Usted está aquí: domingo 26 de junio de 2005 Opinión La batalla de Carrizal

Gaspar Reza Heredia

La batalla de Carrizal

Se trata de un hecho de armas poco conocido, en el cual el ejército nacional ocasionó una seria derrota a las tropas de Estados Unidos cuando la llamada expedición punitiva penetró en nuestro país buscando a Francisco Villa.

Queriendo vengarse de Estados Unidos que ya no le vendía armas, Francisco Villa, al frente de 400 jinetes, atravesó la frontera una madrugada y entró a sangre y fuego al poblado de Columbus, Nueva México. La rapidez del ataque tomó por sorpresa a la guarnición militar, causándole numerosas bajas y retirándose a la misma velocidad con la que habían llegado.

En Estados Unidos la indignación fue enorme. Era la primera vez que una tropa extranjera hollaba su suelo y vapuleaba a sus soldados. La gente exigía que se tomaran medidas contra México y el presidente Woodrow Wilson solicitó, y obtuvo de Venustiano Carranza, permiso para que sus tropas pasaran a Chihuahua, capturaran a Villa y se lo llevaran para juzgarlo en Estados Unidos.

El 20 de junio de 1916 tres soldados mexicanos destacados en Villa Ahumada fueron enviados a buscar reses extraviadas para alimentar a la tropa, pero se toparon con una partida militar de Estados Unidos integrada por soldados negros que los tomaron prisioneros, los llevaron a su campamento y se burlaron de lo mal armados y peor montados que estaban. Aprovechando un descuido, los mexicanos escaparon regresando con los suyos.

Enterado del suceso, el jefe de operaciones de Ciudad Juárez ordenó que no se permitiera a los extranjeros avanzar más hacia el sur, y el general Félix Uresti Gómez, al frente del destacamento de Ahumada, hizo contacto con los invasores y comunicó a su comandante, capitán Charles T. Boyd, que tenía órdenes de prohibirle avanzar y batirlo si no se detenía. Boyd respondió en tono desdeñoso que sus instrucciones eran avanzar, y que no le importaba la opinión de los mexicanos. Así las cosas el general Gómez ordenó dar media vuelta y regresar.

La tropa enemiga avanzó y abrió fuego contra los mexicanos. El general Gómez cayó muerto y el tiroteo se generalizó. Pero los nuestros, a pesar de su condición de inferioridad tanto en número como en armamento, resistieron con valor, y bajo las órdenes el coronel Genovevo Rivas Guillén que había quedado automáticamente al mando, contratacaron, rechazando al enemigo que huyó, dejando en el camino más de 50 muertos. Quedaron prisioneros 27 soldados negros y se tomaron 22 caballos y gran cantidad de armamento y municiones.

México perdió 27 hombre y 39 resultaron heridos.

Fue una circunstancia afortunada que los estadunidenses muertos fueron exclusivamente negros, y que gracias a ello no se hayan sentido lo suficientemente agraviados como para declararnos la guerra. Es probable que también hayan influido las declaraciones del teniente Morey, quien sobrevivió herido, y las del intérprete Leo Spillsbury, en el sentido de que había sido la arrogancia y la falta de criterio del capitán Boyd lo que había ocasionado la confrontación. Otro factor determinante fue que los primeros disparos hubieran sido hechos por los invasores.

Y con respecto a los disparos, el cirujano que atendió a los soldados mexicanos heridos hizo constar que la mayor parte de las lesiones fueron causadas por balas expansivas, las que según las convenciones internacionales estaban prohibidas en el armamento de cualquier país civilizado.

La expedición punitiva salió de México sin hacer ruido el 6 de febrero de 1917. Es sorprendente que el episodio de Carrizal permanezca en la sombra, sin que el pueblo mexicano conozca la historia de estos valientes, quizá por temor a que nuestros buenos vecinos pudieran molestarse al hacerse pública esa acción en la cual sus tropas jugaron tan deslucido papel, pero la más elemental justicia motivaría que en el sitio de la acción se levantara un monumento recordando a los que defendieron el territorio nacional, y que cada año se les festejara, al igual que se hace con los marinos que murieron por la patria en Tampico y Veracruz.

 
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