Votó 18% del electorado
Baja participación en referéndum de bioética en Italia
Roma, 12 de junio. Menos de un italiano de cada cinco votó este domingo en la primera jornada de un referéndum para derogar parcialmente una restrictiva ley sobre bioética y fecundación asistida, una consulta a la que la Iglesia católica llamó a asistir y que provocó un debate en el cual participó incluso el papa Benedicto XVI.
Al cierre de las mesas de votación, la participación rondaba 18 por ciento, según cifras del Ministerio del Interior. Para que el resultado del referéndum sea válido, la participación debe superar 50 por ciento de los casi 50 millones de electores. Las mesas de votación reabrirán el lunes, y se espera que las primeras estimaciones de los resultados definitivos se conozcan en la tarde.
El referéndum propone a los italianos abrogar parcialmente una ley adoptada por el Parlamento en febrero de 2004 y que hace de Italia uno de los países más severos de Europa en materia de bioética y fecundación asistida.
La ley limita el acceso a esta técnica de reproducción a las parejas estériles y prohíbe la congelación de embriones, así como la investigación médica sobre estos últimos.
Tampoco autoriza el diagnóstico pre-implantatorio que permite detectar eventuales enfermedades genéticas en los embriones antes de implantarlos en el útero materno.
La Iglesia italiana pidió en varias ocasiones la abstención, al sostener que manipular embriones es atentar contra la vida humana, postura que respaldó el papa Benedicto XVI. "Me molesta mucho que haya leyes que estén dictadas por el Vaticano", declaró Elsa Giuliana, una votante de 53 años.
Algunos defensores del referéndum aseguran que la campaña de la Iglesia es en realidad el inicio de otra batalla: la de lograr la abolición del aborto.
El presidente Carlo Azeglio Ciampi, quien guardó silencio durante el debate previo, al llegar al centro de votación, aunque declinó decir cuál había sido su elección. En cambio, el primer ministro Silvio Berlusconi, decidió pasar este fin de semana en su lujosa villa de Cerdeña. Los italianos se preguntan si irá a votar.