Usted está aquí: lunes 27 de junio de 2005 Deportes "Los embrujos de Morante"

José Cueli

"Los embrujos de Morante"

En la plaza de Granada apareció el diestro sevillano Morante de la Puebla y el toreo fue otra cosa en sus muñecas. Los granadinos sintieron el escalofrío de ese momento en que la verónica se convertía en "algo" diferente, nunca visto; una revelación. Un "algo" como inspiración que se manifestaba estéticamente como un no sé qué, innegable e inasible de gracia instintiva y dejaba en el coso un bouquet a torero caro.

Morante de la Puebla citó capote en mano al toro en las tablas y al embestir lo frenó, lo templó y le cargó la suerte ganándole terreno en cada lance. No un lance; seis, siete verónicas rematadas con la media verónica en el centro del redondel. El toreo de siempre en el ruedo ensangrentado de la Granada torera. ¡Cómo meció la niña verónica, una y otra vez! Aire que el aire le llevaba, juego de caderas y muñecas, armonía que se antojaba imposible.

La realidad es que se topó con un torillo de Núñez del Cubillo, de encastada nobleza que iba "desde aquí hasta allá", fijo y planeador. Pero, ¡cómo lo toreó Morante! Pisaba el ruedo y no lo pisaba con la emoción de un girón palpitante en la momentaneidad de una improvisación inesperada, en que toda la Sevilla que llevaba internamente se expresaba en el movimiento de su capote y le transmitía al tendido la gracia sevillana, el desgano, el desmadejo corporal, la naturalidad...

Imposible mantener la emoción de su fantasía capotera con la muleta, pese a que realizó una faena de las que ya no se ven. Era tal la intensidad de su quehacer torero que se sentía a través de la pantalla televisiva, en el programa Toros y toreros de Canal 11, conducido por Julio Téllez..

 
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