Usted está aquí: lunes 27 de junio de 2005 Capital CIUDAD PERDIDA

CIUDAD PERDIDA

Miguel Angel Velázquez

La AFI en Milpa Alta: ¿operativo encubierto?

Acción con fines políticos

México Seguro, otra imposición

El fin de semana pasado, un grupo de individuos vestidos de terror, es decir, con capuchas negras y uniforme oscuro, llegaron hasta Milpa Alta para realizar algo muy parecido a un operativo.

Aunque nunca presentaron identificaciones, la orden de algún juez o cosa parecida, ante la obviedad confesaron ser miembros de la AFI (Agencia Federal de Investigación), y para que nadie dudara de su pertenencia a esa corporación también dijeron ser elementos de la "policía estatal". Usted y nosotros sabemos que en el DF no hay tal policía, pero ellos, desde luego, no.

Las acciones de los hombres de oscuro iban en contra de los guardias de la población que cada noche velan para evitar que en los terrenos de la delegación se cuelen, entre otros, algunos taladores clandestinos de árboles, que han hecho mucho daño a la comunidad.

A estos cuidadores, que se sirven de rifles viejos para su defensa y de algunos radios para comunicarse con las autoridades comunales del lugar, les llegaron por ahí de las tres de la mañana unos 75 agentes de esa agencia federal dependiente de la Procuraduría General de la República. Les robaron sus armas, sus radios y de hecho los retuvieron por varias horas.

El pretexto, como ya se ha hecho costumbre, es la búsqueda de plantíos de mariguana, y con ese sambenito burlan los derechos de quienes nada tienen que ver en esos asuntos, pero, desde luego, los peces gordos regularmente se les van.

Pero eso no era más que un pretexto, la fachada, ahora se sabe, porque en la PGR regularmente todo se cuela, que estos policías, armados hasta los dientes, trataban de capturar a uno de los implicados en el linchamientos en Tláhuac, que supuestamente se esconde entre los parajes de aquella delegación.

En la AFI se tiene a Milpa Alta marcada con rojo. Su vinculación con el EZLN, que se hizo más evidente desde que esos comuneros recibieron a los principales miembros del zapatismo al inicio de este sexenio, pero que ahora hay quien quiere ligarlos a otras organizaciones, y la visita que sufrieron el sábado por la madrugada tuvo, además, el propósito claro de amedrentarlos.

Desde luego que en la lucha contra el narcotráfico todo, o casi todo, es válido, pero éste, según nos dicen, no era un operativo montado para ese fin, y eso hace de la acción policiaca una grave intromisión en la vida de los comuneros.

Es verdad que hay algunos delegados, como el de Iztapalapa o la de Venustiano Carranza, que han pedido que las fuerza policiales federales, e incluso del Ejército, intervengan en sus demarcaciones para tratar de erradicar, entre otros, a quienes trafican con enervantes, pero hay quienes buscan que México Seguro, otra de las ocurrencias -está es de las menos peores- de Vicente Fox, se imponga en la capital.

Aunque es imposible negar el grado de inseguridad que persiste en la ciudad, tampoco se puede, así como así, imponer el programa federal en todo el DF, porque afortunadamente la situación no parece ser igual a la de Sinaloa o Nuevo Laredo, por ejemplo.

Lo grave es que la imposición de este programa no tendería, dicen los agentes de la AFI, a combatir el crimen organizado, sino que serviría para ser usado con fines políticos, por ejemplo para establecer que nada se ha hecho ni se hace por la seguridad en el gobierno actual del DF.

No debe soslayarse que las acciones que, como las de Milpa Alta, pretenden someter a los pobladores de ciertas regiones al terror que crean los cuerpos policiacos pueden desencadenar reacciones contrarias entre la gente a la que se acusa falsamente y se quiere sumisa y obediente.

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