Dios, en medio del debate político; ira entre congresistas por "denigrar a cristianos"
Debaten en EU iniciativa para declarar ilegal toda profanación a la bandera
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Imagen de archivo de la quema de una bandera estadunidense durante una protesta en Portland, Oregon. Hasta ahora, la Suprema Corte de Estados Unidos considera este tipo de acciones como una forma de libertad de expresi�OTO Ap
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Nueva York, 22 de junio. Los políticos en Washington una vez más optan por esconderse detrás de Dios y la bandera, mientras la sangre corre en Irak, se tortura a detenidos, se debate si el presidente engañó al país, la inseguridad económica se incrementa; en el país donde la justicia en un caso de asesinatos racistas tardó 41 años, donde más niños sufren hambre y donde la mayoría de los estadunidenses opina que la Casa Blanca y el Congreso no comparten las prioridades del pueblo.
Esta semana comenzó, una vez más, el esfuerzo de promover una enmienda constitucional para "proteger a la bandera", o sea, hacer ilegal toda profanación física del símbolo nacional. Los analistas creen que esta medida legislativa tiene las mejores perspectivas de ser aprobada en 16 años, desde que la Suprema Corte falló que quemar la bandera era una forma de libertad de expresión protegida por la Constitución.
La Cámara ha aprobado la medida numerosas veces, pero no el Senado, aunque este año el último conteo es que sólo se necesitan dos votos más para llegar a los dos tercios (67) necesarios para aprobar tal enmienda constitucional. Una vez aprobada en la Legislatura, la enmienda deberá ser ratificada por un mínimo de 38 estados de la unión.
El representante James Sensenbrenner, presidente del Comité Judicial, afirmó hoy ante el pleno de la cámara que "la bandera de Estados Unidos es una parte crítica de la identidad civil de Estados Unidos. Millones de estadunidenses juran lealtad a la bandera diariamente, y nuestro himno nacional es un homenaje a ella. Soldados estadunidenses saludan la bandera de Estados Unidos en tiempos de paz, y generaciones de soldados lucharon y murieron por ella en tiempos de guerra". Agregó: "la bandera captura el orgullo y espíritu del pueblo estadunidense, y sirve como un símbolo internacional de libertad y oportunidad".
El senador Orrin Hatch, de Utah, patrocinador de la medida, declaró a la prensa local que "es hora de defender nuestro símbolo. Considero que defecar sobre la bandera, orinarse en ella o quemarla -sólo por mencionar tres ejemplos- deben ser considerados como conducta ofensiva, y no como libre expresión".
La enmienda permitirá que el Congreso prohíba actos de profanación de la bandera. La Casa Blanca anunció su apoyo a la medida, que será aprobada esta semana por la cámara y será debatida en el Senado a principios de julio.
Por otro lado, Dios está en medio del debate político otra vez. El lunes, la sesión legislativa del pleno de la cámara se suspendió durante 45 minutos después que el representante republicano John Hostettler, de Indiana, acusó a los demócratas de "denigrar y demonizar a los cristianos", lo cual ocasionó una furiosa réplica de la minoría de la cámara baja. Hostettler, quien estaba expresando su oposición a una enmienda denunciando el "proselitismo religioso coercitivo y abusivo" en la Academia de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, declaró que "la larga guerra sobre el cristianismo en Estados Unidos continúa hoy en el pleno de la cámara de Representantes".
Hoy se dieron a conocer los resultados de una investigación del Pentágono sobre denuncias de que oficiales y cadetes evangélicos en la Academia de la Fuerza Aérea han creado un clima de intimidación contra cualquiera que no se subordine a doctrinas cristianas conservadoras.
Entre Dios y la bandera, los políticos de este país ocultan actos poco éticos y patrióticos, como los abusos de derechos humanos en Guantánamo e Irak, o de corrupción durante la guerra. Cada vez que un político se atreve a denunciar estas cosas, la respuesta es inmediata: las críticas sólo fortalecen al "enemigo" y minan el apoyo de las tropas y su bandera, bajo Dios (como dice el Juramento a la Bandera).
Los políticos tan preocupados por proteger su bandera hoy no mencionaron nada sobre revelaciones esta semana de que el gobierno estadunidense repartió casi 20 mil millones de dólares de fondos propiedad de Irak en ese país, miles de millones de estos en efectivo sólo días antes de que trasladó el poder al gobierno interino iraquí.
Según un informe elaborado a petición del representante federal demócrata Henry Waxman y presentado en una audiencia legislativa esta semana, las autoridades estadunidenses solicitaron el traslado de más de 4 mil millones de dólares en efectivo en fondos iraquíes anteriormente congelados en el banco de la Reserva Federal en Nueva York. Un solo envío fue de 2.4 mil millones, el traslado más grande de efectivo en la historia del banco federal, informó Waxman.
Estos envíos fueron trasladados en enormes cajas, y entregados a contratistas que se llevaban fortunas en maletas. Casi todos los fondos provenían de cuentas congeladas y del Fondo de Desarrollo para Irak. La ONU había ordenado que estos fondos deberían ser empleados por el gobierno provisional para beneficio del pueblo de Irak. Antes, una auditoría oficial estadunidense había concluido que no se podían contabilizar casi 9 mil millones de dólares en fondos iraquíes que habían estado bajo control de las autoridades estadunidenses.
Pero todo esto, corrupción, engaños, torturas y más, aparentemente son asuntos secundarios. Hay prioridades, como la protección de la bandera y del cristianismo.
Tal vez en este contexto vale recordar una famosa frase de un estadunidense presente en el nacimiento de este país. "El patriotismo es el último refugio de un canalla", dijo Samuel Johnson en 1775.