Los "combatientes ilegales" no tienen derecho a las garantías de Ginebra, sostiene Cheney
Guantánamo lleva a EU al dilema: ¿la tortura es o no aceptable?
Para el republicano Hunter, los detenidos en la base de Cuba "nunca estuvieron más cómodos"
Casi 60% de estadunidenses, en favor del retiro parcial o completo de Irak, indican encuestas
Ampliar la imagen El republicano Duncan Hunter, presidente del Comit�e las Fuerzas Armadas de la C�ra de Representantes estadunidense, present�er a la prensa el men� se ofrece a detenidos en Guant�mo que incluye pollo guisado con miel y arroz pilaf FOTO Ap
Nueva York. 13 de junio. Torturar o no torturar: ¿esa es la pregunta?
Al parecer, esa es la pregunta al fondo del creciente debate sobre los centros de detención estadunidenses en Guantánamo, Irak y Afganistán, donde miles de detenidos no sólo son privados de casi todo derecho legal, sino que cada semana aparecen más pruebas de que sus derechos humanos son violados al ser sometidos a tortura.
La revista Time publicó hoy en exclusiva un documento oficial que detalla en 84 páginas el interrogatorio que se aplicó en Guantánamo al llamado "vigésimo secuestrador" (del grupo de 19 que realizaron los atentados del 11 de septiembre). El documento describe las técnicas de interrogación empleadas contra Mohammed Qahtani, quien fue sometido al goteo de agua sobre su cabeza, privación del sueño, corte a rape de cabello y barba, orinar sobre sí mismo, le colcaron fotos de mujeres desnudas al cuello durante 50 días, lo obligaron a ladrar y lo rpivaron de agua hasta provocarle deshidratación.
Entre los métodos para obligarlo a hablar, los interrogadores lo sometieron a escuchar canciones de Christina Aguilera cada vez que se dormía. Los métodos eran tan severos que la mayoría de ellos debió ser aprobado personalmente por el propio Secretario de Defensa Donald Rumsfeld, y varios jueces militares en la base militar en Guantánamo advirtieron que algunas de estas técnicas podrían ser consideradas como "tortura".
El documento secreto del Pentágono revelado por Time es un registro del interrogatorio de Qahtani, que detalla hora por hora y hasta minuto por minuto todo lo que ocurría con este prisionero -"el detenido 063"-, desde noviembre de 2002, cuando fue trasladado a Guantánamo después de su captura en Afganistán, hasta 50 días después, periodo durante el cual Rumsfeld autorizó el uso de 16 técnicas de interrogación adicionales para ser aplicadas a unos cuantos detenidos, incluido Qahtani.
Esta revelación ya nutrió el debate sobre el trato de los detenidos por fuerzas estadunidenses que se intensifica desde que algunos grupos como el Centro por Derechos Constitucionales y Human Rights Watch empezaron a denunciarlos. La reciente condena de Amnistía Internacional, que calificó al centro de detención en Guantánamo de gulag, provocó furiosas reacciones del gobierno de George W. Bush y de algunos legisladores, pero en los últimos días hasta el ex presidente Jimmy Carter, varios legisladores, incluidos republicanos, y grupos defensores de derechos humanos se han sumado al coro que pide clausurar el centro en Guantánamo.
Sin embargo, el vicepresidente Dick Cheney y legisladores republicanos como Duncan Hunter continúan justificando las operaciones y tácticas empleadas en Guantánamo. Hoy la Casa Blanca también defendió lo documentado por Time al señalar, en palabras del vocero Scott McClellan, que las técnicas de interrogación fueron autorizadas y "no constituyen tortura". Indican que los detenidos ahí, en particular Qahtani, son enemigos vinculados con el "terrorismo" y que mediante estos interrogatorios han brindado información "valiosa".
El legislador Hunter afirmó que los detenidos en Guantánamo "nunca han estado tan cómodos en sus vidas" y que tampoco han comido tan bien. Detenidos como Qahtani, sostuvo Hunter, "nunca fueron dañados" y "anoche cenaron pollo guisado con miel y arroz pilaf". Hunter, presidente del Comité sobre Fuerzas Armadas de la Cámara, habló una y otra vez del menú ofrecido a los detenidos.
"Sí tratamos a esta gente de una manera humana", declaró hoy el vicepresidente Cheney. Reiteró que los detenidos en Guantánamo son "combatientes ilegales" y por lo tanto no tienen derecho a las garantías de la Convención de Ginebra. "A pesar de ello, aún son tratados con respeto y dignidad, y su salud, nutrición y necesidades médicas son, de hecho, atendidas", afirmó en un foro ante periodistas. Añadió: "están bien tratados en Guantánamo... apropiadamente alojados y alimentados.... sus necesidades religiosas son abordadas".
Cheney se preguntó y respondió: "¿ahora, esto nos daña desde el punto de vista de la opinión internacional? Francamente, creo que no. Mi opinión es que aquellos que más urgentemente abogan por clausurar Guantánamo, de todas maneras probablemente no están de acuerdo con nuestras políticas". Concluyó reiterando que "esta gente ha sido tratada mucho mejor de lo que podrían haber esperado ser tratados, eventualmente, por cualquier otro gobierno de la tierra".
Pero a pesar de la gran defensa de Guantánamo durante los últimos días por las más altas figuras de este gobierno -el propio presidente tuvo que declarar que se están dejando abiertas las opciones de qué hacer con Guantánamo-, el caso se está convirtiendo en otro escándalo con un impacto parecido al de Abu Ghraib. O sea, Guantánamo es un símbolo negativo más de la llamada "guerra contra el terrorismo" de este gobierno.
Los aproximadamente 525 detenidos en Guantánamo, y tal vez hasta miles más en otros centros de detención estadunidenses en Irak, Afganistán y otros puntos del mundo, han estado encarcelados hasta más de tres años, muchos sin ser formalmente acusados de algún crimen ni gozar de derechos legales básicos.
Y todos los días hay más. Esta semana abogados que defienden a detenidos en Guantánamo denunciaron que podría haber hasta seis prisioneros capturados cuando eran menores de edad, incluyendo uno de 15 años, y quienes se han quejado de ser golpeados, colgados de las muñecas durante horas y hasta quemados con cigarros.
Algunos legisladores, incluso republicanos moderados, han expresado su alarma de que estos casos minen cada vez más la imagen de Estados Unidos en el mundo como un poder que no cumple con sus compromisos de las instituciones y convenciones internacionales.
Todo esto empieza a tener un gran costo político para el gobierno de Bush en la opinión pública. De hecho, una nueva encuesta difundida hoy por el Pew Research Center registró que el público está "altamente atento" a noticias de Irak y "a constantes informes de maltrato de sospechados terroristas en la prisión militar estadunidense en Guantánamo, Cuba" con casi la mitad (49 por ciento) reportando que han escuchado mucho sobre tales informes.
Minado, el apoyo a la guerra
Esto, junto con noticias negativas de la campaña en Irak, contribuye a minar el apoyo de la guerra estadunidense en Irak, reportó el Pew Research Center.
Su encuesta registró que el porcentaje del público que ahora apoya un "retiro inmediato" de tropas estadunidenses de ese país continúa creciendo, de 36 por ciento en octubre pasado, a 42 por ciento en febrero, y ahora 46 por ciento (un nivel no alcanzado desde que estalló el escándalo de Abu Ghraib). Otra encuesta, de Gallup y USA Today, también publicada hoy, encontró que casi 60 por ciento de los estadunidenses favorece un retiro parcial o completo de las tropas en Irak.
Pero el debate entre los expertos, los políticos y los medios en torno a los casos de Guantánamo y antes Abu Ghraib, resulta más curioso (y hasta alarmante), ya que aunque se registra y revela lo que expertos en derechos humanos por todo el mundo consideran tortura y por lo tanto una violación de la ley internacional, sigue sin resolverse el dilema de cómo extraer información potencialmente urgente y que podría salvar vidas.
En medio de su reportaje esta semana, los reporteros de Time preguntan: "¿Cómo debería proceder una nación democrática cuando captura un prisionero de alto valor como Qahtani, cuando abrir una mente podría salvar vidas?... ¿Qué, exactamente, es efectivo? ¿Cuándo es que los fines justifican los medios?"
Aunque los reporteros citan a abogados declarando que este tipo de tratamiento revelado en el documento, como en otros casos, viola la prohibición de "injurias contra la dignidad personal", concluyen: "en la guerra contra el terrorismo, la dignidad personal de un fanático entrenado para el asesinato masivo podría ser una baja inevitable".
Eso es precisamente lo que argumentan los defensores de estas prácticas, insistiendo en que los detenidos no son "militares", sino "combatientes ilegales", y son "malos" dedicados a causar daño y destrucción contra Estados Unidos.
La revista dominical del New York Times tiene como reportaje de portada un largo ensayo sobre este tema, un intento del ex editor Joseph Lelyveld de evaluar los argumentos sobre las técnicas de interrogación de Estados Unidos, y en particular las oficialmente aceptables, que el denomina tortura "light". Ofrece argumentos desde varios ángulos, y acaba inconcluso.
Pero el simple hecho de que continúe el argumento en este país sobre si la tortura es o no aceptable habla por sí mismo. ¿Cuál sería el argumento si todo girara sobre el tratamiento de estadunidenses capturados por otro país? ¿Se abriría un debate de si es o no aceptable su tortura? ¿Sería un juego intelectual?
O hay quienes simplemente niegan todo. El legislador republicano Hunter llegó este lunes a su conferencia de prensa en el Capitolio con platillos de pollo, arroz, vegetales y frutas, para demostrar que se le da de comer a los detenidos en Guantánamo. "Esto -declaró- es lo que a estos matones les es ofrecido cada día por cortesía de los contribuyentes estadunidenses". No hay abusos en Guantánamo, insistió, "a menos que consideren comer pollo tres veces a la semana es verdadera tortura".
Pero no mencionó a Christina Aguilera.