Usted está aquí: lunes 27 de junio de 2005 Opinión MEXICO SA

MEXICO SA

Carlos Fernández-Vega

El gobierno perfumó y legalizó el chiquero del Fobaproa

Hacienda perseguirá a 104 millones de mexicanos para que paguen la factura

EL OBSEQUIOSO GOBIERNO de la República -en sus dos versiones, el zedillista y el foxista- no sólo les ha regalado una buena rebanada del erario, sino que en bandeja de plata les ha perfumado y "legalizado" el chiquero Fobaproa: de acuerdo con la versión oficial, resulta que los banqueros (sin olvidar a sus asociados en el mundillo financiero del sector público) son más puros que la inmaculada Virgen María.

OFICIALMENTE SE LES CONOCE como auditorías GEL (Gestión, Existencia y Legalidad), aunque dados los resultados y para mayor exactitud debieran llamarse auditorías SIN: sin nombres, sin responsables, sin explicaciones, sin culpables, sin errores, sin irregularidades, sin ilegalidades, sin delincuencia organizada, sin perjuicio para la nación.

COMO RELOJERIA SUIZA HAN funcionado los poderes Ejecutivo y Judicial (la grilla sucesoria está más sabrosa, se defiende el Legislativo), dupla que en sendos golpes de mano pusieron nuevos candados a la cada vez más lejana posibilidad de transparentar el "rescate" bancario y "legalizaron" el intercambio de pagarés Fobaproa. Si fueran tan esmerados para otras cosas, muy distinta sería la situación del país.

CON UNA ENORME SONRISA, y al grito de "¡labor cumplida, patrón!", cada una de las partes hizo su trabajo: por un lado, ocho ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación privilegiaron la exigencia del presidente Fox y cancelaron cualquier posibilidad que instancias distintas al Ejecutivo rocen con el pétalo de una rosa el chiquero Fobaproa y a los barones del dinero, a pesar de haber sido documentadas irregularidades e ilegalidades de bancos, banqueros, funcionarios públicos e instituciones gubernamentales; por el otro, la Secretaría de Hacienda y el IPAB concluyeron las auditorías de Gestión, Existencia y Legalidad (las referidas SIN), mismas que determinan que no hay nada que perseguir, salvo a 104 millones de mexicanos para que no dejen de pagar la factura.

AMBAS INSTITUCIONES, férreamente controladas por Francisco Gil Díaz, aseguraron que el "nuevo programa" para canjear los pagarés Fobaproa (112 mil 658 millones de pesos adicionales al saldo de la deuda pública) "significa la conclusión de un ciclo de enorme trascendencia para el sistema bancario de nuestro país".

¿DONDE QUEDARON LAS irregularidades, las ilegalidades, los créditos relacionados y demás bellezas documentadas por el canadiense Michael Mackey y la Auditoría Superior de la Federación? Quedaron totalmente fuera de la escena, de acuerdo con los resultados de las GEL (léase SIN) ordenadas por el IPAB y celebradas por la Secretaría de Hacienda.

TODO EN ORDEN, SEGUN las "versiones públicas" de dichas auditorías que la pareja invencible Hacienda-IPAB tuvo la cortesía de divulgar. Todo en tiempo, porque el próximo 30 de junio vence el primero de los pagarés Fobaproa.

DE BANCOMER, POR EJEMPLO (el mismo que anda muy preocupado por las organizaciones civiles que "lavan dinero"), las firmas legal y contable contratadas por el IPAB para hacer el trabajo (sucio para terminar limpio) concluyen que "no existen créditos relacionados (...); de la revisión de los documentos denominados Bank Reports y de los Papeles de Trabajo (del canadiense Michael Mackey) no se detectó información de la cual se desprendan incumplimientos al marco legal aplicable que podrían haber dado lugar a la declaración de nulidad absoluta de los créditos que se mencionan en dichos documentos".

DE BANAMEX: "EL INFORME final de legalidad incluye ciertas referencias a casos en los cuales, de la revisión a los Papeles de Trabajo y al Bank Reports no se desprenden elementos suficientes para determinar la existencia de ilegalidades en el otorgamiento de créditos, sino simplemente posibles indicios de ilegalidad (el subrayado es nuestro). Estos casos incluyen los siguientes: cuatro créditos en total; ...se determinó la existencia de posibles ilegalidades en el otorgamiento de los créditos, las cuales hubieren dado lugar a sanciones administrativas. No se ha determinado la existencia de delitos, ni de incumplimientos que hubieren dado lugar a declaración de nulidad absoluta de los créditos. Derivado del análisis realizado al informe final de ilegalidad no ha podido atribuirse de la información contenida en los papeles de trabajo responsabilidad directa a la administración del banco, ni a persona cierta".

Y ASI POR EL ESTILO. Rara conclusión, porque en 1999 el auditor canadiense documentó créditos irregulares y/o ilegales por cerca de 74 mil millones de pesos. En sus Bank Reports, Michael Mackey subraya que "el Fobaproa y demás autoridades renunciaron a su derecho a rechazar los préstamos en suspensión de pagos, hicieron excepciones a los criterios estándar y aceptaron préstamos identificados como inaceptables"; sin embargo, en la revisión en comento nada de ello sucedió.

DADOS LOS RESULTADOS DE las auditorías GEL (en realidad SIN), es inevitable retomar aquella muy equilibrada frase pronunciada por el secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, cuando se hizo público el "nuevo programa" de los pagarés Fobaproa (15 de julio de 2004): "los banqueros que no pusieron capital, que no administraron bien su banco, que cometieron errores (...) lo perdieron y perdieron su capital... simplemente dejaron de operar, dejaron de existir y perdieron todo su dinero".

EN AQUELLA FECHA, CUANDO autoridades y banqueros concretaron su "acuerdo definitivo" para sustituir los pagarés Fobaproa, quedó claro que el gobierno del "cambio" dictaminó antes de investigar, como lo obliga la ley, en abierto apoyo a la nomenclatura financiera; sentenció antes de juzgar y reiteró su decisión de otorgar "certidumbre jurídica" a la inversión extranjera que se apila en el sector bancario. El anuncio de Hacienda-IPAB sólo ratifica tal "disposición".

Las rebanadas del pastel:

RECORDAR ES VIVIR: EN POCO más de dos décadas la banca "mexicana" ha resultado el negocio más oneroso en la historia política y económica del país. Para los mexicanos, desde luego.

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