Usted está aquí: miércoles 8 de junio de 2005 Opinión Tabaco y Secretaría de Salud

Arnoldo Kraus

Tabaco y Secretaría de Salud

Las dobles morales son una costumbre triste y real. Triste porque la estela de daños que causan es inmensa. Real porque las padecemos continuamente y porque es ingrediente consustancial de buena parte del panorama de nuestras vidas. Muchas de estas dobles morales son tan añejas que la fuerza de la repetición las ha convertido en situaciones normales y, por ende, "casi aceptables". La mayoría de los discursos de nuestros políticos, el abuso y maltrato por parte de muchos bancos, la conducta burocrática de incontables oficinas gubernamentales, la muy dolorosa situación de los trabajadores migrantes, son parte de esa terrible, pestilente e inamovible realidad. Cuando las dobles morales se refieren a la salud y a la muerte el problema es mucho más complejo.

Todos saben que el tabaco daña. Saben que destruye los pulmones y que tapa las arterias. Saben que produce cáncer de pulmón, que se asocia con otros cánceres y que se relaciona con las úlceras del estómago. Saben también que mata. Pocos saben, en cambio, que hace pocos días -el 31 de mayo, Día Mundial Sin Tabaco, el presidente Vicente Fox entregó a seis instituciones de salud las aportaciones financieras provenientes del convenio con la industria tabacalera para el tratamiento de la leucemia linfoblástica aguda en la infancia. Mientras agradecía a las tabacaleras Fox, como es su costumbre, se contradijo.

El Presidente comentó que, además de fortalecer la atención a los enfermos, el gobierno federal ha enfocado sus acciones en la prevención, por lo que "la mejor manera de hacerlo es ir creando una nueva cultura entre niños y jóvenes, una cultura que los alerte sobre las consecuencias del tabaquismo, que fomente la salud y no el deterioro físico, que ponga por delante la vida y no la muerte". Entiendo que Fox no sea médico -dice que es Presidente-, pero no comprendo por qué acepta dinero de las tabacaleras para tratar leucemias y permite que esas compañías hagan lo que hacen.

La única disculpa de nuestro Presidente es que, en este caso, sus colaboradores, miembros de la Secretaría de Salud, no le hayan informado las dobles morales de estas compañías y las nefandas contradicciones de nuestro sistema de salud. Algunos datos prácticos ilustran la realidad.

De acuerdo con un documento elaborado por el Departamento de Investigación sobre el Tabaco del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), la epidemia de tabaquismo mata a 31 mil mexicanos cada año y a cerca de 5 millones de personas en todo el mundo. Dice el estudio que "esas muertes tienden a ocurrir en los países en vías de desarrollo, a medida que las naciones industrializadas incrementan las medidas para controlar el uso del tabaco y los consorcios internacionales buscan expandir sus mercados en países como México... Philip Morris y British American Tobacco son las dos multinacionales tabacaleras más grandes del mundo y controlan también la casi totalidad del mercado en México... Estudios realizados por el INSP indican que en México un incremento de 10 por ciento en los precios de los cigarros por medio de los impuestos reduciría el consumo en 6.2 por ciento... la propia industria tabacalera ha reconocido, a regañadientes, la efectividad de los impuestos como herramienta para el control del tabaco".

La misma investigación explica que "... el uso de una política fiscal saludable para contribuir al control del tabaco no es compatible con el convenio establecido en junio de 2004 entre la Comisión Nacional Contra las Adicciones y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios con las empresas British American Tobacco y Philip Morris. Las tabacaleras se comprometieron a algunas medidas poco efectivas como reducir el tamaño de sus anuncios espectaculares y a aportar un peso por cajetilla vendida al Fondo de Gastos Catastróficos del Seguro Popular". Sí: Corruptio optimi quae est pessima (la corrupción de lo mejor es lo peor).

Aun cuando parezca inverosímil, por el tamaño de la contradicción, la verosimilitud de la afirmación es real: Bajo el perfume del valor de un peso por cajetilla vendida para fomentar la salud las comisiones mencionadas pactaron con los verdugos. No es ni siquiera necesario pensar si existen o no otro tipo de contubernios -en la calle lo llaman mordidas- entre las autoridades y las tabacaleras para comprender la magnitud de la contradicción. Da pena y náusea. Más náusea que pena.

Si acaso Fox, o alguno de sus asesores, leyese estas líneas, espero, no que devuelvan el dinero para tratar a los pobre niños víctimas de la leucemia, pero sí que exija de sus colaboradores una explicación pública para que al menos no sea él solito quien se exponga ante tamaños dislates. Suficiente tiene con Marta como para que sus "asesores" de salud le mientan y/o no le expliquen las dos caras de las tabacaleras.

 
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