ASTILLERO
Mudo
Silencios que hablan
¡Gracias, San Vicente!
POCAS VECES una noticia relacionada con al-guien apodado El mudo puede ser tan parlanchina. Ese fenómeno de antonimia sónica ha sido producido por las fuerzas militares que este miércoles apresaron en la emblemática Culiacán a un hermano de Joaquín Guzmán Loera, el famoso Chapo, ahora tan perseguido por cambio de administración en la PGR (cambio de la gerencia macedónica a la vacabécica, lo que implica revisión de cuentas de clientes y actualización de precios por servicios oficiales).
MIGUEL ANGEL de nombre, El mudo por apodo, el hermano de El Chapo presidía tranquilamente, en un restaurante de comida china, una reunión familiar convocada para celebrar los 15 años de vida de una de sus hijas. La apacible rutina del hermano con alias silencioso fue rota porque de pronto ese caminante natural de las calles culiches, un comensal nunca molestado por autoridad alguna, un tranquilo ganadero cuya única nota sobresaliente serían sus apellidos, fue visualizado por los prismáticos militares de manera distinta a como hasta ahora y durante larguísimo tiempo lo habían hecho los lentes policiacos federales, estatales y municipales.
LAS IMAGENES mostradas por cada par de gafas son escandalosamente denotativas de que el narcotráfico es visto por cada autoridad conforme a la manera como le es coloreado el cristal (bancario) con que han de mirar cada caso. El tranquilo deambular de El mudo por las calles de la capital sinaloense, a pesar del peligroso historial delictivo que ahora se le atribuye, sólo puede hablar de entendimientos cómplices con determinadas autoridades locales y nacionales; la acción militar de este jueves, en caso de que El mudo no fuese el capo ahora develado, mostraría que en el interior del gobierno federal hay una feroz lucha por el control del gran negocio llamado narcotráfico. En cualquiera de las hipótesis, el caso de El mudo es como para pegar gritos de susto. Ansias fonéticas de un gobierno que pretende de-mostrar a sus vecinos que algo hace para frenar la guerra abierta entre bandas. Por ello no le queda sino ir a aprehender a quien siempre ha tenido localizable. Sacrificio filial por obligaciones internacionales, con el riesgo de que, al traspasar el gobierno los linderos de lo familiar, se esté abriendo un expediente de venganzas in-acabables. Lo bueno es que Condoleezza ya sabe bien del asunto.
NO DE SUSTO, sino de gusto, casi suelta las lágrimas el fiscal dador de atole con el dedo, Ignacio Carrillo Prieto, porque la Suprema Corte declaró viva la posibilidad de actuar penalmente contra Luis Echeverría y Mario Moya por los sucesos del jueves de Corpus de 1971. Lo primero que ha hecho este penitente en peregrinación rumbo a Los Pinos es dar gracias a San Vicente, el todopoderoso mártir de las faldas que según eso habría hecho a los mexicanos el milagrito de ver la eventualidad de que un ex presidente fuese sujeto a proceso penal (eventualidad, ha de subrayarse, pues como diría San Toto Más, el patrono de las sumas, ver para creer o, como diría San Casino, concesionar para creel). Luego de esos golpes de pecho con dedicatoria al dueño del balón, el deportivo fiscal Carrillo ha reprochado a los mexicanos que no sepamos ganar, y que le estemos poniendo peros a la magna resolución de la Corte, que abre una rendija para enjuiciar a los oscuros Echeverría y Moya, pero deja fuera de riesgo a otros mandos policiales y militares igualmente responsables de asesinatos, secuestros, torturas y desapariciones.
LO IMPORTANTE es golear, aunque sea dos a cero y no 10 a cero, dice el director técnico de la selección foxista de combate a la guerra sucia, suponiendo el balompédico jurista que debe celebrarse como gran victoria el cobro de penaltis aguados a tramposos jugadores que han masacrado al equipo contrario y ahora pretenden pasar por plácidos abuelos en espera del buen juicio de la historia. Ya se verá si la gran alegría del fiscal de la simulación tiene fundamento real o, como en el partido de Chivas contra Boca, es solamente un escupitajo de desesperación.
ASTILLAS: No es exacto que se haya cancelado la segunda marcha contra la inseguridad pública en la ciudad de México. En realidad lo que se está anulando es solamente la convocatoria que por razones propias había pretendido emitir uno de los organizadores de la amplia movilización habida el domingo 27 de junio de 2004 en la capital del país. Si carece de la plataforma propagandística que un año atrás proporcionaron grandes empresas y consorcios de televisión, nadie puede asumirse como convocador personal de una marcha que fue una demostración de fuerza de esos entes de poder económico y mediático a cuenta de la irritación popular explicable y compartible ante el fracaso de los gobiernos en general -en el caso, el capitalino- en la reducción verdadera de los hechos delictivos (no las estadísticas, ni los boletines oficiales). Dado que no fue una auténtica construcción social, sino una maniobra de elites electrónicas que aprovechó el momento para movilizar masas en su mayoría auténticamente in-conformes, la famosa marcha no puede ser vuelta a citar sólo a partir de los ánimos individuales de sus presuntos líderes. Mucho me-nos si, como en el caso, los segmentos de la ultraderecha han tachado al neoconvocador de trabajar en términos de ayuda electoral para Marcelo Ebrard, el delfín lopezobradorista para la sucesión capitalina. Por lo pronto, a un año de distancia, casi nada queda de aquella manifestación que tanto emocionó a ciudadanos deseosos de que se pusiera freno a la delincuencia creciente. Si acaso, pleitos por membretes, venganzas internas y maniobras electorales facciosas... Y, en tanto papi Bookreel sigue sin decidirse a usar el cinturón judicial contra malcriados que piensen mal de sus maniobras de fin de cargo para beneficiar con permisos para casas de apuestas a quienes luego podrían difundir con agradecimiento su propaganda electoral, ¡feliz fin de semana, mientras, paso a pasito, esta caminata jornalera potosina estima llegar a la ciudad de México el miércoles o el jueves próximos y, por ello, ya organiza una reunión pública de fin de marcha!
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