La ocupación cambia los intereses de los reclusos: experta
La educación, aliciente para alejarse de vicios carcelarios
Estudios, deportes y actividades manuales abonan en una mejor readaptación social, explica Natasha Bidault, de la UACM
¿Por qué la mayoría de los internos usa reloj de pulsera en la penitenciaría de Santa Marta Acatitla? ''Por una razón muy sencilla: se meten en graves problemas si no llegan puntuales al pase de lista'', explica el psicólogo social Víctor Calderón, encargado del centro escolar de ese presidio, donde la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) imparte clases de licenciatura a 16 reos, algunos de los cuales morirán de viejos en la cárcel.
''Mientras más ocupados estén, habrá menos vicios y agresiones'', afirma la abogada Natasha Bidault, directora del Programa de Educación Superior en Centros de Readaptación Social, impulsado por la UACM, institución regida por el principio de que toda persona, independientemente de su circunstancia, tiene derecho a una formación humanista. ''Esa es la idea fundamental del proyecto: llevarles lo mejor de la sociedad, buscando que haya una efectiva readaptación social y menor contaminación con los sectores más degradados'', agrega la funcionaria universitaria.
-Adolfo Gilly, quien estuvo muchos años preso en Lecumberri, me dijo una vez que las cárceles se controlan con drogas, porque si no explotan.
-Ese concepto está completamente superado. Las cárceles estallan por la corrupción. Si los internos están ocupados, sus intereses y necesidades cambian. En Sinaloa se están combinando estudios, deportes y actividades manuales, y los internos se vuelven multiplicadores, ayudando a sus compañeros. Yo lo hice en el femenil de Guadalajara y funcionó muy bien; en Sinaloa lleva seis años -rebate Bidault, respaldada por una hoja de servicio impresionante.
Fue directora, entre otros establecimientos penitenciarios, del temible Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) de Matamoros; de los penales de Puente Grande y Puerto Vallarta, en Jalisco; de los reclusorios Oriente y Norte, en el Distrito Federal; de la cárcel de Tijuana; del penal de Pacho Viejo, en Veracruz, y de la penitenciaría de Santa Marta Acatitla, donde se efectúa la entrevista.
-La clave para el manejo de una cárcel es lograr un buen equilibrio entre internos, visitas y personal -resume. Si a ese personal incorporamos a catedráticos universitarios, como estamos haciendo gracias a la UACM, los resultados serán muy positivos.
-De hecho -tercia el psicólogo Calderón--, aquí en Santa Marta, el Centro Escolar es el mejor lugar de la penitenciaría: los estudiantes llegan a las ocho de la mañana y se quedan hasta las seis de la tarde; a algunos les vienen a pasar lista al salón de clases, para no distraerlos; otros, como los del 10, tienen que ir personalmente a reportarse a su dormitorio porque si no checan a tiempo se meten en un problemón.
-¿Los aíslan?
-Depende, pero saben que si alteran los mecanismos normales de control pueden perder privilegios. Porque estar inscrito en el Centro Escolar es un privilegio; es el espacio de la elite de la cárcel y les permite evitar fricciones, que son muy frecuentes en los dormitorios, donde conviven individuos que son incompatibles.
-¿En qué sentido?
-Por ejemplo, hay internos muy limpios, que les gusta bañarse todos los días, traer la ropa bien planchada, y no soportan estar cerca de otros que se bañan una vez al mes.
-¿No hay un reglamento que obligue a que todos se bañen diario?
-En esta cárcel hay una regla no escrita que dice: "lo que es afuera es adentro". Y si en la calle no existe una ley que te obligue a bañarte todos los días, en la cárcel tampoco puede haberla.
Perros nomotéticos
En el salón de clases donde los internos estudian la historia de las ciencias sociales, hay una pequeña ''biblioteca'' sobre una estantería de aluminio: se trata de dos docenas de minicómics, algunos del Libro Vaquero, otros de dibujos porno, y las esquinas de sus páginas, dobladas en triángulo o simplemente rotas, desprendidas por un pellizco, evocan la acción de incontables manos a través del tiempo.
Cuando termine la cátedra, que será la última del día, uno de los 16 alumnos cerrará la puerta del aula por fuera y se guardará la llave del candado en su bolsillo porque, a la mañana siguiente, él, que empezó la carrera de ingeniería en el Instituto Politécnico Nacional y ahora desea terminarla con la UACM, volverá muy temprano para dar un curso de alfabetización.
Pero de momento, mientras la profesora desarrolla el concepto de las ciencias nomotéticas -''que tienen la función de establecer leyes'', según los apuntes del reportero-, los alumnos la interrumpen a menudo con preguntas y observaciones que revelan en todos ellos una amplia cultura general y una capacidad intelectual muy aguda.
-¿Su habilidad mental tiene relación directa con su peligrosidad?
-No -desmiente Calderón-, la capacidad intelectual está más bien ligada a los delitos de cuello blanco, y el problema de casi todos los de este grupo es de homicidios imprudenciales o culposos.
La penitenciaría fue inaugurada en 1957 por el presidente Adolfo Ruiz Cortínez y el regente Ernesto P. Uruchurtu. Su arquitectura recuerda la del Sanatorio Español en Polanco y su sistema de seguridad incluye una "tierra de nadie", entre las murallas exteriores y los alojamientos de los reos, vigilada por unos pavorosos mastines que se reproducen en un criadero especial. Pasan el día encadenados pero a las seis de la tarde, cuando se cierra el Centro Escolar, los sueltan para que tomen posesión de las instalaciones y ay de aquel que se los encuentre. No en vano, en honor de esas fieras, el equipo de futbol americano del presidio se llama Perros de Santa Marta, que el año pasado, se ufana Calderón, ganó el campeonato de una liga extramuros. Ahora, sin embargo, ''no se pudieron inscribir porque no se juntó el dinero para la cuota''.