Exige el ombudsman local solución a las condiciones infrahumanas que padecen migrantes
Beber agua, demanda principal de jornaleros explotados en Nayarit
Constata la CEDH exceso de trabajo, escaso salario, cero prestaciones y riesgos para la salud
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M�de 10 mil jornaleros trabajan en los campos de tabaco de Nayarit sin los medios indispensables para una vida digna y carentes de las condiciones m�mas de seguridad e higiene, situaci� la que deben sujetarse junto con sus hijos, algunos de ellos beb�FOTO Jes�rvaez Robles
Tepic, Nay., 16 de junio. La Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) de Nayarit demandó a dependencias del gobierno local, como los servicios de Salud y las secretarías de Desarrollo Rural, Educación y Trabajo, buscar una solución a la situación que padecen los jornaleros, en su mayoría indígenas migrantes, quienes de acuerdo con una inspección realizada en los cuatro municipios con mayor número de ellos, sufren discriminación, incumplimiento de pago, excesivas cargas laborales y maltrato, al grado de que su principal exigencia es "beber agua".
Oscar Herrera López, titular de la CEDH, dio a conocer los resultados de estudios realizados en Nayarit tras la denuncia presentada por la Cámara de Diputados y la Comisión de Derechos Humanos de Hidalgo después de la muerte de los menores Alberto Hernández y Jesús Azuara, y la intoxicación con pesticida de otras siete personas.
Aunque los fallecimientos, ocurridos en marzo, fueron en Zacualpan, municipio de Compostela, visitadores de la CEDH efectuaron una investigación, con número de expediente DH/114-2005, en centros agrícolas de Tepic, Compostela, Santiago Ixcuintla y Xalisco, donde se alberga a cientos de jornaleros, en su mayoría originarios de Chiapas, Guerrero, Hidalgo, Oaxaca y Veracruz, y que en gran parte pertenecen a grupos o etnias que sólo hablan su lengua.
Según el informe, se constató que en el caso de los plantíos de tabaco (en Nayarit laboran aproximadamente 10 mil jornaleros en el cultivo de ese producto) los trabajadores "viven en condiciones precarias, sin contar con los medios indispensables para una vida digna, y carentes de las condiciones mínimas de seguridad e higiene, toda vez que son alojados en estructuras de metal propias para el secado de hoja de tabaco, improvisadas como galeras, ocasionando que los trabajadores pernocten en el suelo, sobre cartones o costales de plástico, sin contar con sanitarios y expuestos fácilmente a los cambios bruscos de temperatura; los afectados también manifestaron inconformidad respecto a su situación laboral y por la falta de atención médica".
La CEDH encontró que la mayoría de los trabajadores agrícolas migrantes no disfrutan de prestaciones laborales, como la prima por servicio en domingo, vacaciones, prima vacacional, aguinaldo ni participación en las utilidades de la empresa; tampoco se les proporciona capacitación ni adiestramiento en su trabajo que les permitan elevar su nivel de vida y productividad.
Además de requisitos sobre edad y sexo, se les imponen jornadas de 10 a 11 horas, rebasando la duración máxima de ocho que establece el artículo 61 de la Ley Federal del Trabajo, sin que se retribuyan las horas extras. Asimismo, sufren discriminación y malos tratos, y están sujetos a pesadas cargas laborales, todo ello soportado por un ingreso que en muchos casos sólo alcanza para cubrir las más elementales necesidades de la familia. Los jornaleros manifestaron que al ser reclutados se les ofreció un salario mayor y una jornada menor, que no coinciden con lo que finalmente se les proporcionó.
Fumigación, una amenaza
"Una demanda muy recurrente fue que los patrones les proporcionen agua para beber, pues no pueden conseguirla en los campos de trabajo. Es frecuente que al jornalero no se le dé el equipo adecuado para realizar sus labores, en especial durante prácticas de fumigación en las que se manejan productos agroquímicos, por lo que son constantes los problemas de salud, como intoxicaciones y quemaduras, a consecuencia del contacto con pesticidas e insecticidas; entre las decenas de intoxicaciones figuran las que provocaron la muerte de los dos menores hidalguenses.
"Los trabajadores agrícolas migrantes viven en condiciones infrahumanas y en situación deplorable; la atención médica que el jornalero y su familia reciben en los centros de trabajo es sumamente limitada y deficiente, ya que no existen consultorios médicos en los albergues. En lo que se refiere a la educación, los niños y adolescentes en ocasiones se incorporan al trabajo para apoyar a sus padres, lo que ocasiona que se ausenten de las pocas y deficientes áreas de enseñanza que existen, provocando la explotación de los mismos.
"Niños y niñas padecen las consecuencias de la limitada atención médica, de las precarias condiciones de vida e insuficiencia en servicios públicos, el hacinamiento, la insalubridad y la exposición a cambios bruscos de temperatura en los albergues."
La estancia temporal de los migrantes en la entidad varía entre los meses de noviembre y mayo, según el producto que se cultive, recordó la CEDH.
Campos de frijol, otro reto
Herrera López informó que como parte de la solución que se busca "se requirió" la participación de autoridades, entre ellas la Dirección General de Servicios de Salud del estado; las secretarías de Educación Pública, de Desarrollo Rural y de Desarrollo Económico; el Departamento de Trabajo y Previsión Social del estado, y la delegación federal de la Secretaría del Trabajo, por lo que se espera que al inicio de la nueva temporada de cultivos, una vez que pase la época de lluvias (cuando no hay labores en el campo), se realice una inspección más detallada, sobre todo en los sembradíos de frijol, donde laboran hasta 50 mil faeneadores en toda la entidad.