Usted está aquí: martes 21 de junio de 2005 Cultura ''Soy artista desde que comencé a ser persona'', dice Juan Soriano

Recibe de manos del rey de España el Premio Velázquez de las Artes Plásticas

''Soy artista desde que comencé a ser persona'', dice Juan Soriano

El creador explica a La Jornada las revelaciones y sensaciones que alimentan su estética

''Con mucha intensidad'', a sus 84 años, cultiva la pintura, la escultura y el teatro

ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL

Ampliar la imagen "Pinto el mismo cuadro, que soy yo cuando era ni�orque entonces ten�mucha imaginaci� se� Soriano FOTO Marco Pel� Foto: Marco Pel�

Madrid, 20 de junio. A sus 84 años, Juan Soriano es un artista que trabaja con brío y autenticidad en la creación ''de su obra, que siempre ha sido un mismo cuadro de mí mismo, de mis revelaciones y sensaciones".

Nacido en Guadalajara, en 1920, el pintor y escultor es el primer creador mexicano en recibir este martes en Madrid el Premio Velázquez de las Artes Plásticas, que este año llega a su versión cuatro.

La obra de Soriano es un hito en la historia artística de su patria, por su singular aportación a la evolución estética en el México del siglo pasado, como por la incesante búsqueda de un lenguaje pictórico propio.

Contra el mercado de emociones

Antes de recibir de manos del rey Juan Carlos, el que se considera el ''Premio Cervantes" de las artes plásticas, Juan Soriano explicó a La Jornada algunas evocaciones artísticas y personales que lo inspiran para crear e imaginar esos mundos fantásticos que después, gracias a su genialidad, los convierte en cuadros o esculturas.

-¿Recuerda cuándo sintió la primera revelación artística?

-Creo que fue cuando empecé a ser persona, cuando ya no mamaba y pensaba las cosas por mí mismo. Cuando descubrí las primeras sensaciones que me ayudaron a llegar a la pintura, a la escultura, al teatro y a todos los tipos de expresiones artísticas que he cultivado.

''Descubrí que era capaz de hacer existir cosas que antes no existían, sólo porque las creaba. Como cuando construí mis primeros teatritos con masa, con hule o con los calzones de mis criadas. Siempre me empeñé en crear cosas fáciles de ver y apreciar.''

-¿Se sintió más libre con determinada expresión artística para desarrollar su mundo interior?

-No, porque todo era lo mismo. Todo era yo. Inclusive ahora mismo, Juan Soriano está platicando y no me estoy inventando un personaje para impresionar a nadie. Simplemente he hecho lo que me ha dictado mi sensibilidad, a pesar de que a veces lo que llamo las revelaciones hablen de muerte o tristeza.

''Cualquier revelación me aporta algo único y singular. En el fondo siempre he pintado el mismo cuadro, que soy yo cuando era niño porque entonces tenía mucha imaginación.''

-¿Ahora es más frecuente que acuda a su niñez para recuperar aquellos escenarios fantásticos?

-Sí, porque ese mundo imaginario se vuelve vivo otra vez, tan vivo como esta conversación.

-¿Se podría decir que el hecho de crecer le ha dolido?

-No lo sé, pero creo que de adulto tenía la pretensión de gustar y de que la gente halagara mis obras. Entré a una especie de mercado de emociones y eso no me gustaba.

-¿Por qué cree que, como usted dice, siempre ha provocado ''perturbación" en las personas?

-Por mi visión del amor, de la muerte o del arte, pero sobre todo porque la gente no tenía ninguna visión. O, más bien, tenía la visión de que no tenía ninguna visión. Y eso era una lata porque siempre me llevaban la contraria, me insultaban y me decían que era un degenerado. A veces hasta me daban tequila porque decían que así me iba a componer, pero en lugar de componerme, me ponía un cuete horrible y me daba un dolor de cabeza terrible.

-¿Este puritanismo también lo sufrió en el mundo del arte?

-No, porque el mundo del arte son los cuadros. Las personas que son inteligentes saben muy bien que los artistas están haciendo una labor que se realiza con mucho cuidado para que perdure. Por eso es importante encontrar un equilibrio que evite lo rebuscado y no se convierta en una búsqueda ociosa de la perfección ociosa. Por eso el arte expresa las cosas que son más difíciles de expresar.

-¿El mundo de la pintura le hizo sentir que estaba siendo utilizado por lo que usted llama ''el mercado de las emociones"?

-No, porque en el momento que haces dos rayas que te gustan ya están dentro de ese mundo y una vez que lo has probado, lo quieres seguir viviendo siempre.

Diálogo con el subconsciente

-¿Qué pinta en la actualidad?

-Siempre estoy trabajando. A veces no me salen las cosas y las guardo, pero me las suelo encontrar dos o tres años después y descubro lo que quería decir en ese momento. Lo hago con mucha intensidad tanto en pintura, escultura como en teatro.

-¿Recibir el Premio Velázquez le significa algo especial?

-Es importante por la trascendencia de Velázquez en la pintura, pero también porque fui un mexicano de la España peregrina que tuvo el privilegio de asistir a las animadísimas conversaciones entre mexicanos y españoles.

-¿Y juzgar su obra...?

-Menos. No creo que nadie pueda dar premios o elogios por las cosas íntimas que sientes, que son el arte. Son creaciones que nacen de un diálogo individual e íntimo con el subconsciente.

-Si la crítica o el público juzguan su obra, ¿qué le provoca?

-El público que ama la pintura no juzga la obra de un artista que esté entregado a la creación, aunque siempre hay quien pide cursilerías. De los críticos nunca me ha molestado lo que dicen, simplemente cuando lo hacen mal me parece una barbaridad, pero ellos son libres de expresar lo que sienten y hacen bien; yo también soy libre de entenderlo o no.

 
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