El Claustro de sor Juana elaborará programas
Firman convenio para alfabetizar a indígenas y migrantes en el DF
Tras coincidir, con sus matices, en que el rezago educativo sigue siendo uno de los grandes problemas que enfrenta la población capitalina, y que los más afectados son los indígenas y migrantes que llegan de zonas marginadas o rurales al Distrito Federal, el titular de la Secretaría de Desarrollo Social, Marcelo Ebrard Casaubon, y la rectora de la Universidad del Claustro de Sor Juana, Carmen Beatriz López Portillo, suscribieron un convenio para elaborar programas de alfabetización y educación básica para estos grupos sociales.
Durante su intervención, Ebrard señaló que el programa beneficiará, en una primera etapa, a 600 indígenas, entre niños y adultos que habitan en viviendas temporales y definitivas del centro de la ciudad, quienes serán atendidos en sus requerimientos educativos por egresados y personal del servicio social de la institución académica.
Llamó a no perder de vista que en el Distrito Federal se tiene una población de más de 200 mil indígenas de diversas etnias, y afirmó que el compromiso es apoyarlos en su educación y preservación de su lengua y cultura. De ahí que en las preparatorias del Gobierno del Distrito Federal se promovió como materia optativa la enseñanza en náhuatl y se prevé crear la licenciatura bilingüe en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.
"Nuestro propósito es que no haya exclusión de ningún indígena, y lo vamos a lograr", advirtió Ebrard.
Por su parte, la rectora del Claustro enfatizó que sólo fortaleciendo la educación se podrá formar personas conscientes de sus derechos para que ejerzan activamente su ciudadanía, "no de cara al enfrentamiento inútil, sino a la coexistencia que permita la paz y el fomento de los valores democráticos". Sólo así, agregó, se podrá luchar contra los "indignantes contrastes" que aquejan a la sociedad y ganar la batalla contra la violencia y la desesperanza.
En el aula magna Carlos de Sigüenza y Góngora de esa universidad, dijo que los valores y los vínculos de solidaridad se están desintegrando, mientras el flagelo de la marginación social y económica se profundiza ante la indiferencia de tantos, a lo que se agrega que "el fundamento cultural está fisurado, las instituciones no tienen legitimidad, el ambiente general es el de la violencia, el escepticismo, la corrupción y la incredulidad, y vivimos en una situación inédita e inhumana" de la cual "todos somos responsables".
Luego señaló que la educación permite definir cuáles son las necesidades que necesitamos satisfacer "y no las impuestas por un mundo egoísta y sórdido, injusto y esclavizado por la mediocridad y la ambición de poder por todos conocidas".