Desde la STPS operó como ''conciliador''
Llega a Bucareli un relevo pro empresarial y católico
Carlos María Abascal Carranza es el primer ex dirigente de los patrones del país que llega al cargo de secretario de Gobernación. De línea pro empresarial, conservador y católico, como él mismo se define, el funcionario será ahora el encargado de la política nacional, luego de que durante cuatro años y medio estuvo al frente de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) y operó como ''conciliador'' en los conflictos sindicales del país.
Sin militancia política previa, su afiliación al Partido Acción Nacional (PAN) fue hasta su llegada al gobierno de Vicente Fox. Su formación se dio en las estructuras de representación empresarial, como dirigente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) y la Unión Social de Empresarios Mexicanos; vicepresidente del Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana, y presidente de la Fundación para el Desarrollo Sostenible de México.
Como secretario del Trabajo dejó entre las asignaturas pendientes su principal proyecto, la reforma laboral, la cual no se concretó a pesar del intenso cabildeo que llevó a cabo con los sectores obrero, legislativo y empresarial, debido a una férrea oposición por parte de los sindicatos no corporativos y los partidos de oposición, los cuales han refutado sistemáticamente esta iniciativa por considerar que sus preceptos violan derechos laborales.
Su logro principal en la STPS, según manifestó el propio funcionario, es ''la paz laboral'' que hay en el país, y aludió al bajo número de huelgas estalladas en esta administración, las cuales, de diciembre de 2000 a mayo de 2005, sumaron 190, cuando en el mismo periodo del gobierno de Ernesto Zedillo fueron 240, en el de Carlos Salinas de Gortari, 624, y en el de Miguel de la Madrid, 976.
Abascal Carranza planteó además, desde su llegada a ese cargo, que no recurriría a la requisa, y no lo hizo inclusive cuando en mayo de 2001 estalló la huelga de sobrecargos de Aeroméxico. Pero más allá de sus oficios como negociador, las organizaciones laborales, como la Unión Nacional de Trabajadores y el Frente Sindical Mexicano, entre muchas otras, le reprochan que ha sido durante el gobierno panista cuando más ha crecido el desempleo y no se han puesto en marcha políticas para crear fuentes de trabajo.
Un aspecto desconocido de su gestión al frente de esa dependencia es que Abascal se opuso, al interior del gabinete foxista, a la reforma a la Ley del Seguro Social y enfrentó precisamente al entonces secretario de Gobernación, Santiago Creel; al director del Instituto Mexicano del Seguro Social, Santiago Levy, y al secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, en este tema, e incluso les dijo que era ''un error". Sin embargo, los santiagos ganaron y luego le dejaron el paquete cuando estalló el conflicto que produjo una gran movilización, y llegó a un paro nacional de un día en el IMSS. Intervino también para desactivar conflictos serios con los sindicatos de Petróleos Mexicanos, Luz y Fuerza, Volkswagen y las industrias azucarera, llantera y minera, así como la aeronáutica. El funcionario también tomó distancia con otros miembros del gabinete panista, cuando la mayor parte de ellos se lanzaron contra el jefe de Gobierno capitalino, Andrés Manuel López Obrador, en el asunto del desafuero.
Hijo de Salvador Abascal Infante, dirigente de la Unión Nacional Sinarquista y quien quería que fuera sacerdote, el funcionario estudió en la Escuela Libre de Derecho y se tituló con la tesis Relaciones entre el poder temporal y el poder espiritual, en la cual ''defiende a la Iglesia, se pronuncia contra el matrimonio civil, la minifalda y el amor libre, y sostiene que la democracia es una farsa de la que se ha servido la masonería en México, como en todas partes, para hacer creer a una mayoría confundida y desorientada que se está haciendo su voluntad y que ésta es forzosamente buena'', señala la periodista de La Jornada Mireya Cuéllar, en su libro Los panistas.
A su llegada a la Secretaría del Trabajo, a finales de 2000, fue criticado porque al momento de dar posesión a su equipo terminó diciendo: ''Que la Virgen de Guadalupe los ilumine y que Dios los bendiga''. Repitió la historia cuando en una reunión con sindicatos pertenecientes a la Confederación de Trabajadores de México los incitó a ''encomendarse a la Virgen de Guadalupe''.
En 2001, en la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, en su discurso Abascal hizo una referencia que levantó ámpula, ya que enfatizaba en el papel femenino como madre y ama de casa, y señalaba que deberían crearse las condiciones económicas y sociales para que la mujer que decidiera quedarse en su casa y no trabajar, lo pudiera hacer y no tuviera que laborar en la búsqueda del sustento familiar. Esta referencia, según su equipo de prensa, ''la hizo porque acaba de nacer su nieto'', pero fue interpretada como un planteamiento misógino.
Ya en ese camino, el 16 de abril de 2001 salió a la luz pública que Abascal había presentado una ''fuerte inconformidad'' ante la dirección del Instituto Félix de Jesús Rougier, donde su hija Luz del Carmen cursaba el tercer año de secundaria, porque una maestra pidió a las alumnas que leyeran la novela Aura, de Carlos Fuentes.
La indignación de Abascal por esta lectura propició que la directora del colegio pidiera la renuncia a la maestra Luz María Georgina Rábago Pérez, la cual -según manifestó en entrevistas posteriores- lo que proponía era introducir a las alumnas a la lectura de autores contemporáneos como Fuentes, García Márquez y otros.
A pesar de estas situaciones, el funcionario no se cerró a los medios y en cambio buscó remontar la imagen de un hombre exacerbadamente conservador, aun cuando siguió defendiendo su ideología y repartiendo encomiendas. Y es que el ahora secretario de Gobernación, según el libro Los Abascal, de Edgar González Ruiz, editado por Grijalbo, proviene de ''una de las principales familias que han encarnado en México las ideas del conservadurismo católico'' con una marcada tradición de honestidad, en las que sus integrantes inclusive quisieron en el pasado instaurar en el país un orden social-cristiano.