También fueron suspendidas las clases en la zona
Caracoles semidesiertos y tensión, el panorama
Imperan nerviosismo y reserva entre los pobladores
Ampliar la imagen Un menor aguarda a sus padres frente a un mural del caracol de La Garrucha FOTO Jos�arlo Gonz�z Foto: Jos�arlo Gonz�z
La Garrucha, Chis., 22 de junio. El poco usual panorama de caracoles semidesiertos e indígenas semimudos comienza a ser común esta semana de alerta roja zapatista. Los representantes de las juntas de buen gobierno (JBG) no se encuentran en sus caracoles, lo mismo que en las cabeceras municipales autónomas no están los concejos ni los representantes comunitarios. Sólo gente haciendo su vida.
La Jornada lo constató hoy en Francisco Gómez, Primero de Enero y Che Guevara, así como en el caracol Resistencia hacia un nuevo amanecer, en La Garrucha. Todas las instalaciones de la sede autónoma rebelde en la selva tzeltal se encuentran cerradas: las salas de la JBG El camino del futuro y de la comisión de vigilancia, el café Ciberpozol, el colectivo de mujeres, las tiendas cooperativas, el campamento civil, la biblioteca, la escuela primaria y las oficinas de los concejos autónomos de Francisco Villa, San Manuel, Ricardo Flores Magón y Francisco Gómez. Al igual que en Oventic, sólo la clínica funciona.
"Se cierra la oficina por alerta roja", repiten cartulinas pegadas en las puertas, algo que anuncia desde la entrada un trozo de lámina clavado en una estaca y con el anuncio pintado con brocha gorda. Curiosamente, junto al mural sobre la fachada de la JBG también se encuentra fijo con grapas un cartel impreso que anuncia las dos confrencias que dictará el historiador Immanuel Wallerstein este jueves y el viernes en San Cristóbal de las Casas.
"Pueden estar y mirar lo que quieran, pero no te voy a decir nada", advierte un hombre que sale al paso de los enviados, luego de solicitar sonriente y casi con candor que se identifiquen.
Un grupo de campesinos está sentado informalmente ante la casa del colectivo de mujeres, pero es evidente que "echa el ojo" aquí en el centro de gobierno rebelde. Del mismo modo, hay personas sentadas, apoyadas contra los muros de las distintas instalaciones de gobierno.
O sea, abandonado no está el caracol, como tampoco las comunidades de Moisés Gandhi y Patria Nueva, cabeceras de los municipios autónomos Che Guevara y Primero de Enero, respectivamente. Allí, como en La Garrucha, San Salvador, San Miguel, San Manuel y Nuevo Morelia, las familias zapatistas llevan su vida normal, van y vienen de sus campos cargando azadones, machetes y costales.
Pero todos están muy atentos y nerviosos, inclusive los niños, que estos días no tienen clases. Los comercios de los rebeldes también están cerrados en todas partes, incluidos el comedor Compañera Lucha y la tienda Nuevo Arco Iris, en el crucero de Cuxuljá.
A orillas de la carretera rumbo a Palenque, la escuela Subcomandante Pedro, del municipio Primero de Enero, a un kilómetro de la ciudad de Ocosingo, habla hoy sólo mediante sus vistosos murales, pintados por manos indígenas (es decir, no por artistas y grafiteros urbanos, autores de buena parte de las obras en otras zonas zapatistas). Frente a la presidencia municipal autónoma varios hombres se resguardan a la sombra de un gran árbol.
"Orita no están el concejo ni otras autoridades, sólo la comunidad. Pero fotos sí pueden tomar", dice uno de ellos, sin camisa, pero al parecer a cargo de recibir a quienes visitan el poblado.
"No tenemos nada que decir. Todo lo que ustedes necesitan saber está en los comunicados que ya conocen", agrega. El calor del verano ha menguado porque llueve de forma intermitente. Aquí también los niños andan sueltos, jugando a orillas de la calzada de acceso a la casa de Primero de Enero, que hasta 1994 fue casco de una hacienda ganadera.
El de La Garrucha suele ser el único caracol que padece patrullajes diarios del Ejército federal. No obstante, un indígena comenta que en estos días de alerta zapatista no han pasado los convoyes militares, lo cual resulta también excepcional.
Donde sí hay continuos movimientos de vehículos y tropas federales es en el cuartel de Rancho Nuevo, en San Cristóbal de las Casas. Sobre la carretera rumbo a Comitán y Ocosingo se ha vuelto a instalar un puesto de revisión que opera discretamente, pero cuenta con una peculiar batería de vehículos ligeros alineados, como si estuvieran a punto de una persecución o algo parecido.
En el tercer día de la alerta roja decretada por el EZLN, todo indica que no resta sino esperar los resultados y las decisiones de la amplia consulta que realizan el ejército rebelde, los comandantes civiles, las JBG, los concejos autónomos y las bases de apoyo. La reserva con que los indígenas actúan sugiere tensión y alerta.
En las comunidades no zapatistas cerca de Ocosingo y en la cañada de Patihuitz la vida parece más "normal", pero reina una sorda incertidumbre. También tensión, incluso reserva.