Jalapa es la sede de este encuentro, que concluirá el 26 de junio
Sansón y Dalila marca el comienzo de las actividades del festival Junio Musical
Destacan las actuaciones de Mark Lundberg, Phyllis Pancella y Genaro Sulvarán
Jalapa, Ver, 11 de junio. En una atmósfera mística, la pasión que Dalila despierta en Sansón hace que éste olvide su misión divina y se deje llevar por sus sentimientos hasta revelar su gran secreto como prueba de su amor.
Con la ópera Sansón y Dalila, escrita por el compositor francés Camille Saint-Saëns (1835-1921), se inauguró la noche del viernes la décima edición del Festival Internacional Junio Musical que se desarrollará hasta el día 26 en esta ciudad.
La sala grande del Teatro del Estado fue el escenario donde el tenor Mark Lundberg, la mezzosoprano Phyllis Pancella y el barítono Genaro Sulvarán se convirtieron en los grandes triunfadores de la ópera más importante de Saint-Saëns cuyo estreno fue en Weimar el 2 de diciembre de 1877.
El público seducido por el canto de Lundberg y Pancella se dejó llevar por las olas sonoras de la Orquesta Sinfónica de Xalapa dirigida por Enrique Patrón de Rueda. El calor no impidió que los operópatas se conmovieran con el montaje escénico de José Antonio Morales y la coreografía de la compañía Angulo Alterno, que dirige Alonso Alarcón.
En esta puesta en tres actos se sumó la participación del Coro de la Universidad Veracruzana, que con sus voces dio un toque especial a la ópera francesa que ha logrado trascendencia universal.
De fondo un desierto y la plaza del templo de Dagón, dios de los filisteos. Entre un grupo de judíos se encuentra el fornido Sansón, quien incita al pueblo hebreo a romper las cadenas que los hacen esclavos de los filisteos. Todos piden piedad e imploran misericordia. El acto primero termina cuando unas doncellas danzan para Sansón y éste sucumbe ante la invitación de Dalila.
Llega el momento de los aplausos y del intermedio. La gente aprovecha para salir un rato a refrescarse. El calor en la sala aumenta, la mayoría de las mujeres con abanico en mano generan un ligero murmullo en el lugar. Transcurren 20 minutos para que el telón nuevamente se abra.
La danza, protagonista de la obra
En la segunda parte de la ópera, la danza se convierte en el centro de atención. Unas mantas blancas son el sencillo escenario donde las bailarinas con sus movimientos seducen al espectador. Este es el momento de unión entre el sumo sacerdote y Dalila; ambos quieren la muerte del jefe de los hebreos.
La música estalla cuando Dalila insulta a Sansón y le grita cobarde. La voz exquisita de la mezzosoprano estremece a la concurrencia que se desborda en aplausos al finalizar el segundo acto, luego de que el fornido Sansón ha confesado su secreto.
Cada vez es más delirante la obra, la interpretación de músicos y cantantes logra transportar a los operópatas a Gaza, Palestina, en el siglo XII antes de Cristo. Brillan las voces en todo el escenario. La emoción invade a los presentes, no importa el tiempo, sólo hay que dejarse llevar por el sonido para conocer el trágico destino de Sansón.
La obra operística está por concluir, Enrique Patrón de Rueda goza la dirección y también aplaude a los bailarines, quienes en una escena derrocharon energía y sensualidad; fue una delicia sobre todo para los caballeros.
En un momento sucedió lo esperado para quienes conocen la obra de Saint Saëns. Sansón encadenado, ciego y privado de su cabellera es conducido por sus captores desde el valle de Sorek al sótano del templo de Dagón.
Sansón invoca al Dios de los judíos y recupera su antigua fuerza y en un estallido musical y vocal, todos los filisteos y él mueren, y del templo sólo quedan escombros y con los aplausos llega una lluvia de flores para los protagonistas.
En la apertura del festival musical estuvieron presentes algunas personalidades, entre ellos, Fidel Herrera, gobernador de Veracruz; Raúl Arias Lovillo, rector de la Universidad Veracruzana; Manuel Zepeda Ramos, director de la celebración; Gerard Saurin, director cultural de la Federación de las Alianzas Francesas, y el dramaturgo Emilio Carballido.