Usted está aquí: lunes 27 de junio de 2005 Opinión ¿LA FIESTA EN PAZ?

¿LA FIESTA EN PAZ?

Leonardo Páez

Silverio y Pachis, ¡67!

ALGUIEN, YA MAYOR, me decía que no se deja de reír por hacerse uno viejo, sino que se hace uno viejo por dejar de reír. Contadas veces la vida se encarga de ilustrar sobradamente algunas de estas frases más o menos felices con ejemplos elocuentes y confirmadores.

HE TENIDO EL privilegio y la dicha de tratar a dos seres humanos excepcionales, no sólo por sus respectivas vidas talentosas sino por un estratégico humor para saber sortear los embates del amor, las embestidas inciertas de la pasión, el cariño, la ternura, el perdón, la comprensión y la amistad: el maestro Silverio Pérez Gutiérrez y la maestra María de la Paz Domínguez Jimeno, quienes el pasado viernes celebraron su 67 aniversario de bodas.

MAESTROS DEL DIFICIL arte no sólo de convivir, gozar, padecer y resistir, sino del aún más insólito de saber envejecer juntos tras haber conocido, a fondo, los agridulces aromas de la felicidad, la fama y la desdicha, Silverio y Pachis aprendieron a templarse desde muy jóvenes, pues de novios ella le advertía que era nieta de la condesa de la Cortina, a lo que el muchacho replicaba -humor, divino tesoro- que él estaba seguro de ser bisnieto de Nezahualcóyotl.

UN DIA ANTES de tan increíble aniversario llamé para felicitarlos y, entre otras cosas, tuvieron la gentileza de decirme con sus claras voces de los espléndidos cantantes que fueron: Mira, como esposa no fui tan feliz, pero como madre he sido el ser más bendecido de la tierra. Nuestros hijos son maravillosos con nosotros y, modestia aparte, son seres que yo formé, porque Silverio no tenía la preparación ni el tiempo para hacerlo.

SOY HIJA DE divorcio, agrega Pachis, y me propuse que, pasara lo que pasara, mis hijos no lo serían. Y entre cornadas y graciosas huidas, aguanté a pie firme. Cuando nos casamos Silverio tenía 23 años y yo no cumplía 17. Tuvo, era inevitable, muchas pretendientas y novias, más que por su popularidad por su gran sencillez y extraordinaria simpatía. Pero oye, si tienen novias y pretendientas los hombres comunes y corrientes...

EL COMPADRE, COMO siempre, más contenido en sus respuestas confiesa: Me siento bien, excepto por mis mareos. ¿Por tanta gloria o por el divino neutle?, pregunto insidioso. No, por ninguno de los dos, sino que hace un año sufrí una trombosis y me ha quedado una secuela. Por lo demás, me siento muy contento y me levanto dándole gracias a Dios por haberme permitido vivir todos estos años, y al destino por haber encontrado una mujer y unos hijos como los que tengo.

¿LA FORMULA PARA durar? Pedirle a Dios cada día luz para que me ayude a vivir ese día. ¿Emocionado con el homenaje del sábado? Imagínate, a estas alturas. Es un homenaje muy lindo -monumento en el jardín principal, festival taurino con hijos de mis compañeros y banquete- a iniciativa del doctor Higinio Martínez, presidente municipal, perredista, de Texcoco, a quien no tengo cómo agradecerle. A mí que me juzguen el público y mis hijos, yo sólo me siento el ser más afortunado del mundo. ¡Salud, queridos maestros!

 
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