Usted está aquí: martes 28 de junio de 2005 Economía Bush impondrá su política de gas natural a gobiernos estatales

Bush impondrá su política de gas natural a gobiernos estatales

Economist Intelligence Unit /The Economist

Ampliar la imagen Maqueta de la regasificadora que planea construir Chevron-Texaco en Islas Coronado FOTO Chevron Foto: Chevron

Así como el siglo XIX se construyó a partir del carbón y el XX del petróleo, los industriales afirman que este siglo le pertenecerá al gas natural. Pero, a juzgar por la batalla sobre legislación energética que empezó en días pasados en el Congreso estadunidense, eso no se dará tan fácilmente.

Compañías internacionales de energía, el gobierno de Bush y los de países ricos en gas natural pugnan intensamente por la creación de un mercado global para el gas natural, con Estados Unidos a la cabeza como el importador más grande. Todos promueven este combustible afirmando que es más abundante y menos contaminante que el petróleo, y necesario para sostener el crecimiento económico.

Pero de la misma manera en que la producción petrolera de EU empezó a menguar desde la década de 1960 y ha ido disminuyendo de forma constante como fuente de energía, su producción de gas natural empieza ya a escasear. Para llenar los huecos habrá que importar grandes cantidades de gas -en su forma líquida- en buques tanques que llegarán a las costas de EU o a cualquier otra parte de Norteamérica.

Igual que el petróleo, las reservas de gas natural se encuentran lejos de los grandes mercados del combustible, en países como Qatar, Irán, Rusia, Angola, Yemen y Argelia. La competencia por los proyectos de gas en estos sitios ha originado una carrera frenética entre las compañías internacionales para satisfacer la demanda de gas de los países ricos e industrializados.

En EU, dichas ambiciones enfrentan fuerte resistencia. Voces oficiales de algunos estados donde las compañías de energéticos planean construir terminales a las cuales llegarían los barcos tanques -Alabama, California, Maine, Massachusetts, Nueva Jersey, Nueva York y Rhode Island, entre otros- afirman que estos lugares podrían ser víctimas de una catastrófica explosión, accidental o causada por terroristas.

El presidente Bush, tratando de esquivar a sus opositores, ha propuesto nueva legislación que permitiría al gobierno federal imponerse a los estados. Dicho proyecto se debate en estos días en el Senado,.

''El Congreso debe mostrar a la Comisión Federal Regulatoria de la Energía su autoridad para escoger los sitios de las nuevas terminales, de manera que podamos extender nuestro uso del gas natural licuado'', dijo el presidente en abril.

Pero Bush también enfrenta una batalla en el Congreso. Varios senadores, entre ellos Dianne Feintsein, demócrata por California, promueven una enmienda que se oponga a dar mayor autoridad a la federación.

En febrero, en Houston, el presidente de la comisión federal, Patrick Wood III, dijo a los industriales de la energía que esperaba que se construyeran al menos ocho nuevas terminales para 2010. Ahora existen cuatro: en Georgia, Luisiana, Maryland y Massachusetts, las cuales se construyeron durante las primeras aventuras con el gas natural, en las décadas de 1960 y 1970.

Oposiciones a las terminales

Compañías de energéticos desean construir más de 40 terminales a un costo de entre 500 millones y mil millones de dólares cada una. El conflicto surge porque algunos científicos y ambientalistas afirman que la nación otra vez pone muy poco énfasis en mejorar la eficiencia energética e invertir en otros métodos de producción de energía y calor, como el viento, la biomasa y la energía nuclear.

Mientras tanto, las instancias que compran gas alertan que, de volverse más dependiente del gas natural del extranjero, EU correría el mismo riesgo que cuando llegó a depender del petróleo de fuentes inestables en Medio Oriente.

Para el año 2025 se prevé que el gas natural supere al carbón y a su rival, el petróleo, como combustible fósil líder del mundo. El gas natural representa 24% del consumo de energía de EU. Más abundante y menos contaminante que el petróleo, el gas natural, cuyo consumo también produce gases de invernadero, se volvió mucho más popular en la última década tras su utilización como combustible para las nuevas plantas de energía.

Sin embargo, el creciente consumo de gas natural llega con un costo significativo. ''Estamos en la misma situación con el gas natural a la que tuvimos alguna vez con el petróleo'', afirma Donald E. Felsinger, presidente de Energía Sempra, de San Diego, que planea importar gas natural de Rusia a Texas, Luisiana y el norte de México. ''Ya no somos autosuficientes y vamos a depender de las importaciones para que la gente siga consumiéndolo.''

El precio del gas natural se ha duplicado en EU en los últimos cinco años, lo cual ha vuelto visible la dependencia vulnerable y la posibilidad de precios más altos de no incrementarse la provisión. De hecho, aun con el mercado global del gas en su primera infancia, algunas naciones desean fungir como cárteles para controlar el precio del energético, de manera muy parecida a cómo la Organización de Países Exportadores de Petróleo ha manipulado a veces el mercado del petróleo.

Los esfuerzos por importar más gas natural han disparado ya una disputa política en California, donde ha crecido la resistencia a los planes de construir varias terminales de gas natural licuado, incluyendo una en Long Beach y dos en la costa, una cerca de Oxnard, al norte de Los Angeles, y la otra cerca de Camp Pendleton, al norte de San Diego.

Compañías energéticas, como Cheyron y BHP Billiton de Australia, financian un grupo llamado Californianos por Energía Limpia, Costeable y Segura, con objeto de persuadir a la gente de la necesidad de usar gas natural licuado.

Pero el escepticismo persiste. ''Si uno arranca una industria de esta manera y trae abundante gas natural, crea una adicción a algo que no existía'', dice Susan Jordan, directora de la Red de Protección Costera de California, grupo ambientalista con sede en Santa Bárbara, el cual hace campañas en contra de las terminales de gas natural licuado. ''Esto ocurre sin que se haga ninguna mención a la conservación y sin siquiera una miradita a otras alternativas renovables."

A diferencia del petróleo, el gas natural puede ser sumamente difícil y costoso de transportar por el mundo. Para licuarlo debe enfriarse a 260 grados bajo cero, comprimiendo su volumen por un factor de cerca de 600. Una vez que llega a su destino, necesita que lo calienten otra vez antes de poder ser utilizado como combustible.

La mitad del costo del petróleo, o menos

Pero el gas natural tiene muchas ventajas, en particular en términos de conveniencia y costo. El costo actual en el mercado mundial de un barril normal de petróleo es de cerca de 50 dólares, mientras mil 680 metros cúbicos de gas natural, su equivalente en energía, resultan mucho menos caros. Aún si se le envía desde un país cardinal de Medio Oriente como Qatar, probablemente costaría de 18 a 24 dólares, de acuerdo con Bernard J. Picchi, analista de la empresa Foresight Research Solutions de Nueva York.

El gas natural, alguna vez escarnecido por las compañías petroleras, que lo consideraban una molestia cuando lo encontraban junto con las reservas petrolíferas, ahora parece ser incluso más abundante que el petróleo. BP, el gigante energético de Gran Bretaña, estima que, a la tasa de producción actual, las reservas de gas dan para 67 años de abasto, comparadas con las reservas globales del crudo, equivalentes a 41 años.

Estados Unidos, durante buena parte del siglo XX, fue el productor de petróleo más grande del mundo, y satisfacía con facilidad sus necesidades. Pero con una economía en rápido crecimiento y la dependencia cada vez mayor del automóvil, empezó a importar más petróleo después de la Segunda Guerra Mundial. En 1973, cuando el embargo petrolero a los países árabes lanzó los precios aún más arriba, las importaciones de petróleo sumaban sólo 36% del consumo doméstico del energético. Ahora representan cerca de 60%.

Como con el petróleo, la producción estadunidense de gas natural ya no es suficiente para satisfacer la demanda local. La dependencia del gas natural se incrementó fuertemente después de que, en la década de 1990, las compañías de electricidad diseñaron más de 90% de sus plantas de energía para funcionar con gas natural. En tanto, las importaciones de Canadá, cuyos grandes yacimientos de gas natural están conectados con EU por oleoducto, empiezan a acabarse también.

Una fuerte demanda de gas natural se da no sólo en EU, sino también en economías de rápido crecimiento industrial como China e India, las cuales están resueltas a competir por el abasto. Se espera que EU se convierta en el mercado más grande para el gas natural. Antes, sin embargo, necesitará construir las terminales adecuadas para recibir gas natural licuado.

En marzo, las compañías de energéticos miraron con interés cuando una pequeña empresa de Houston, Excelerate Energy, completó el primer proyecto de este tipo en más de 20 años en la costa de Luisiana, cerca de Cameron, soñolienta comunidad parroquial.

Varios residentes han dado la bienvenida a la terminal por ser fuente de empleos. Pero la entrada de Cameron en el negocio del gas natural contrasta con la posición de comunidades como California y otras a lo largo de la costa este, donde la demanda de gas natural es mucho más fuerte y se ha propuesto a la mayor parte de los puertos.

Entre esas propuestas están la sonda de Long Island, a 14.4 km de Rocky Point, Nueva York; Providence, Rhode Island; Logan, al sur de Nueva Jersey, y Harpswell, Maine. La preocupación sobre la posibilidad de daño por accidentes o explosiones terroristas que tengan como blanco terminales o buques tanques ha impedido que dichos proyectos despeguen en estas comunidades costeras.

Un reporte reciente de los Laboratorios Nacionales Sandia concluyó que, si terroristas hicieran un boquete a un buque tanque, producirían un derrame de gas licuado que podría recalentarse y producir un incendio que causaría quemaduras de segundo grado a personas situadas kilómetro y medio a la redonda.

La industria y su historial de seguridad

La industria del gas licuado argumenta que el historial de seguridad de sus buques cisternas excede con mucho a cualquier otro sector de la industria naviera. Sólo unos cuantos accidentes pequeños han ocurrido en las últimas tres décadas, y la industria sostiene que un derrame accidental o un ataque suicida es en verdad improbable. Japón y Corea del Sur, en este momento líderes del mercado de gas licuado, nunca han experimentado un accidente grave ni ataque alguno.

Aun así, la preocupación persiste. En mayo, en un análisis realizado por el procurador general de Rhode Island, Richard A. Clarke, antiguo asesor en contraterrorismo de los gobiernos de Clinton y Bush, concluye que grupos terroristas podrían atacar fácilmente un puerto urbano o un buque tanque de gas natural que llegara a él, y señala las áreas alrededor de Providence y Fall River, Massachussets, como las que podrían estar en ''alto riesgo de generar un daño catastrófico'' por explosiones e incendios.

En respuesta a la urgencia de la industria de la energía, el Congreso agregó a la amplia legislación energética aprobada esta primavera en la Cámara, y ya aceptada por la Comisión de Energía y Recursos Naturales del Senado, una disposición que anulará la autoridad de los estados para bloquear las terminales de gas natural licuado.

Seis gobernadores de estados costeros, entre ellos Arnold Schwarzenegger, de California, y Mitt Roney, de Massachussets, se dirigieron al Senado, solicitando que la autoridad de los estados permanezca en las mismas condiciones en cuanto a la evaluación de esas terminales.

Mientras tanto, gobiernos extranjeros que fundan sus esperanzas en la exportación de gas natural licuado a EU invierten en la construcción de terminales. Un proveedor de Africa del Oeste, Angola, ha adquirido parte de una empresa llamada Gulf LNG Clean Energy, la cual planea un puerto en Mississippi.

Qatar, pequeño país del Pérsico, el cual será el mayor exportador de gas natural licuado del mundo en la siguiente década, ha mostrado gran interés en la iniciativa energética que está a consideración del Senado estadunidense. Esa nación y otras 12 ricas en gas, como Irán, Egipto, Nigeria y Venezuela, se reunieron en abril para hablar sobre las posibles formas de mantener los precios del gas satisfactoriamente altos. El grupo, llamado Foro de Países Exportadores de Gas, está aún en la infancia y por ahora es incapaz de seguir el modelo de la OPEP, pero sus miembros acordaron establecer una oficina de coordinación en Doha, en Qatar.

A pesar de las preocupaciones, las importaciones de gas natural hacia el puñado de terminales que existen en EU se elevaron 29% el año pasado y se incrementarán de manera muy rápida a lo largo de esta década.

FUENTE: EIU

Traducción de textos: Jorge Anaya

 
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