Usted está aquí: viernes 10 de junio de 2005 Política El cerrojo

Luis Javier Garrido

El cerrojo

Los poderes trasnacionales quieren crear en México para 2006 un escenario similar al que impusieron a Brasil antes de las elecciones presidenciales de 2002, pero no se han dado cuenta de que aquí existe una sociedad en movimiento que no va a aceptar esa imposición.

1. El gobierno de Washington, en representación de los intereses de las multinacionales más poderosas del planeta, está buscando atar de manos al próximo gobierno de México, sea el que fuere, por la vía de obligar de antemano a todos los candidatos a aceptar, en nombre de "la seguridad estratégica" de Estados Unidos frente al supuesto desafío "del terrorismo", y con base en los principios de la globalización y del TLC o NAFTA, la entrega del gas, el petróleo y todos los recursos estratégicos del país al capital trasnacional, y aprobar que agentes estadunidenses realicen el control de espacio aéreo, fronteras, puertos y aduanas en territorio mexicano, para que, en suma, las personas y los recursos estén en México bajo el control estadunidense.

2. La incapacidad del gobierno de Fox para vencer las resistencias sociales existentes y profundizar en la imposición de los programas neoliberales del Banco Mundial y el FMI ha creado las condiciones para que un grupo de individuos sin escrúpulos, de nula ética y representatividad, tutelados por Carlos Salinas de Gortari y encabezados por Pedro Aspe, quien fuera su secretario de Hacienda y Crédito Público, integrantes del llamado Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales, AC (Comexus), estén renegociando en Washington el futuro de los mexicanos, con la aviesa intención de dejar sin sentido al próximo gobierno de México y a las elecciones de 2006.

3. El modelo político neoliberal que se ha venido imponiendo en los últimos decenios para hacer viable el modelo económico monetarista ha sido profundamente autoritario, pues su principio rector es que las decisiones fundamentales no las deben tomar ya en el escenario de la globalización los estados nacionales sino los poderes trasnacionales en manos del gran capital, y es por ello que este modelo se ha encubierto con un discurso seudodemocrático, que le ha permitido legitimar la imposición del modelo económico único en el planeta, el cual ha tenido un apoyo de casi todos los partidos políticos, incluyendo los que se pretenden "de izquierda", doblegados ya a los intereses del capital trasnacional, y cuyo objetivo político final es dejar a los gobiernos nacionales con atribuciones muy limitadas, y esta iniciativa no hace más que confirmarlo.

4. El discurso neoliberal ha erigido todo un culto a la supuesta democracia existente en el mundo euroccidental, y esa retórica ha hecho de las elecciones la clave de la democracia representativa, sobre la base de que éstas permiten siempre al pueblo elegir, aun cuando esto no sea cierto del todo, pues las estructuras del poder, controladas por las minorías oligárquicas, mantienen limitaciones fundamentales a la participación ciudadana en la toma de decisiones, al no permitirse las candidaturas independientes y no existir mecanismos de referéndum, de plebiscito, de rendición de cuentas y de revocación del mandato en manos del pueblo, lo que se agrava por el hecho de que las cúpulas de los partidos, carentes de legitimidad democrática y vinculadas cada vez más a los intereses económicos dominantes, están tomando decisiones fundamentales al margen de los intereses populares, lo que ha llevado a la democracia representativa a una crisis en el mundo entero.

5. La cereza en el pastel la constituye ante todo esto la creación en cada país de supuestos grupos "de la sociedad civil", que pretenden substituir a ésta y a los poderes públicos en un afán de consolidar el esquema de dominación del mundo por los intereses de las multinacionales, como es el caso del Comexus, un instrumento del salinismo, presidido por el salinista Pedro Aspe, que está actuando a escala internacional como una instancia representativa de los intereses de los mexicanos, y que en los hechos aprobó las disposiciones que llevan a una plena integración de México.

6. En una eufórica presentación de sus ires y venires de y hacia Washington junto con los integrantes del Comexus, que hizo en el programa televisivo Zona Abierta de Héctor Aguilar Camín del viernes 3, Pedro Aspe, quien parece haberse olvidado de la responsabilidad penal que se le ha señalado por los muy probables gravísimos crímenes que cometió contra la nación, desde el Fobaproa hasta el saqueo producido con el llamado "error de diciembre" de 1994, y del cual él y Salinas son los principales responsables, se ufanó una y otra vez de haber aprobado en nombre no se sabe de quién las pretensiones estadunidenses, mientras Aguilar Camín le aplaudía sosteniendo que tras la privatización del sector estratégico y la entrega del control migratorio y aduanal de México al gobierno estadunidense las inversiones llegarían como por milagro al país.

7. La representación que han llevado en sus indignos quehaceres los integrantes de este grupo es inexistente, pero su responsabilidad histórica es muy grande porque están buscando comprometer arteramente el futuro de México y bloquear al próximo gobierno, sin que nadie, además de los poderes trasnacionales, los haya designado para ello. Pedro Aspe, Luis Rubio, Rafael Fernández de Castro, Ramón Alberto Garza y los empresarios Alfonso de Angoitia y Luis de la Calle no representan los intereses de los mexicanos, ni siquiera por el hecho que ha destacado Aspe a diestra y siniestra de que lograron incorporar a su grupo tanto a la priísta Beatriz Paredes como a Carlos Heredia, ex funcionario del Gobierno del Distrito Federal, que no se sabe a quiénes representen y creen comprometer.

8. En ese mismo sentido, y con un profundo desprecio por los comicios de 2006 y por la voluntad ciudadana, Televisa proclamaba en sus espacios informativos del lunes 6 que Agustín Carstens -ex subsecretario de Hacienda y en la actualidad funcionario del FMI, quien está buscando ser elegido en unas semanas, con el apoyo de Washington, nuevo presidente del Banco Interamericano de Desarrollo- deberá ser el nuevo secretario de Hacienda de México en 2006, sea quien sea -desde luego- el nuevo presidente. Para reproducir probablemente la situación actual, en la que Fox jamás pudo darle una orden a su secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, quien sólo obedecía al Departamento del Tesoro y al Banco Mundial.

9. El escenario que los poderes trasnacionales quieren crear en México para 2006 está claro, y es muy similar al que fraguaron en Brasil poco antes de las elecciones presidenciales de 2002 que llevaron a Lula a la presidencia: atar las manos a quien quiera que sea elegido, con compromisos que le dejen un nulo o escaso margen de maniobra.

10. El único problema para las fuerzas del capital, que en nombre de la globalidad y de los intereses de las multinacionales pretenden gobernar por encima de los pueblos latinoamericanos, es que éstos ya han aprendido la lección.

 
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