El romanticismo se aposenta en China
Diez millones de bodas al año; mina de oro para las agencias que las organizan
Ampliar la imagen Una modelo china participa en Pek�en una exhibici�e alta costura organizada por el Comit�e Comercio Exterior de Italia FOTO Reuters
Shanghai, 2 de junio. Las jóvenes parejas se pasean de la mano, las rosas rojas invaden las florerías y mercados, y las sesiones de fotos de boda forman parte del decorado de los parques de las ciudades de China, donde estas imágenes eran poco habituales hace sólo unos pocos años.
Con el aumento del nivel de vida, los chinos aprecian cada vez más el romanticismo; quieren hacer de su boda un día inolvidable, y los avispados han encontrado en este mercado, con un potencial de vértigo, una auténtica mina de oro.
"En China, cerca de 10 millones de parejas se casan cada año", dice Zhang Yi, director de Roma Wedding, agencia que se encarga de organizar bodas.
Cao Ruhua, fundador de la agencia JinMa, no ignora esos datos. En 18 años de experiencia ha organizado unos 100 mil casamientos, y cada año participa en la unión de un millar de parejas.
Ruhua, hombre de 50 años, quiere convertir este paso importante en la vida de la gente en "un momento muy romántico", aunque sin perder de vista los números.
"Si 10 millones de parejas gastan, con el mejoramiento del nivel de vida, 20 mil euros en su boda, hay un mercado potencial de 200 mil millones de euros", calcula.
A finales de los años 80, unas 10 empresas proponían desde la entrega de flores hasta el alquiler de ropa. En una década el negocio se ha ampliado y los novios acuden cada vez más a las agencias para gestionar el envío de invitaciones, así como la elección del proveedor de comida y bebida o la decoración del lugar.
Li Weiguo se casa con Yu en una semana. Los novios acuden una última vez a la agencia para afinar los detalles. "Realmente es muy agradable, pues piensan en todos los pequeños detalles", explica el futuro esposo, mientras examina las cajitas plateadas que se entregarán a cada invitado.
Pero si las agencias se ocupan de toda la logística, la verdadera cabeza pensante sigue siendo el maestro de ceremonias. Wang Xiaojung es el primero que se registró en Shanghai, hace sólo ocho años.
Micrófono en mano anima las ceremonias y los banquetes; Wang puede hacer de todo: asegurar el intercambio de alianzas, organizar juegos para los invitados, recitar poemas o hacer una pirámide de copas de champaña.
A los 36 años, este hombre, originario de Shanghai y amante del buen vivir, se ha convertido en una institución, al punto de tener más de un centenar de discípulos, de edades comprendidas entre 16 y 56 años, a quienes enseña el arte de realizar una ceremonia. "Es un ejemplo. Todo el mundo quiere ser formado por él", comenta admirada Patricia Zhou, una de sus alumnas, de 23 años. Desde 1997 Wang comparte el negocio con otro millar de maestros de ceremonias en Shanghai.
Estos son a veces los primeros interlocutores de las parejas, a las que orientan después hacia una agencia para los detalles prácticos: arreglos florales espectaculares, alquiler de algún Cadillac, banquete en un barco, fuegos artificiales...
"Tenemos que organizar una ceremonia que los esposos recuerden toda la vida", explica Cao, quien en 2000 inclusive alquiló un globo teledirigido con la efigie de una pareja en el cielo de Shanghai.
Fue sin duda el matrimonio más caro que ha organizado, con un presupuesto de 100 mil euros a su disposición.
Zhang, por su parte, contaba con 93 mil euros para casar al hijo de un acaudalado hombre de Shanghai ante mil invitados.
En 15 años los gastos de las bodas se han multiplicado por 30. La media oscila entre los 2 mil y los 6 mil euros, pese a que el salario medio en Shanghai no supera los 200 euros mensuales.