es que las televisoras tienen su sede en Estados Unidos, Miami y Atlanta, principalmente, y ahora la Ssa tiene que impulsar convenios con aquellas empresas para que en el diseño de su programación reconozcan y apliquen las normas sanitarias mexicanas.
El funcionario explicó que también se buscará iniciar un trabajo de colaboración sobre el mismo tema con la Administración de Alimentos y Medicinas de Estados Unidos (FDA), así como su similar en Canadá.