El evangelio según san Marcos
Uno de los cuatro evangelistas fue Marcos, después convertido en santo. Según él hubo una voz que en sus palestinos rumbos clamaba en el desierto, y esta voz dijo: "aparejad el camino del Señor; enderezad sus veredas" (1:3). Esto, en mi interpretación, quiso decir que lo que había hecho el Señor los hombres del poder lo habían destruido. En términos actuales sería tanto como decir que el capitalismo en la globalización neoliberal ha destruido muchas cosas, incluidas las relaciones de dominación y las relaciones sociales (aunque no estoy muy seguro de que se hayan destruido las relaciones de dominación tradicionales, pues yo las veo iguales, salvo que se usan técnicas que antes no se usaban pues éstas no existían, no como ahora).
Los culpables de esos caminos destruidos que deben aparejarse y de esas veredas distorsionadas que deberán ser enderezadas son los políticos, los políticos que hacen política y que han convertido ésta en algo despreciable, como los fariseos y los sumos sacerdotes hicieron con los designios del Señor en tiempos en que Marcos era un compañero de Pedro y otros apóstoles de Jesús. Y estos políticos no tienen remedio, de ellos no deberá esperarse nada bueno, pues, como se lee en el capítulo 3, versículo 23, del mismo evangelio: "¿Cómo puede Satanás echar fuera a Satanás?" Entre los políticos, todos inmersos en el mal, no puede haber solución, ellos no se pueden echar fuera, tendrá que ser el pueblo, quizá gritando "¡que se vayan todos!", el que mediante su acción y formas organizativas propias, y no de la mal llamada "clase política", acabe con ésta, se autogobierne para no sólo encontrar su camino, mismo que aparejarán según algún plan superior (¿cuál?) y enderezarán según su conveniencia y no la de los dueños del poder político y económico.
En otra parte de su evangelio (4:22), Marcos escribió que "no hay nada oculto que no haya de ser manifestado, ni secreto que no haya de descubrirse", probablemente en referencia a las intenciones de la esposa de Fox para lanzarse como candidata, después de que Creel se desprestigie (como se descubrirá), y en referencia a los narcos, secuestradores y dueños de prostíbulos que, según hemos leído (no precisamente desde el desierto), financian la campaña del senador priísta Enrique Jackson para convertirse en candidato presidencial. Ahora sabemos (y supongo que la procuraduría también y que, por lo tanto, actuará de inmediato) que el senador, para su "publicidad", que en realidad sería propaganda televisiva, obtiene el dinero de "rescates por el secuestro de miembros de familias pudientes". Ciertamente no hay, como escribiera Marcos en su evangelio, nada oculto ni secreto que no haya de descubrirse. Se descubrirá, o habrá una demanda por difamación.
Posteriormente, Marcos dijo que Jesús no tenía misericordia con quienes no hicieran caso de su mensaje. A sus apóstoles les dijo que si en algún pueblo no eran escuchados los ignoraran, los ninguneran que, al decir de Octavio Paz, "es una operación que consiste en hacer de Alguien, Ninguno" (así, con mayúsculas en el original). Y fue así que Jesús, según cita Marcos en el capítulo 6, versículo 11 de su evangelio, enviando a sus apóstoles de dos en dos a las ciudades, les dijo: "Y todos aquellos que no os recibieren ni os oyeren, saliendo de allí, sacudid el polvo que está debajo de vuestros pies, en testimonio a ellos." Pero, no conforme con eso, les echó una maldición, como diciéndoles que si no les hacían caso, los indiferentes serían castigados muy severamente, peor que lo fueron los habitantes de Sodoma y Gomorra, castigo que les sería más tolerable que el que les enviaría si no oían ni recibían a sus enviados: el castigo sería una política transexenal en el mismo estilo y contenido de lo que fue el salinismo, representado por López Obrador, ni más ni menos.
Finalmente, porque todo tiene un final, en 1:15, una advertencia estremecedora: "El tiempo es cumplido, y el reino de Dios está cerca: arrepentíos y creed al evangelio", porque de no hacerlo se condenarán y los políticos harán de las suyas como siempre han hecho, y sin mirar al pueblo, a los de abajo, a los desposeídos. Si no siguen el evangelio las tinieblas los cubrirán. Y rematando Marcos advirtió "que abajo el reloj marca ya la hora sexta". Perdón, me equivoqué, este último entrecomillado es de otro texto; el de Marcos, el evangelista y santo, escribió en 15:33: "Y cuando vino la hora sexta, fueron hechas tinieblas sobre toda la Tierra".
Cosas de evangelios. ¿Qué más leeremos si todo ya está dicho? Habrá que esperar hasta "la hora de nona" (íbidem).